lunes, 28 de abril de 2014

El temor a Dios

Vídeo del capítulo 19. IV. D. Un Curso de milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 19

D. El cuarto obstáculo:
El temor a Dios

¿Qué verías si no tuvieses miedo de la muerte? ¿Qué sentirías y pensarías si la muerte no te atrajese? Simplemente recordarías a tu Padre. Recordarías al Creador de la vida, la Fuente de todo lo que vive, al Padre del universo y del universo de los universos, así como de todo lo que se encuentra más allá de ellos. Y conforme esta memoria surja en tu mente, la paz tendrá todavía que superar el obstáculo final, tras el cual se consuma la salvación y al Hijo de Dios se le restituye completamente la cordura. Pues ahíacaba tu mundo.
El cuarto obstáculo a superar pende como un denso velo ante la faz de Cristo. No obstante, a medida que Su faz se revela tras él, radiante de júbilo porque Él mora en el Amor de Su Padre, la paz descorrerá suavemente el velo y se apresurará a encontrarse con Él y a unirse finalmente a Él. Pues este velo obscuro, que hace que la faz de Cristo se asemeje a la de un leproso y que los radiantes rayos del Amor de Su Padre que iluminan Su rostro con gloria parezcan chorros de sangre, se desvanecerá ante la deslumbrante luz que se encuentra más allá de él una vez que el miedo a la muerte haya desaparecido.
Este velo, que la creencia en la muerte mantiene intacto y que su atracción protege, es el más tenebroso de todos. La dedicación a la muerte y a su soberanía no es más que el voto solemne, la promesa que en secreto le hiciste al ego de jamás descorrer ese velo, de no acercarte a él y de ni siquiera sospechar que está ahí. Éste es el acuerdo secreto al que llegaste con el ego para mantener eternamente en el olvido lo que se encuentra más allá del velo. He aquí tu promesa de jamás permitir que la unión te haga abandonar la separación; la profunda amnesia en la que el recuerdo de Dios parece estar totalmente olvidado; la brecha entre tu Ser y tú: el temor a Dios, el último paso de tu disociación.
Observa cómo la creencia en la muerte parece "salvarte". Pues si ésta desapareciese, ¿a qué le podrías temer, sino a la vida? La atracción de la muerte es lo que hace que la vida parezca ser algo feo, cruel ytiránico. Tu miedo a la muerte no es mayor que el que le tienes al ego. Ambos son los amigos que tú
has elegido, ya que en tu secreta alianza con ellos has acordado no permitir que jamás se revoque el temor a Dios, de modo que pudieses contemplar la faz de Cristo y unirte a Él en Su Padre.
Cada obstáculo que la paz debe superar se salva de la misma manera: el miedo que lo originó cede ante el amor que se encuentra detrás, y así desaparece el miedo. Y lo mismo ocurre con este último obstáculo. El deseo de deshacerte de la paz y de ahuyentar el Espíritu Santo se desvanece en presencia del sereno reconocimiento de que amas a Dios. La exaltación del cuerpo se abandona en favor del espíritu, al que amas como jamás podrías haber amado al cuerpo. Y la atracción de la muerte desaparece para siempre a medida que la atracción del amor despierta en ti y te llama. Desde más allá de cada uno de los obstáculos que te impiden amar, el Amor Mismo ha llamado. Y cada uno de ellos ha sido superado mediante el poder de atracción que ejerce lo que se encuentra tras ellos. El hecho de que deseases el miedo era lo que hacía que pareciesen insuperables. Mas cuando oíste la Voz del Amor tras ellos, contestaste y ellos desaparecieron.
Y ahora te encuentras aterrorizado ante lo que juraste no volver a mirar nunca más. Bajas la vista, al recordar la promesa que les hiciste a tus "amigos". La "belleza" del pecado, la sutil atracción de la culpabilidad, la "santa" imagen encerada de la muerte y el temor de la venganza del ego a quien le juraste con sangre que no lo abandonarías, se alzan todos, y te ruegan que no levantes la mirada. Pues te das cuenta de que si miras ahí y permites que el velo se descorra, ellos desaparecerán para siempre. Todos tus "amigos", tus "protectores" y tu "hogar" se desvanecerían. No recordarías nada de lo que ahora recuerdas.
Te parece que el mundo te abandonaría por completo sólo con que alzases la mirada. Sin embargo, lo único que ocurriría es que serías tú quien lo abandonaría para siempre. En esto consiste el re-establecimiento de tu voluntad. Mira con los ojos bien abiertos a eso que juraste no mirar, y nunca más creerás que estás a merced de cosas que se encuentran más allá de ti, de fuerzas que no puedes controlar o de pensamientos que te asaltan en contra de tu voluntad. Tu voluntad es mirar ahí. Ningún deseo desquiciado, ningún impulso trivial de volverte a olvidar, ninguna punzada de miedo, ni el frío sudor de lo que aparenta ser la muerte pueden oponerse a tu voluntad. Pues lo que te atrae desde detrás del velo es algo que se encuentra en lo más recóndito de tu ser, algo de lo que no estás separado y con lo que eres completamente uno.
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LA MAGIA ES ENTENDER LA IDEA Y EL MILAGRO REALIZARLA… “Es un trabajo eterno, sin principio ni fin. Somos pensamientos, y como tales, estamos siempre renovándonos, reciclándonos, obteniendo nuevos conocimientos. No podemos mantenernos estáticos: nuestra naturaleza no lo permitiría. Fuimos creados para mantener la mente universal activa y siempre actualizada. Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos. Las energías-pensamientos que trasciendan y se eleven lo habrán merecido. Para llegar a ser guardián del planeta se necesita haber llegado a un estado espiritual muy elevado y a un nivel extraordinario; aquellos que lo consigan lo habrán ganado con el sudor de su frente.
Decir y hacer son dos términos diferentes. Es fácil creer, como hacen ustedes a través de la fantasía, que se sentarán a la diestra del creador y así se quedarán eternamente. ¿Haciendo qué? Santifican a los hombres como si ellos hubieran conseguido la máxima elevación universal. Confiesan sus pecados e inmediatamente están perdonados. El reconocimiento de una falla no se puede perdonar instantáneamente; el ser que lo reconoce y lo acepta, recién está comenzando su depuración a través del entendimiento profundo; mediante su análisis y los actos de su vida, tendrá que demostrar lo contrario, para llegar a una verdadera rectificación y elevación de su energía-pensamiento. Pertenecer a una institución religiosa no es lo mismo que tener una religión interna. La espiritualidad debe ser auténtica. No son los templos, rezos, cánticos y ritos religiosos lo que los formará: son ustedes, que interiormente crearán su espiritualidad y la volcarán en los actos, acciones y pensamientos de sus vidas, haciendo de su planeta Tierra una realidad material-espiritual.
Elevar, trascender y salir del planeta para entrar en otras realidades de existencia, implica tener las condiciones necesarias para encarnar en otras realidades. Ustedes salen y entran, pasando de la realidad-materia a la realidad antimateria, regresando una y otra vez. Mientras no eleven la energía-pensamiento, es imposible pensar en entrar en otras realidades de existencia. El universo es tan ordenado que cualquier energía-pensamiento que no pertenezca al grado o plano de esa realidad es considerada un virus y rechazada como tal. Una célula del sistema digestivo no puede pasar a otro sistema, pues este reaccionaría atacándola como a un invasor; si no lo hiciera, el virus-invasor produciría enfermedad y muerte en su sistema. El cuerpo universal es perfecto y ordenado; solo se puede pasar de una dimensión a otra siempre y cuando la energía contenga en sí misma, las características propias del sistema o plano dimensional que la atraerá por afinidad energética”… EL SER UNO I - Los Arcanos de Thoth

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