No estamos
dormidos, sino abducidos
Es como vivir en una pesadilla, darse cuenta como
nos aferramos a estado de conciencia que solo nos trae desdicha y dolor, pero
lo aceptamos en nombre de Dios que según la forma ortodoxa nos quiere como
victimas esperando que llegue el fin para darnos un premio por haber sufrido
tanto.
Es un estado
enfermizo ver que somos capaces de destruirnos a nosotros mismos por defender nuestro letargo, ya que es lo
único que conocemos y salir de nuestra pequeña caja produce un pánico
terrible.
En verdad que
todo cambio es doloroso incluso algunos dicen que existen tres formas de
iniciar el camino de retorno; 1 a través de la reflexión, pero para esto se
necesita un tramo ya recorrido; 2 a través de experiencias observadas en la
vida; 3 a través del sufrimiento que ocasiona la perdida de lo que creemos es
lo más importante en nuestras vidas.
Emprender el
camino de retorno no es fácil, pero es el más seguro saber que algún momento se
debe producir un punto de quiebre y la trayectoria será mejor entendida. Pero
que hay cuando no entendemos y seguimos mostrándonos como victimas ante la
vida, es casi como si tuviéramos varias personalidades, en cuanto se nos habla
de cambiar nos volcamos de forma violenta contra todo lo que eso significa.
Estoy seguro que
más que dormidos, estamos abducidos, obviamente no lo puedo probar pero estoy
seguro que los humanos somos alimento de algo, nuestras energías son alimento
para algo que está más allá de nuestra comprensión. Como explicar que alguien
que sufre y que permanentemente siempre en su vida encuentra una forma de
mostrarse como víctima y sufrir por ello sin mover un dedo, se aferra con uñas y diente a esa condición.
No hemos
venido aquí para salvar a nadie excepto a nosotros mismos, a sanar nuestra
mente, a tener experiencias en esta forma,
pero como entender que la vida es un espejo y que tal vez la escena que
vemos en esa persona a quien decimos querer ayudar, solo nos está mostrando la
forma de nuestra abducción. La vida es un espejo y las relaciones personales
sirven para ver nuestros propios miedos en los demás.
rab
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