lunes, 4 de septiembre de 2023

 AUTOACEPTACION

 


No es posible la obtención del éxito ni de la felicidad genuina sin que la persona desarrolle en sí misma cierto grado de autoaceptación. Los sujetos más desgraciados y que más se torturan en todo el mundo son los que se están quejando en forma continua, para convencerse a sí mismos y a los demás de que ellos son básicamente distintos a como se manifiestan. No hay nada que alivie y satisfaga tanto como cuando el sujeto se desprende, finalmente, de todas sus pretensiones y se dispone a ser él mismo. El éxito que procede de las meras palabras de uno, elude con frecuencia a los individuos que se preocupan demasiado de la lucha por ser alguien, produciéndose en cambio, casi siempre, cuando la persona cesa de preocuparse y se halla dispuesta a descansar y “a ser ella misma”.

El camino de la autoimagen no tiene que ver nada con la transformación del ser individual o con el mejoramiento del mismo sino que, al cambiar éste su propia imagen mental, transforma también su propia estimación, la concepción y las creencias de ese ser suyo. Los asombrosos resultados que siguen al desarrollo de una “autoimagen” realista y adecuada, se producen no como resultado de la autotransformación sino por la autoconfianza y la autorrevelación. Su ser interno, ahora mismo, es lo que siempre ha sido y todo lo podrá ser siempre. Usted no lo ha creado, tampoco lo podrá cambiar.

Usted puede, sin embargo, reconocerle su propia naturaleza y hacer lo que más pueda respecto a lo que ya es, mediante la obtención de un grabado mental de su ser auténtico.

Luego no tiene por qué tentarse con ser alguien, usted es como es ahora; es alguien no a causa de que haya ganado un millón de dólares o conduzca el automóvil más grande de toda su calle o porque gane el bridge, sino porque Dios le creó a su propia imagen y semejanza.

La mayoría de nosotros somos mejores, más sabios, fuertes y competentes ahora de lo que creemos. La creación de una autoimagen mejor no tiene que ver nada con que nos creemos nuevas capacidades, talentos o fuerzas, sino en desempeñar y en emplear adecuadamente las que poseemos.

 Podemos transformar la personalidad, pero no el ser básico. La personalidad es como una herramienta, un utensilio, un punto focal del ser que empleamos en nuestros tratos con el mundo; constituye la suma total de nuestros hábitos y actitudes y las habilidades aprendidas que empleamos como método de expresión de nosotros mismos.

 


Psicocibernetica 

Maxwell Maltz


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