jueves, 15 de enero de 2015

Me mude a mi interior



Aburrido hasta mas no poder de ver a los psicópatas de siempre repitiendo las mismas fórmulas que nunca dieron y nunca darán resultados; Cansado de levantarme todos los días en busca de dinero como sustento de la vida exterior; Abrumado de las noticias jarabe (mañana, tarde y noche)  fieles a los bolsillos de sus amos para mantener una vida que aborrecen pero que les proporciona sensación y satisfacción a sus 5 sentidos; Harto de portarme bien para que aquellos que matan y violan los derechos humanos a diarios sean tomados como referente de moralidad; Un día decidí mudarme a mi interior y tratar de vivir una vida de paz y tranquilidad dando vida real a mi ser interno, pero me lleve una enorme sorpresa, porque cuando llegue solo había un océano de aguas oscuras y putrefactas que  proyectaba tragedias a través de su guardián el ego (Caronte el barquero de la mitología griega).

Encontré que todo aquello que hasta en ese momento formaba la estructura de mi vida exterior, había tenido sus efectos en el mundo interno en una inhóspita región llamada el subconsciente donde vivían en la oscuridad total toda clase de energías que fluctuaban y que formaban el océano de aguas oscuras más tenebroso que había experimentado.  Tomé la decisión de quedarme y limpiar ese océano, más aun que mi llegada era precisamente porque afuera estaba peor.

Purificar las aguas de este océano no es tarea muy fácil que digamos eso explica porque muchos prefieren quedarse afuera y solo escuchar la voz del ego o falsa personalidad, que siempre hace creer que él es el ser que habla desde el interior y por lo tanto se debe escucharlo. Ahí adentro descubrí por qué a Santo Thomas le costó creer que el Maestro de Maestros podía caminar en esas aguas, se siente un dolor terrible y cada segundo solo dan ganas de huir y es en ese momento cuando Caronte te lanza un salva vidas y te hace creer que volviendo al espejismo de la satisfacción de los 5 sentidos estarás mejor.

No importa cuánto tardes en entender algún día irremediablemente tendrás que mudarte a tu interior encontraras a tus enemigos internos y tal vez mucha oscuridad, pero me doy cuenta que una vez que entendemos que todo es energía podrás ir recuperando el poder que nunca se perdió que solo esta eclipsado por las ilusiones de la falsa personalidad, y que con ese poder que se lo ejerce a través de la atención en lo que piensas, dices y sientes puedes usar esa energía para diluir a esos enemigos imaginarios. No hay que dorar la píldora y hacer creer que esto es fácil y que por el simple hecho de hacer la mudanza todo va a cambiar, para nada, apenas si iniciamos el camino solo que nos damos cuenta que podemos purificar esas aguas y que si es posible relacionarnos con el exterior desde otra perspectiva que tenga como base a nuestro ser interno, donde las percepciones le dan forma a nuestra realidad.

La mudanza es obligatoria, es apenas el inicio del camino; recordemos a Machado “caminante no hay camino, se hace camino al andar”.

Luz y Amor para todo el Universo.


RA.
Un Curso De Milagros

LECCIÓN 83

Repaso de las lecciones 65 - 66

Un Curso De Milagros

LECCIÓN 83

Repaso de las lecciones 65 - 66

Hoy repasamos estas ideas:
(65) Mi única función es la que Dios me dio.
No tengo otra función salvo la que Dios me dio. Este reconocimiento me libera de todo conflicto porque significa que no puedo tener metas conflictivas. Al tener un solo propósito, siempre estoy seguro de lo que debo hacer, de lo que debo decir y de lo que debo pensar. Toda duda no puede sino desaparecer cuando reconozco que mi única función es la que Dios me dio.
Las aplicaciones más concretas de esta idea podrían hacerse con las siguientes variaciones:
Mi percepción de esto no altera mi función.
Esto no me confiere una función distinta de la que Dios me dio.
No me valdré de esto para justificar una función que Dios no me dio.
(66) Mi función y mi felicidad son una.
Todas las cosas que proceden de Dios son una. Proceden de la Unicidad* y tienen que ser recibidas cual una sola. Desempeñar mi función es mi felicidad porque ambas cosas proceden de la misma Fuente. Y debo aprender a reconocer lo que me hace feliz, si es que he de encontrar la felicidad.
Algunas variaciones útiles para aplicar concretamente esta idea podrían ser:
Esto no puede separar mi felicidad de mi función.
La unidad que existe entre mi felicidad y mi función no se ve afectada en modo alguno por esto.
Nada, incluido esto, puede justificar la ilusión de que Puedo ser feliz si dejo de cumplir mi función.

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