El deseo de
sufrir
A simple vista parecería que es cosa de locos el desear
sufrir pero cuando emprendemos el camino de regreso vemos que es perfectamente
posible (no necesariamente correcto) el desear sufrir. Los seres humanos
tenemos apenas un 5% de nuestra conciencia despierta y el 95% restante se
encuentra en el llamado subconsciente, partiendo de este simple hecho que puede
variar en cantidades para uno u otro lado pero siempre favor de la parte no
consiente, podemos fácilmente comprender que todos nuestros actos son programas
ya establecidos que nos conducen a una vida repetitiva siendo apenas consciente
de ello.
La rutina, el desánimo, la perdida de interés por el futuro,
el cansancio mental y existencial , los continuos fracasos son factores que influyen
determinante mente a una automatización de la vida así como también una vida
cómoda sin desafíos y metas que alcanzar. Pero independientemente de cual sea
el carácter de nuestra vida en nuestra mente no consciente existen programas instalados,
por lo que debemos encontrar las herramientas necesarias para accesar a ellos y
tratar de modificarlos. En algunos casos estos programas son necesarios por
ejemplo para manejar un vehículo, levantarse en la mañana, escribir, realizar
parte de nuestro trabajo diario y mucho más, pero es obvio que nos referimos
aquellos programas que no nos dejan llevar una vida equilibrada y que a fuerza
de repetición se manifiestan muchas veces como defectos de conducta, vicios y
formas de autodestrucción.
Recurramos aun ejemplo, una persona que se ha desarrollado
en un ambiente de violencia verbal, física o psicológica es una persona que
tendrá grabado en su mente no consciente información que le lleva siempre a
buscar escenarios de sufrimiento, de manera No consciente buscara siempre
alimentar esa parte de sus energías no comprendidas y digo no comprendidas
porque en su parte consciente 5%, esta misma persona negara que su deseo es
sufrir, apenas se dará cuenta que tiene tendencias a buscar complicarse la
vida.
Los factores físicos y psicológicos que determinan la
condición o la adicción al sufrimiento tienen al igual que todo en nuestra
existencia, su origen en la energía, todo en nosotros es energía y si queremos
entender la creación debemos pensar en energía, vibración y frecuencia. La
materia es energía en forma sólida, palpable, visible al igual que los tres
estados del agua, es una forma de manifestación acorde a la vibración
electromagnética, gravedad y una serie de condiciones atmosféricas; partiendo
de allí todo lo que sale y entra en nosotros desde la forma palpable de energía
como los alimentos, pasando por los pensamientos, emociones y sentimientos son
diferentes forma de expresión de la energía primigenia de la cual esta hacha la
creación divina.
El cuerpo humano está compuesto de 50 billones de células
(Biología de la Creencia Dr. Bruce Lipton), las mismas se asemejan una super
población interna de nuestro cuerpo, es decir somos un micro universo, cada
célula o grupo de ellas es una forma de energía grabada con una información
genética que nos da nuestras características pero que también responden al
estímulo que producen nuestras percepciones externas de la vida diaria. De ahí en adelante no es muy difícil entender
que si un ser humano está acostumbrado a una vida de vicisitudes
consecuentemente la información que graba en sus células es perjudicial y con
ello se afecta de manera íntegra, al
alimentar su población celular con información energética de conflictos
y todo tipo de desesperanzas por más ligera que estas sean, está moldeando su
vida puesto que si hablamos de energías es lógico que desde su parte no
consciente sus células constantemente van a enviar señales a su cerebro para
que este las alimente con la energía correspondiente, escenarios de conflictos.
Por qué es importante entrar a nuestra parte no consciente
es lógico, evidente y por demás entendible que mientras más conscientes estemos
de nuestras actitudes, respuestas a las experiencias de la vida, forma de
pensar en varios escenarios, pensamientos repetitivos, deseos y anhelos,
estaremos en capacidad de determinar qué tipo de información y energía le
estamos enviando a nuestras células y por ende sabremos qué tipo de vibración
tenemos. La vida cotidiana no nos deja mucho tiempo para ocuparnos de nosotros
mismos a nivel interno pues nuestras urgencias están en el mundo exterior y le
dejamos esta parte a los facultativos de la salud, pero esto solo es uno más de
nuestros paradigmas que tenemos que transcender, es información que tenemos que
traer a la luz de la conciencia si queremos ser partícipes consciente de la creación
de nuestra vida.
No se trata solamente de arreglar la parte externa, sabemos
que el verdadero valor está en la fuerza espiritual porque al final de todo es
lo único que va a transcender con nosotros. Cuando se está en el camino de
regreso lo interno cobra un valor indispensable y es cuando nos damos cuenta
que hemos vivido dormidos dejando que todo lo exterior se imponga como la única
realidad posible.
Mantenerse vigilante
de nuestros pensamientos, emociones y reacciones es incuestionable; el análisis
honesto profundo en nosotros mismos es la herramienta adecuada para saber qué
tipo de vida estoy llevando, ser consciente que si bien es cierto no vamos
alcanzar nuestra perfección en una vida, no es menos verdad que el objetivo de
la vida en buscar la depuración de nuestra alma-espíritu a través del trabajo interno.
RA.