martes, 15 de abril de 2014

Evolución Consciente
SANADO EL ADN TERRENAL
Hay una parte de nuestro ADN orientado hacia la tierra. El ADN que estudian los científicos y que representa la raza humana y su evolución a través de los tiempos. Otra parte está orientada hacia el Universo, el lado espiritual. El ser humano, en su estado puro, represente el perfecto equilibrio entre ambos planos, lo terrenal y lo espiritual.
En una situación de equilibrio, las partes espirituales y terrenales de nuestro ADN están en contacto, la parte espiritual dirige y guía la parte terrenal. De ese modo, somos seres de luz guiando un cuerpo terrenal. Pero hemos perdido ese contacto, y por eso nuestro ADN está enfermo. Nos hemos desconectado de esa parte espiritual de la doble helice.
El concepto de sanación es convertirnos en el punto intermedio entre el cielo y la tierra. Entre el 'TODO' del Universo y el 'AMOR' de la Tierra. Cuando sanamos nuestro ADN, nos conectamos con la parte espiritual para sanar la parte terrenal, abandonando los patrones heredados del pasado que nos hacen enfermar tanto físicamente como emocionalmente.

Los obstáculos a la paz

Vídeo del capítulo 19. IV. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 19

Los obstáculos a la paz

A medida que la paz comience a extenderse desde lo más profundo de tu ser para abarcar a toda la Filiación y ofrecerle descanso, se topará con muchos obstáculos. Algunos de ellos los tratarás de imponer tú. Otros, parecerán provenir de otras partes: de tus hermanos, o de diversos aspectos del mundo externo. La paz, no obstante, los envolverá dulcemente a todos, extendiéndose más allá de ellos sin obstrucción alguna. La extensión del propósito del Espíritu Santo desde tu relación a otras personas para incluirlas amorosamente dentro de ella, es la manera en que Él armonizará medios y fin. La paz que Él ha depositado, muy hondo dentro de ti y tu hermano, se extenderá quedamente a cada aspecto de vuestras vidas, rodeándoos a ambos de radiante felicidad y con la sosegada certeza de que gozáis de absoluta protección. Y vosotros llevaréis su mensaje de amor, seguridad y libertad a todo aquel que se acerque a vuestro templo, donde la curación le espera. No tendréis que esperar para darle esto, pues le llamaréis y él os responderá, reconociendo en vuestra llamada la Llamada a Dios. Y vosotros lo albergaréis y le daréis descanso tal como se os dio a vosotros.
Todo esto es lo que harás. Para ello, no obstante, la paz que ya mora en lo más profundo de tu ser debe primero expandirse y transponer los obstáculos que situaste ante ella. Esto es lo que harás, pues nada que se emprenda con el Espíritu Santo queda inconcluso. No puedes estar seguro de nada de lo que ves fuera de ti, pero de esto sí puedes estar seguro: el Espíritu Santo te pide que le ofrezcas un lugar de reposo donde tú puedas descansar en Él. Él te contestó, y entró a formar parte de vuestra relación. ¿No quieres corresponder a Su gracia, y entablar una relación con Él? Pues fue Él quien le confirió a tu relación el regalo de la santidad, sin la cual te habría resultado eternamente imposible apreciar a tu hermano.
Él sólo te pide que aceptes por Él la gratitud que le debes. y cuando contemplas a tu hermano con infinita benevolencia, lo estás contemplando a Él. Pues estás mirando allí donde Él está, y no donde no está. No puedes ver al Espíritu Santo, pero puedes ver a tus hermanos correctamente. y la luz en ellos te mostrará todo lo que necesites ver. Cuando la paz que mora en ti se haya extendido hasta abarcar a todo el mundo, la función del Espíritu Santo aquí se habrá consumado. ¿Qué necesidad habrá de ver entonces? Cuando Dios Mismo haya dado el paso final, el Espíritu Santo reunirá todas las gracias que le hayas dado y toda la gratitud que le hayas ofrecido, y las depositará dulcemente ante Su Creador en el nombre de Su santísimo Hijo. Y el Padre las aceptará en Su Nombre. ¿Qué necesidad hay de ver, en presencia de Su gratitud?
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