lunes, 25 de enero de 2016


Salvador Freixedo
EL MUNDO AL REVÉS
“El mundo al revés” es una frase que surge con determinada frecuencia en los últimos años, sobre todo, cuando escuchamos o leemos noticias en las que la falta de sentido común se hace notar. He aquí el enunciado de unas cuantas de los últimos dos años, como ejemplo:
Una madre a quien separan de su hijo por darle un cachete; un padre que es privado de su casa y de sus hijos por una acusación falsa de malos tratos por parte de una esposa infiel; un alumno que le escupe a una profesora al tiempo que le llama puta; un padre que agrede a un profesor por haber suspendido a su hijo; niños que maltratan a sus padres; padres que denuncian a sus hijos por agresión; un padre que pasa la noche en el calabozo tras ser denunciado por su hija adolescente por encerrarla en la habitación; hijos que “echan” de casa a sus padres porque quieren llevar a su novia el fin de semana; madres que no pueden entrar en el cuarto de sus hijos ni ordenar sus cajones porque se considera intrusión en la intimidad; manifestaciones públicas a favor de la pornografía y la prostitución como “un trabajo tan digno como otro”; opiniones públicas en contra de que los padres controlen lo que ven sus hijos menores en Internet porque vulneran su derecho a la libertad; defensa de una profesora que por las noches era striper y hacía pornografía en sus horas libres; sentencias condenatorias a padres que deben pasar una pensión a bigardos de treinta años.
Son temas cotidianos que aunque puedan parecer menores no lo son en realidad. Muchos de ellos afectan a la convivencia familiar, a la relación entre padres e hijos, en definitiva a la familia. Y como las políticas familiares del NOM establecen que “lo privado” no existe y que los problemas familiares deben ser públicos, el Estado se arroga la total libertad para tutelar, imponer, educar y manipular a su antojo. Es el viejo sueño totalitario. Fascismo puro. ¡Y vamos camino de la gran dictadura global, incluso en los detalles más nimios e íntimos!
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MULTA POR UNA COLLEJA (Soneto)
Por una sola colleja bien dada,
que un buen padre le dio a un hijo insolente,
sentenció multa un juez incompetente
de esos jueces progres de la última hornada.
La justicia es ahora sofisticada;
le da un castigo a un padre muy consciente,
y al político que roba impunemente
no le hace absolutamente nada.
Un cachete en el momento apropiado
es pedagogía sana y completa,
por mucho que lo tengan condenado
los progres psicólogos a la violeta.
Ya apesta tanto buenismo y memez.
¿No se merece un cachete este juez?
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