miércoles, 14 de mayo de 2014


¿Cuál Verdad?
La verdad de que vivimos defendiendo creencias falsas que nos causan dolor y sufrimiento, que confundimos, el placer y la diversión con la felicidad, que creemos que hay que buscar la felicidad, que hay algo que tenemos que conseguir para poder ser felices, que hay algo que tenemos que hacer, que hay algo que tenemos que tener para poder alcanzar la Felicidad.
Creencias falsas que nos hacen compórtanos como necios y tontos, por eso sufrimos y nos enfermamos.
Como mentes egoicas hemos sido adormecidos por creencias, por ideas y paradigmas heredados de la familia, la sociedad, el gobierno, la escuela y la religión con que nacemos y crecemos.
Nuestro entorno nos han programado a creer mentiras basadas en el miedos, y de esa forma nos hemos convertido en lo que creemos y ahora somos como robots tratando de conseguir aquello para lo que nos programaron, sin darnos cuenta que esa es la trampa, estar haciendo cosas que a todas luces nos llevan al dolor y al sufrimiento a largo plazo.
Cada uno de estos aspectos en la vida ha sido en parte como un gran programa (Matrix) diseñado para mantenernos dormidos-desconectados-fragmentados-separados de la vida-dios-unidad-salud-paz-felicidad-armonía-equilibrio- amor que ya somos y que siempre hemos sido, solo que las creencias falsas son tan fuertes que nos mantienen viviendo en un mundo de ilusiones y mentiras las cuales defendemos como si fueran la verdad.
Cada ser humano se convierte en lo que cree, y cree que lo que cree, es la verdad, no se da cuenta de que se a convertido en creencias en ilusiones, en sueños, en fantasías, a esto se le llama estar dormido, ser tus creencias y creer que lo que crees es verdad.
Muchas de estas creencias están basadas en el miedo, miedo a la soledad, miedo al abandono, miedo a fallar, miedo a fracasar etc. las personas hacen todo lo que sea posible por hacer cosas para tratar de no sentir estos miedos, buscan reconocimiento, buscan fama, riqueza, pareja, etc. Tratando de no sentir la soledad y el abandono hacemos miles de cosas que a la larga no nos servirán de nada.
Es decir la mayoría de las cosas que hacemos no las hacemos con el propósito de ser libres, Felices, abundantes, las hacemos tratando de no sentir la soledad, de no sentir el abandono, de no sentir la escases, de no sentir el miedo y quedamos esclavos de esos miedos que son quienes nos controlan y defendemos estas ideas como nuestras verdades más sagradas.
Creemos que allá afuera hay algo ó alguien que nos sanará, que nos salvará, que nos despertará, un gurú, un político, un extraterrestre, un mesías, un ángel, una sustancia mágica, una formula, un conocimiento, etc.
La Verdad, la Verdad es que estamos siendo lo que creemos, lo que pensamos, lo que hacemos, lo que decimos en el aquí y el ahora, en este eterno presente en el que estás leyendo este escrito, sabe, no hay pasado, no hay futuro, nuestra felicidad está aquí y ahora en este preciso momento, solo que no podemos sentirla porque inconscientemente estamos divagando en nuestras falsas creencias, en nuestras falsas ideas y paradigmas.
Para poder darte cuenta, y volver a sentir lo que realmente eres, es importante que comprendas que desde niño empezaste a divagar en tus pensamientos, en tus creencias, en tus ideas y te fuiste identificando y convirtiendo en ellas, ahora solo sientes que eres esas creencias, esas ideas, ¿Pero sabes una cosa?, tú no eres tus creencias, no eres tus ideas, no eres tu pasado, no eres tus memorias. Hay una parte de ti, aun limpia, neutra, prístina, pura, sin contaminarse, si logras sentirte desde esa parte de tí, conocerás la verdad y la verdad te hará libre, libre del dolor, libre de preocupaciones, libre de sufrimiento.
Es hora de empezar a reconocer esta verdad en toda su esplendorosa perfección.
Así que a través de este correo te hago la invitación para “regresar” a casa, “regresar” al amor sin condiciones, dejar las creencias con las que hemos vivido durante “siglos”, de malos y buenos, purgatorios, castigos, culpables, karmas, condenaciones, negaciones, etc. Etc.
El SER UNO
EL ALINEAMIENTO CÓSMICO… “En los próximos 7.000 años muchos cambios y transformaciones físicas y mentales se habrán efectuado. Ustedes ya no serán los mismos de hoy y todos aquellos que vibren en altas frecuencias energéticas tendrán las mismas oportunidades en el desarrollo evolutivo y de elevación. EL ALINEAMIENTO CÓSMICO comenzará exactamente el 7 de julio de 2014. La suma de estos números da como resultado el número 7, y forma el 777. Si multiplicamos 7 x 7 x 7 = 343 = 10. Es el círculo que se cierra; una nueva era comenzará. Ustedes, en realidad, son —de adentro hacia afuera— el número 7 en el campo antimateria (pensamientos); de afuera para adentro, el número 3 en el campo material.
NÚMERO SIETE - Son siete las profecías mayas. Son siete los planetas de Ayaplianos-humanos. Son siete los grados de la perfección. Son siete las esferas celestes. Son siete las jerarquías angélicas. El siete era, para los egipcios, la vida eterna. El siete simboliza la totalidad del espacio y del tiempo. Son siete los colores del arco iris. Son siete las hermanas, las Pléyades. El siete representa el dinamismo universal. El siete es el número de la universalidad. Son siete los grados de la conciencia. Son siete las etapas de la evolución. Así, podríamos enumerar infinitamente el significado del número siete. Es este el número que regirá al planeta y a los seres que los habitan en el inicio del alineamiento cósmico.
¿CUÁL ES EL VERDADERO SIGNIFICADO DEL ALINEAMIENTO CÓSMICO? ¿QUÉ SIGNIFICA PARA NOSOTROS ESTAR “ALINEADOS” MENTALMENTE CON LAS CUATRO DIMENSIONES?... Para entender a EL SER UNO y para que ustedes se perciban, primero deberán conocer y penetrar en lo más profundo de sus mentes. El Ser Uno es una mente gigantesca, donde sus más íntimos y recónditos pensamientos funcionan. Él, al igual que todos los seres pensantes del Universo, agrupa en su mente millones de energías-pensamientos cuya materia prima necesita para formar sus ideas. Estas ideas no surgen de un momento a otro: primero nace el deseo creador y de él emanan las ideas de plasmación y ejecución.
Cuando surgen estas ideas ellas son analizadas, sopesadas y desglosadas. Deberán ser intensamente estudiadas y así saber todo lo concerniente a su proceso y ejecución. Por consiguiente, la mente del Ser Uno tendrá que poseer en sí misma todas las informaciones acumuladas de su deseo causa, que posteriormente redundará en el deseo efecto universal. La mente universal, a diferencia de ustedes, tiene el conocimiento y el orden absoluto de sus deseos creaciones. El Ser Uno no falla jamás en la continuidad y correlación de sus ideas y pensamientos.
Todo en su mente está perfectamente ordenado y calculado, de tal manera que nunca podremos decir que tiene olvido, confusión, distracción, atolondramiento, omisión, extravío y despiste con referencia a su continuidad y al conocimiento global de sí mismo. Con esta explicación queremos que entiendan que la alineación de ustedes con la mente universal implica que se colocarán en el lugar perfecto por el conocimiento, entendimiento y amor que los caracterizará. Hoy en día ustedes se encuentran en el subconsciente de la mente universal; no tienen un lugar específico, pululan de un sitio a otro en tal desorden, que ni nosotros mismos sabemos dónde están o a qué lugar pertenecen.
Por esta razón se está anunciando en el planeta la época de la cosecha. Eso significa que ustedes tendrán que separar y diferenciar la frecuencia, el ritmo y la vibración de sus energías-pensamientos para poder alinearse con la mente universal, y entrar a formar parte del concepto cósmico de existencia y de realidad. Lo que hoy en día les parece mágico, adivinatorio, extrasensorial, parapsicológico o metafísico, en los próximos 7.000 años será totalmente normal, porque los niños que ustedes llaman cristales e índigos y que hoy consideran seres extraordinarios serán completamente comunes: todos los seres del planeta lo serán. Son cuatro zonas, cuatro centros energéticos y cuatro dimensiones que se unirán formando un solo cuerpo energético”… EL SER UNO III – Los Seramitas – El Camino de Regreso.

Somos responsables de lo que vemos

Vídeo del capítulo 21. II. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 21

Somos responsables de lo que vemos

Hemos repetido cuán poco se te pide para que aprendas este curso. Es la misma pequeña dosis de buena voluntad que necesitas para que toda tu relación se transforme en dicha; el pequeño regalo que le ofreces al Espíritu Santo a cambio del cual Él te da todo; lo poco sobre lo que se basa la salvación; el pequeño cambio de mentalidad por el que la crucifixión se transforma en resurrección. Y puesto que es cierto, es tan simple que es imposible que no se entienda perfectamente. Puede ser rechazado, pero no es ambiguo. Y si decides oponerte a ello, no es porque sea incomprensible, sino más bien porque ese pequeño costo parece ser, a tu juicio, un precio demasiado alto para pagar por la paz.
Esto es lo único que tienes que hacer para que se te conceda la visión, la felicidad, la liberación del dolor y el escape del pecado. Di únicamente esto, pero dilo de todo corazón y sin reservas, pues en ello radica el poder de la salvación:
  • Soy responsable de lo que veo.
  • Elijo los sentimientos que experimento y decido
    el objetivo que quiero alcanzar.
  • Y todo lo que parece sucederme yo mismo lo he
    pedido, y se me concede tal como lo pedí.
  • No te engañes por más tiempo pensando que eres impotente ante lo que se te hace. Reconoce únicamente que estabas equivocado, y todos los efectos de tus errores desaparecerán.
    Es imposible que el Hijo de Dios pueda ser controlado por sucesos externos a él. Es imposible que él mismo no haya elegido las cosas que le suceden. Su poder de decisión es lo que determina cada situación en la que parece encontrarse, ya sea por casualidad o por coincidencia. Y ni las coincidencias ni las casualidades son posibles en el universo tal como Dios lo creó, fuera del cual no existe nada. Si sufres es porque decidiste que tu meta era el pecado. Si eres feliz, es porque pusiste tu poder de decisión en manos de Aquel que no puede sino decidir a favor de Dios por ti. Este es el pequeño regalo que le ofreces al Espíritu Santo, y hasta esto Él te da para que te lo des a ti mismo. Pues mediante este regalo se te concede el poder de liberar a tu salvador para que él a su vez te pueda dar la salvación a ti.
    No resientas tener que dar esta pequeña ofrenda. Pues si no la das seguirás viendo el mundo tal como lo ves ahora. Mas si la das, todo lo que ves desaparecerá junto con él. Nunca se dio tanto a cambio de tan poco. Este intercambio se efectúa y se conserva en el instante santo. Ahí, el mundo que no deseas se lleva ante el que sí deseas. Y el mundo que sí deseas se te concede, puesto que lo deseas. Mas para que esto tenga lugar, debes primero reconocer el poder de tu deseo. Tienes que aceptar su fuerza, no su debilidad. Tienes que percibir que lo que es tan poderoso como para construir todo un mundo puede también abandonarlo, y puede así mismo aceptar corrección si está dispuesto a reconocer que estaba equivocado.
    El mundo que ves no es sino el testigo fútil de que tenías razón. Es un testigo demente. Tú le enseñaste cuál tenía que ser su testimonio, y cuando te lo repitió, lo escuchaste y te convenciste a ti mismo de que lo que decía haber visto era verdad. Has sido tú quien se ha causado todo esto a sí mismo. Sólo con que comprendieses esto, comprenderías también cuán circular es el razonamiento en que se basa tu "visión". Eso no fue algo que se te dio. Ése fue el regalo que tú te hiciste a ti mismo y que le hiciste a tu hermano. Accede, entonces, a que se le quite y a que sea reemplazado por la verdad. Y a medida que observes el cambio que tiene lugar en él, se te concederá poder verlo en ti mismo.
    Tal vez no veas la necesidad de hacer esta pequeña ofrenda. Si ése es el caso, examina más detenidamente lo que dicha ofrenda representa. Y no veas en ella otra cosa que el absoluto intercambio de la separación por la salvación. El ego no es más que la idea de que es posible que al Hijo de Dios le puedan suceder cosas en contra de su voluntad, y, por ende, en contra de la Voluntad de su Creador, la cual no puede estar separada de la suya. Con esta idea fue con lo que el Hijo de Dios reemplazó su voluntad, en rebelión demente contra lo que no puede sino ser eterno. Dicha idea es la declaración de que él puede privar a Dios de Su poder y quedarse con él para sí mismo, privándose de este modo de lo que Dios dispuso para él. Y es esta descabellada idea la que has entrenado en tus altares y a la que rindes culto. Y todo lo que supone una amenaza para ella parece atacar tu fe, pues en ella es donde la has depositado. No pienses que te falta fe, pues tu creencia y confianza en dicha idea son ciertamente firmes.
    El Espíritu Santo puede hacer que tengas fe en la santidad, y darte visión para que la puedas ver fácilmente. Mas no has dejado libre y despejado el altar donde a estos dones les corresponde estar. Y donde ellos debieran estar, has colocado tus ídolos, los cuales has consagrado a otra cosa. A esa otra "voluntad" que parece decirte lo que ha de ocurrir, le confieres realidad. Por lo tanto, aquello que te demostraría lo contrario no puede por menos que parecerte irreal. Lo único que se te pide es que le hagas sitio a la verdad. No se te pide que inventes o que hagas lo que está más allá de tu entendimiento. Lo único que se te pide es que dejes entrar a la verdad, que ceses de interferir en lo que ha de acontecer de por si y que reconozcas nuevamente la presencia de lo que creíste haber desechado.
    Accede, aunque sólo sea por un instante, a dejar tus altares libres de lo que habías depositado en ellos, y no podrás sino ver lo que realmente se encuentra allí. El instante santo no es un instante de creación, sino de reconocimiento. Pues el reconocimiento procede de la visión y de la suspensión de todo juicio. Sólo entonces es posible mirar dentro de uno mismo y ver lo que no puede sino estar allí, claramente a la vista y completamente independiente de cualquier inferencia o juicio. Deshacer no es tu función, pero sí depende de ti el que le des la bienvenida o no. La fe y el deseo van de la mano, pues todo el mundo cree en lo que desea.
    Ya hemos dicho que hacerse ilusiones es la manera en que el ego lidia con lo que desea para tratar de convertirlo en realidad. No hay mejor demostración del poder del deseo, y, por ende, de la fe, para hacer que sus objetivos parezcan reales y posibles. La fe en lo irreal conduce a que se tengan que hacer ajustes en la realidad para que se amolde al objetivo de la locura. El objetivo del pecado induce a la percepción de un mundo temible para justificar su propósito. Verás aquello que desees ver. Y si la realidad de lo que ves es falsa, lo defenderás no dándote cuenta de todos los ajustes que has tenido que hacer para que ello sea como lo ves.
    Cuando se niega la visión, la confusión entre causa y efecto es inevitable. El propósito ahora es mantener la causa oculta del efecto y hacer que el efecto parezca ser la causa. Esta aparente autonomía del efecto permite que se le considere algo independiente, y capaz de ser la causa de los sucesos y sentimientos que su hacedor cree que el efecto suscita. Anteriormente hablamos de tu deseo de crear a tu propio creador, y de ser el padre y no el hijo de él. Éste es el mismo deseo. El Hijo es el efecto que quiere negar a su Causa. Y así, él parece ser la causa y producir efectos reales. Pero lo cierto es que no puede haber efectos sin causa, y confundir ambas cosas es simplemente no entender ninguna de las dos.
    Es tan esencial que reconozcas que tú has fabricado el mundo que ves, como que reconozcas que tú no te creaste a ti mismo. Pues se trata del mismo error. Nada que tu Creador no haya creado puede ejercer influencia alguna sobre ti. Y si crees que lo que hiciste puede dictarte lo que debes ver y sentir, y tienes fe en que puede hacerlo, estás negando a tu Creador y creyendo que tú te hiciste a ti mismo. Pues si crees que el mundo que construiste tiene el poder de hacer de ti lo que se le antoje, estás confundiendo Padre e Hijo, Fuente y efecto.
    Las creaciones del Hijo son semejantes a las de su Padre. Mas al crearlas, el Hijo no se engaña a sí mismo pensando que él es independiente de su Fuente. Su unión con Ella es la Fuente de su capacidad para crear. Aparte de esto no tiene poder para crear, y lo que hace no significa nada, no altera nada en la creación, depende enteramente de la locura de su hacedor y ni siquiera podría servir para justificarla. Tu hermano cree que él fabricó el mundo junto contigo. De este modo, niega la creación. Y cree, al igual que tú, que el mundo que fabricó lo engendró a él. De este modo, niega haberlo fabricado.
    Mas la verdad es que tanto tú como él fuisteis creados por un Padre amoroso, que os creó juntos y como uno Solo. Ve lo que “prueba” lo contrario, y estarás negando toda tu realidad. Reconoce en cambio que fuiste tú quien fabricó todo lo que aparentemente se interpone entre tú y tu hermano y os mantiene separados al uno del otro, y a los dos de vuestro Padre, y tu instante de liberación habrá llegado. Todos los efectos de eso que hiciste desaparecerán porque su fuente se habrá puesto al descubierto. La aparente autonomía de su fuente es lo que te mantiene prisionero. Ése es el mismo error que pensar que eres independiente de la Fuente mediante la cual fuiste creado, y que nunca has abandonado.
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