jueves, 24 de abril de 2014


Fin a la hegemonía mundial de EE.UU.: Cinco candidatos para reemplazarlo

EE.UU. perderá su hegemonía internacional y entre los años 2070 y 2080 tendrá lugar la III Guerra Mundial, calcula el futurólogo brasileño Paulo Vicente Alves, de la escuela de negocios Fundação Dom Cabral.
En un artículo en el diario 'The Financial Times', Alves explica que su conclusión se basa en la combinación de dos teorías de ciclos históricos de la economía. Una es la teoría de estabilidad hegemónica, que dice que el mundo es estable solo cuando tiene un líder y este líder cambia cada 100-140 años. Antes fue el Imperio británico y ahora es EE.UU. La otra es la teoría de las ondas de Kondrátiev que divide la moderna economía mundial capitalista en fluctuaciones cíclicas de entre 47 y 60 años de duración: al inicio de un ciclo el desarrollo de nuevas tecnologías causa un auge económico, luego el crecimiento se ralentiza y llega una crisis. Después todo vuelve a repetirse. Al analizar las dos teorías, Alves compuso un pronóstico para el siglo XXI y lo dividió en cuatro actos.

Acto I: La crisis de la década de 2020

Durante los próximos cuatro años el mundo liderado por EE.UU. permanecerá en la subfase de agotamiento. En 2018 la situación se agravará aún más y empezará la crisis. Habrá 'guerras' por el petróleo, los metales y el agua en América del Sur, África y Oceanía que durarán hasta 2030. Las causas son los cinco problemas básicos de un estado moderno: un sistema de pensiones inestable, el aumento de los precios de la energía, el aumento de los precios del agua y los alimentos, una gestión pública ineficiente y el aumento del número de conflictos militares y culturales.

Acto II: La revolución tecnológica de los 2040

A partir de 2030 en un mundo todavía bajo la hegemonía de Washington empezará un período de recuperación basado en robots, intelecto artificial, biotecnologías, energía verde o tecnologías espaciales (o todo ello junto). Como resultado, entre los años 2042 y 2055 tendrá lugar una expansión de EE.UU. y un auge económico internacional. Sin embargo, la prosperidad financiera volverá a desvanecerse después: la nueva fase de agotamiento durará hasta el año 2067 y coincidirá con la última etapa de la hegemonía mundial de Washington.

Acto IIILas guerras mundiales de los 2070-2080

En 2067 empezará una profunda crisis y la fase de transición en la que EE.UU. empezará a perder su liderazgo a nivel global. Será un período de caos y conflictos bélicos internacionales de mayor escala. Según Alves, las guerras se deberán, por una parte, a las contradicciones entre el desarrollo que aumenta el consumo de energía y recursos, y la preservación. Por otra parte, es posible un auge de la inteligencia artificial y la manipulación genética, lo que resultará en una crisis de identidad humana y derechos civiles para esta inteligencia artificial.

De estos conflictos se originarán tecnologías nuevas que desembocaran en soluciones nuevas, asegura el futurólogo. En 2080 empezará un período de recuperación.

Acto IV: ¿Quién será el nuevo líder mundial después de EE.UU.?

En 2092 la recuperación triunfará y dará lugar a una etapa de nueva expansión. Pero esta vez el estado hegemónico será otro, no EE.UU.

A finales del siglo XXI serán los paneles solares los que abastecerán al mundo con energía, mientras que la fuente crucial de agua y metales serán los asteroides conectados con la Tierra, lo más probable mediante ascensores espaciales. Por ello el control del Ecuador terrestre será crucial para el liderazgo en el futuro, deduce Alves. Otro factor importante es que no se ha formado por completo durante el período anterior un nuevo poder hegemónico. Según el analista, hay 5 candidatos posibles que corresponden a todas estas características.

Estados Unidos de Europa


Europa puede convertirse en una sola nación que abarque, además, los territorios de África del Norte y una parte de Oriente Medio. El acceso al Ecuador podría ser a través de la Guayana Francesa que seguirá siendo departamento francés de ultramar: hoy en día es formalmente parte de la Unión Europea como Región Ultraperiférica y se ubica en la costa norte de América del Sur, entre Brasil y Surinam, limitando al norte con el océano Atlántico.

Un EE.UU. absorbido por México


La integración continua de las Américas y la expansión de la población hispana en EE.UU. resultará en una fusión de EE.UU. con México y, probablemente, con algunas naciones más del Caribe. El acceso al Ecuador terrestre puede ubicarse en Amapá, al norte de Brasil, o en el país del mismo nombre, Ecuador.

China y sus colonias nuevas


La alta demanda por parte de China de energía, alimentos, agua y minerales la está empujando hacia África, América del Sur y Oceanía, lo que puede resultar en su integración. Los vínculos posibles con el espacio podrían establecerse en Kenia, Sumatra y Borneo.

La India y sus colonias nuevas


La India tiene una situación similar a la de China. Está expandiéndose hacia África, América del Sur y Oceanía, y de nuevo Kenia, Sumatra y Borneo pueden convertirse en sus vínculos con el Ecuador.

Una Brasil expandida por Sudamérica


Brasil se está expandiendo demográficamente y comercialmente por América del Sur, lo que podría resultar en una integración demográfica y comercial. Un día puede resultar también en una integración política.


Texto completo en: http://actualidad.rt.com


Un Curso De Milagros

Capítulo 19

B. El segundo obstáculo:
i. La atracción del dolor

Tu pequeño papel consiste únicamente en entregarle al Espíritu Santo la idea del sacrificio en su totalidad y aceptar la paz que Él te ofrece a cambio sin imponer ningún límite que impida su extensión, lo cual limitaría tu conciencia de ella. Pues lo que Él otorga tiene que extenderse si quieres disponer de su poder ilimitado y utilizarlo para liberar al Hijo de Dios. No es de este poder de lo que quieres deshacerte, y, puesto que ya dispones de él, no puedes limitarlo. Si la paz no tiene hogar, tampoco lo tenemos ni tú ni yo. Y aquel que es nuestro hogar se queda sin hogar junto con nosotros. ¿Es eso lo que quieres? ¿Deseas ser un eterno vagabundo en busca de paz? ¿Pondrías tus esperanzas de paz y felicidad en lo que no puede sino fracasar?
Tener fe en lo eterno está siempre justificado, pues lo eterno es siempre benévolo, infinitamente paciente y totalmente amoroso. Te aceptará totalmente y te colmará de paz. Pero sólo se puede unir a lo que ya está en paz dentro de ti, lo cual es tan inmortal como lo es lo eterno. El cuerpo no puede proporcionarte ni paz ni desasosiego, ni alegría ni dolor. Es un medio, no un fin. De por sí no tiene ningún propósito, sino sólo el que se le atribuye. El cuerpo parecerá ser aquello que constituya el medio para alcanzar el objetivo que tú le asignes. Solo la mente puede fijar propósitos, y sólo la mente puede discernir los medios necesarios para su logro, así como justificar su uso. Tanto la paz como la culpabilidad son estados mentales que se pueden alcanzar. Y esos estados son el hogar de la emoción que los suscita, que, por consiguiente, es compatible con ellos.
Examina, entonces, qué es lo que es compatible contigo. Ésta es la elección que tienes ante ti, y es una elección libre. Mas todo lo que radica en ella vendrá con ella, y lo que crees ser jamás puede estar separado de ella. El cuerpo aparenta ser el gran traidor de la fe. En él residen la desilusión y las semillas de la falta de fe, mas sólo si le pides lo que no puede dar. ¿Puede ser tu error causa razonable para la depresión, la desilusión y el ataque de represalia contra lo que crees que te ha fallado? No uses tu error para justificar tu falta de fe. No has pecado, pero te has equivocado con respecto a lo que significa tener fe. Mas la corrección de tu error te dará motivos para tener fe.
Es imposible tratar de obtener placer a través del cuerpo y no hallar dolor. Es esencial que esta relación se entienda, ya que el ego la considera la prueba del pecado. En realidad no es punitiva en absoluto. Pero si es el resultado inevitable de equipararse con el cuerpo, lo cual es la invitación al dolor. Pues ello le abre las puertas al miedo, haciendo que se convierta en tu propósito. La atracción de la culpabilidad no puede sino entrar con él, y cualquier cosa que el miedo le ordene hacer al cuerpo es, por lo tanto, dolorosa. Éste compartirá el dolor de todas las ilusiones, y la ilusión de placer se experimentará como dolor.
¿No es acaso esto inevitable? El cuerpo, a las órdenes del miedo, irá en busca de culpabilidad y servirá a su amo, cuya atracción por la culpabilidad mantiene intacta toda la ilusión de su existencia. En esto consiste, pues, la atracción del dolor. Regido por esta percepción, el cuerpo se convierte en el siervo del dolor, lo persigue con un gran sentido del deber y acata la idea de que el dolor es placer. Ésta es la idea que subyace a la excesiva importancia que el ego le atribuye al cuerpo. Y mantiene oculta esta relación demente, si bien, se nutre de ella. A ti te enseña que el placer corporal es felicidad. Mas a sí mismo se susurra: "Es la muerte".
¿Por qué razón es el cuerpo tan importante para ti? Aquello de lo que se compone ciertamente no es valioso. Y es igualmente cierto que no puede sentir nada. Te transmite las sensaciones que tú deseas. Pues el cuerpo, al igual que cualquier otro medio de comunicación, recibe y transmite los mensajes que se le dan. Pero éstos le son completamente indiferentes. Todos los sentimientos con los que se revisten dichos mensajes los proporcionan el emisor y el receptor. Tanto el ego como el Espíritu Santo reconocen esto, y ambos reconocen también que aquí el emisor y el receptor son uno y lo mismo. El Espíritu Santo te dice esto con alegría. El ego te lo oculta, pues no quiere que seas consciente de ello. ¿Quién transmitiría mensajes de odio y de ataque si entendiese que se los está enviando a si mismo? ¿Quién se acusaría, se declararía culpable y se condenaría a sí mismo?
Él ego siempre proyecta sus mensajes fuera de ti, al creer que es otro y no tú el que ha de sufrir por tus mensajes de ataque y culpabilidad. E incluso si tú sufres, el otro ha de sufrir aún más. El supremo engañador reconoce que esto no es verdad, pero como "enemigo" de la paz que es, te incita a que proyectes todos tus mensajes de odio y así te liberes a ti mismo. Y para convencerte de que esto es posible, le ordena al cuerpo a que busque dolor en el ataque contra otro, lo llame placer y te lo ofrezca como tu liberación del ataque.
No hagas caso de su locura, ni creas que lo imposible es verdad. No olvides que el ego ha consagrado el cuerpo al objetivo del pecado y que tiene absoluta fe de que el cuerpo puede lograrlo. Sus sombríos discípulos entonan incesantemente alabanzas al cuerpo, en solemne celebración del poderío del ego No hay ni uno solo que no crea que sucumbir a la atracción de la culpabilidad es la manera de escaparse del dolor. Ni uno solo de ellos puede dejar de identificarse a sí mismo con su propio cuerpo, sin el cual moriría, pero dentro del cual, su muerte es igualmente inevitable.
Los discípulos del ego no se dan cuenta de que se han consagrado a sí mismos a la muerte. Se les ha ofrecido la libertad pero no la han aceptado, y lo que se ofrece se tiene también que aceptar para que sea verdaderamente dado. Pues el Espíritu Santo es también un medio de comunicación, que recibe los mensajes del Padre y se los ofrece al Hijo. Al igual que el ego, el Espíritu Santo es a la vez emisor y receptor. Pues lo que se envía a través de Él retorna a Él, buscándose a sí mismo en el trayecto y encontrando lo que busca. De igual manera, el ego encuentra la muerte que busca, y te la devuelve a ti.
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