domingo, 31 de agosto de 2014

LA PINEAL Y LOS OJOS, EL UMBRAL A OTRAS DIMENSIONES

Elige de nuevo

Vídeo del capítulo 31. VIII. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 31

Elige de nuevo

La lección que la tentación siempre quiere enseñar, en cualquier forma en que se presente e independientemente de donde ocurra, es ésta: quiere persuadir al Hijo de Dios de que él es un cuerpo, nacido dentro de lo que no puede sino morir, incapaz de librarse de su flaqueza y condenado a lo que el cuerpo le ordene sentir. El cuerpo fija los limites de lo que el Hijo de Dios puede hacer. El poder del cuerpo es la única fuerza de la que el Hijo de Dios dispone y el dominio de éste no puede exceder el reducido alcance del cuerpo. ¿Querrías seguir siendo eso, si Cristo se te apareciese en toda Su gloria, pidiéndote solamente esto?:
Elige de nuevo si quieres ocupar el lugar que te corresponde entre los salvadores del mundo,
o si prefieres quedarte en el infierno y mantener a tus hermanos allí.
El ha venido, y esto es lo que te está pidiendo.
¿Cómo se lleva a cabo esa elección? ¡Qué fácil de explicar es esto! Siempre eliges entre tu debilidad y la fortaleza de Cristo en ti. Y lo que eliges es lo que crees que es real. Sólo con que te negases a dejar que la debilidad guiase tus actos, dejarías de otorgarle poder. Y la luz de Cristo en ti estaría entonces a cargo de todo cuanto hicieses. Pues habrías llevado tu debilidad ante Él, y, a cambio de ella, Él te habría dado Su fortaleza.
Las pruebas por las que pasas no son más que lecciones que aún no has aprendido que vuelven a presentarse de nuevo a fin de que donde antes hiciste una elección errónea, puedas ahora hacer una mejor y escaparte así del dolor que te ocasionó lo que elegiste previamente. En toda dificultad, disgusto o confusión Cristo te llama y te dice con ternura: "Hermano mío, elige de nuevo". Él no dejará sin sanar ninguna fuente de dolor, ni dejará en tu mente ninguna imagen que pueda ocultar a la verdad. Él te liberará de toda miseria a ti a quien Dios creó como un altar a la dicha. No te dejará desconsolado, ni solo en sueños infernales, sino que liberará a tu mente de todo lo que te impide ver Su faz. Su santidad es la tuya porque Él es el único Poder que es real en ti. Su fortaleza es la tuya porque Él es el Ser que Dios creó como Su único Hijo.
Las imágenes que fabricas no pueden prevalecer contra lo que Dios Mismo quiere que seas. Por lo tanto, jamás tengas miedo de la tentación, sino reconócela como lo que es: una oportunidad más para elegir de nuevo y dejar que la fortaleza de Cristo impere en toda circunstancia y lugar donde antes habías erigido una imagen de ti mismo. Pues lo que parece ocultar a la faz de Cristo es impotente ante Su majestad y desaparece ante Su santa presencia. Los salvadores del mundo, que ven tal como Él ve, son sencillamente los que eligen la fortaleza de Cristo en lugar de su propia debilidad, la cual se ve como algo aparte de Él. Ellos redimirán al mundo, pues están unidos en el poder de la Voluntad de Dios. Y lo que ellos disponen no es sino lo que Él dispone.
Aprende, pues, el feliz hábito de responder a toda tentación de percibirle a ti mismo débil y afligido con estas palabras:
Soy tal como Dios me creó. Su Hijo no puede sufrir.
Y yo soy Su Hijo.
De este modo se invita a la fortaleza de Cristo a que impere y reemplace todas tus debilidades con la fuerza que procede de Dios, la cual es infalible. Y de este modo también, los milagros se vuelven algo tan natural como el miedo y la angustia parecían serlo antes de que se eligiese la santidad. Pues con esa elección desaparecen las distinciones falsas; las alternativas ilusorias se dejan de lado y no queda nada que interfiera en la verdad.
Tú eres tal como Dios te creó, al igual como también lo es toda cosa viviente que contemplas, independientemente de las imágenes que veas. Lo que percibes como enfermedad, dolor, debilidad, sufrimiento y pérdida, no es sino la tentación de percibirte a ti mismo indefenso y en el infierno. No sucumbas a esta tentación, y verás desaparecer toda clase de dolor, no importa dónde se presente, en forma similar a como el sol disipa la neblina. Un milagro ha venido a sanar al Hijo de Dios y a cerrarle la puerta a sus sueños de debilidad, allanando así el camino hacia su salvación y liberación. Elige de nuevo lo que quieres que él sea, recordando que toda elección que hagas establecerá tu propia identidad tal como la has de ver y como creerás que es.
No me niegues el pequeño regalo que te pido, cuando a cambio de ello pongo a tus pies la paz de Dios y el poder para llevar esa paz a todos los que deambulan por el mundo solos, inseguros y presos del miedo. Pues se te ha concedido poder unirte a cada uno de ellos, y, a través del Cristo en ti, apartar el velo de sus ojos y dejar que contemplen al Cristo en sí mismos.
Hermanos míos en la salvación, no dejéis de oír mi Voz ni de escuchar mis palabras. No os pido nada, excepto vuestra propia liberación. El infierno no tiene cabida en un mundo cuya hermosura puede todavía llegar a ser tan deslumbrante y abarcadora que sólo un paso la separa del Cielo. Traigo a vuestros cansados ojos una visión de un mundo diferente, tan nuevo, depurado y fresco que os olvidaréis de todo el dolor y miseria que una vez visteis. Mas tenéis que compartir esta visión con todo aquel que veáis, pues, de lo contrario, no la contemplaréis. Dar este regalo es la manera de hacerlo vuestro. Y Dios ordenó, con amorosa bondad, que lo fuese.
¡Alegrémonos de poder caminar por el mundo y de tener tantas oportunidades de percibir nuevas situaciones donde el regalo de Dios se puede reconocer otra vez como nuestro! Y de esta manera, todo vestigio del infierno, así como los pecados secretos y odios ocultos, desaparecerán. Y toda la hermosura que ocultaban aparecerá ante nuestros ojos cual prados celestiales, que nos elevarán más allá de los tortuosos senderos por los que viajábamos antes de que apareciese el Cristo. Oídme, hermanos míos, oídme y uníos a mí. Dios ha decretado que yo no pueda llamaros en vano, y en Su certeza, yo descanso en paz. Pues vosotros me oiréis, y elegiréis de nuevo. Y con esa elección todo el mundo quedará liberado.
Gracias, Padre, por estos santos seres que son mis hermanos, así como Tus Hijos. La fe que tengo en ellos es Tu Propia fe. Estoy tan seguro de que vendrán a mí como Tú estás de lo que ellos son, y de lo que serán eternamente. Ellos aceptarán el regalo que les ofrezco porque Tú me lo diste para ellos. Y así como yo únicamente quiero hacer Tu santa Voluntad, ésa también será su elección. Te doy gracias por ellos. El himno de la salvación resonará a través del mundo con cada elección que cada uno de ellos haga. Pues compartimos un mismo propósito, y el fin del infierno está cerca.
Mi mano se extiende en gozosa bienvenida a todo hermano que quiera unirse a mí para ir más allá de la tentación, y mirar con firme determinación hacia la luz que brilla con perfecta constancia más allá de ella. Dame los míos, pues te pertenecen a Ti. ¿Y podrías Tú dejar de hacer lo que es Tu Voluntad? Te doy las gracias por lo que mis hermanos son. Y según cada uno de ellos elija unirse a mí, el himno de gratitud que se extiende desde la tierra hasta el Cielo se convertirá, de unas cuantas notas sueltas, en un coro todo-abarcador, que brota de un mundo redimido del infierno y que te da las gracias a Ti.
Y ahora decimos "Amen". Pues Cristo ha venido a morar al lugar que, en el sosiego de la eternidad, Tú estableciste para Él desde antes de los orígenes del tiempo. La jornada llega a su fin, y acaba donde comenzó. No queda ni rastro de ella. Ya no se le otorga fe a ninguna ilusión, ni queda una sola mota de obscuridad que pudiese ocultarle a nadie la faz de Cristo. Tu Voluntad se hace, total y perfectamente, y toda la creación Te reconoce y sabe que Tú eres la única Fuente que tiene. La Luz, clara como Tú, irradia desde todo lo que vive y se mueve en Ti. Pues hemos llegado allí donde todos somos uno, y finalmente estamos en casa, donde Tú quieres que estemos.
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viernes, 29 de agosto de 2014

La Mecánica del pensamiento y la mente Universal

La visión del salvador

Vídeo del capítulo 31. VII. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 31

La visión del salvador

Aprender significa cambiar. La salvación no intenta valerse de medios que todavía sean tan ajenos a tu modo de pensar que no te sirvan de nada, ni tampoco es su intención producir cambios que tú no puedas reconocer. Mientras perdure la percepción habrá necesidad de conceptos, y la tarea de la salvación es cambiarlos. Pues tiene que lidiar valiéndose de contrastes, no de la verdad, la cual no tiene opuestos ni puede cambiar. De acuerdo con los conceptos del mundo, los culpables son "malos" y los inocentes "buenos". Y no hay nadie aquí que no tenga un concepto de sí mismo que cuenta con lo "bueno" para que le perdone lo "malo". No puede tampoco confiar en el aspecto "bueno" de nadie, pues cree que el "malo" anda por ahí al acecho. Este concepto hace hincapié en la traición, de modo que resulta imposible tener confianza. Nada de esto puede cambiar mientras percibas lo "malo" en ti.
Mientras le atribuyas valor al ataque no podrás ver tus "malos" pensamientos. Puede que algunas veces los percibas, pero no te darás cuenta de que no significan nada. Y así, se presentarán en formas temibles, ocultando su contenido, a fin de quebrantar el pobre concepto que tienes de ti mismo y ennegrecerlo con otro "crimen" más. No puedes concederte a ti mismo tu inocencia, pues estás demasiado confundido con respecto a quién eres. Mas sólo con que considerases a un solo hermano como completamente digno de perdón, tu concepto de ti mismo cambiaría por completo. Tus "malos" pensamientos quedarían perdonados junto con los suyos, al no haber permitido que ninguno de ellos te afectase. Abandonarías tu empeño de querer ser el símbolo de su maldad y culpabilidad. Y al depositar tu confianza en lo que es bueno en él, la depositarías en lo que es bueno en ti.
Desde un punto de vista conceptual, ésta es la manera de verlo a él como algo más que un cuerpo, pues el cuerpo nunca parece ser lo que es bueno. Las acciones del cuerpo se perciben como procedentes de lo más "bajo" en ti, y, por ende, de lo más "bajo" en él. Al concentrarte únicamente en lo bueno en él, ves el cuerpo cada vez menos y a la larga tan sólo se verá como una sombra que circunda lo bueno. Y cuando hayas llegado al mundo que se encuentra más allá de lo que sólo se puede ver con los ojos del cuerpo ése será el concepto que tendrás de ti mismo. Pues no interpretarás nada de lo que veas sin la Ayuda de la que Dios te proveyó. Y en Su visión yace otro mundo.
Vives en ese mundo tanto como en éste, pues los dos son conceptos de ti mismo que se pueden intercambiar, pero que jamás pueden albergarse simultáneamente. El contraste es mucho mayor de lo que te imaginas, pues amarás ese otro concepto de ti mismo porque no se concibió sólo para ti. Aunque nació como un regalo para alguien a quien no percibías como tu propio ser, se te ha dado a ti. Pues el perdón que le concediste a él ha sido aceptado ahora para los dos.
Ten fe en aquel que camina a tu lado, para que tu temeroso concepto de ti mismo pueda cambiar. Y contempla lo bueno en él, para que tus "malos" pensamientos no te asusten al no poder nublar la manera en que lo ves. Y lo único que se requiere es que estés dispuesto a que este feliz cambio tenga lugar. No se te pide nada más. En apoyo de ese cambio, recuerda lo que el concepto de ti mismo que ahora abrigas te trajo en su estela, y dale la bienvenida al grato contraste que se te ofrece. Extiende la mano y recibe el regalo de dulce perdón que le ofreces a aquel que tiene tanta necesidad de él como tú. Y permite que el cruel concepto que tienes de ti mismo sea intercambiado por otro que te brinda la paz de Dios.
El concepto que ahora tienes de ti mismo garantiza que tu función aquí sea por siempre irrealizable e imposible de llevar acabo. Y así, te condena a una amarga y profunda sensación de depresión y futilidad. Dicho concepto, sin embargo, no tiene porqué ser fijo e inalterable, a menos que decidas que no hay esperanzas de que pueda cambiar y lo mantengas estático y oculto en tu mente. En lugar de ello, entrégaselo a Aquel que entiende cuáles son las modificaciones que necesita para que pueda serle útil a la función que se te encomendó a fin de brindarte paz, de modo que puedas ofrecer paz para así gozar de ella. Las alternativas están en tu mente para que las uses, y tú puedes verte a ti mismo de otra manera. ¿No preferirías considerarte a ti mismo alguien que es necesario para la salvación del mundo, en vez de un enemigo de ella?
El concepto del yo se alza como un escudo, como una silenciosa barricada contra la verdad, y la oculta de tu vista. Todas las cosas que ves son imágenes porque las contemplas a través de una barrera que te empaña la vista y deforma tu visión, de manera que no puedes ver nada con claridad. La luz está ausente de todo lo que ves. Como máximo, vislumbras una sombra de lo que se encuentra más allá. Como mínimo, ves simplemente la obscuridad y percibes las aterrantes imaginaciones procedentes de pensamientos de culpabilidad y de conceptos nacidos del miedo. Y lo que ves es el infierno, pues eso es lo que es el miedo. Mas todo lo que se te da es para tu liberación; y la vista, la visión y el Guía interno te sacarán del infierno junto con aquellos que amas a tu lado, y al universo junto con ellos.
¡Mirad el papel que se os ha encomendado en el universo! El Señor del Amor y de la Vida le ha encomendado a cada aspecto de la verdadera creación que salve a todo el mundo de la aflicción del infierno. Y a cada uno Él le ha concedido la gracia de ser el salvador de los santos hermanos que especialmente se le confiaron. Y esto es lo que él aprende cuando primero ve a otro tal como se ve a sí mismo y contempla su propio reflejo en él. Así es como deja de lado el concepto que tiene de sí mismo, pues nada viene a interponerse entre su visión y lo que contempla, para juzgar lo que él ve. Y en esta única visión él ve la faz de Cristo y se da cuenta de que contempla a todo el mundo según contempla a este hermano. Pues ahora hay luz donde antes había obscuridad, y el velo que cubría su vista ha sido descorrido.
El velo que cubre la faz de Cristo, el temor a Dios y a la salvación, así como el amor a la culpabilidad y a la muerte, no son sino diferentes nombres de un mismo error: que hay un espacio entre tu hermano y tú que os mantiene aparte debido a una ilusión de ti mismo que lo mantiene a él separado de ti y a ti alejado de él. La espada del juicio es el arma que le entregas a esta ilusión de ti mismo, para que pueda luchar e impedir que el amor llene el espacio que mantiene a tu hermano separado de ti. Mientras empuñes esa espada, no obstante, no podrás sino percibirte a ti mismo como un cuerpo, pues te habrás condenado a estar separado de aquel que sostiene el espejo que refleja otra imagen de lo que él es, y, por ende, de lo que tú no puedes sino ser también.
¿Qué es la tentación sino el deseo de permanecer en el infierno y en la aflicción? ¿Y a qué puede dar lugar esto, sino a una imagen de ti mismo que puede estar afligida y permanecer atormentada y en el infierno? El que ha aprendido a no ver a su hermano de esta manera, se ha salvado a sí mismo y, por ende, se ha convertido en el salvador de todos los demás. Dios ha encomendado a todos a cada uno, pues un salvador parcial es uno que sólo se ha salvado parcialmente. Los santos hermanos que Dios te ha encomendado para que los salves son todos aquellos con quienes te encuentras o a quienes contemplas sin saber quién son; los que viste por un instante y luego olvidaste; los que conociste hace mucho; los que conocerás algún día; aquellos de los que ya no te acuerdas y los que aún no han nacido. Pues Dios te ha dado a Su Hijo para que lo salves de cualquier concepto que él jamás haya abrigado.
Mas ¿cómo podrías ser el salvador del Hijo de Dios mientras todavía desees permanecer en el infierno? ¿Cómo ibas a ser consciente de su santidad mientras lo veas separado de la tuya? Pues la santidad se ve a través de los santos ojos que ven la inocencia en su interior, y que, debido a ello, esperan verla en todas partes. De esta manera, la invocan en todo aquel que contemplan, para que pueda ser lo que ellos esperan de él. Ésta es la visión del salvador: él ve su inocencia en todos los que contempla, y su propia salvación en todas partes. No tiene un concepto de sí mismo que se interponga entre sus ojos despejados y serenos y lo que ve. De este modo, lleva la luz a todo lo que contempla para así poderlo ver como realmente es.
Sea cual sea la forma en que la tentación parezca manifestarse, no es más que un reflejo de tu deseo de ser algo que no eres. Y de ese deseo surge un concepto que te enseña que tú eres aquello que deseas ser. Y hasta que no dejes de atribuirle valor al deseo que lo engendró, ése será el concepto que tendrás de ti mismo. Y mientras lo tengas en gran estima, verás a tu hermano como la imagen de ti que dicho deseo engendró. Pues ver es tan sólo la representación de un deseo, ya que no tiene el poder de crear. Puede, no obstante, contemplar con amor o con odio, dependiendo sencillamente de si eliges unirte a lo que ves o mantenerte aparte y separado de ello.
Así como la visión del salvador está desprovista de cualquier juicio acerca de ti, del mismo modo es inocente con respecto a lo que tu hermano es. No ve el pasado de nadie en absoluto. Y así, sirve a una mente completamente receptiva, libre de viejos conceptos y dispuesta a contemplar sólo lo que el presente contiene. No puede juzgar porque no sabe nada. Y al haber reconocido esto, simplemente pregunta: "¿Cuál es el significado de lo que contemplo?" Entonces se le da la respuesta. Y la puerta se abre para que la faz de Cristo refulja sobre aquel que con inocencia pide ver más allá del velo de las viejas ideas y de los conceptos ancestrales que por tanto tiempo abrigó contra la visión de Cristo en ti.
Así pues, mantente alerta contra la tentación, recordando que no es más que un deseo demente e insensato de convertirte en algo que no eres. Y piensa también en esa cosa que querrías ser en cambio. Pues de lo que esa cosa se compone es de locura, de dolor y muerte; de traición y de profunda desesperación, así como de sueños fallidos y de haber perdido toda esperanza, salvo la de morir, para así poner fin al sueño de miedo. Eso es todo lo que es la tentación; nada más. ¿Cómo iba a ser difícil elegircontra ello? Examina lo que es la tentación y reconoce cuáles son las verdaderas alternativas entre las que eliges. Pues sólo hay dos. No te dejes engañar por el hecho de que aparentan ser muchas. Las alternativas son el infierno o el Cielo, y de éstas, sólo puedes elegir una.
No dejes que la luz del mundo, la cual te ha sido concedida, permanezca oculta del mundo. El mundo necesita la luz, pues es ciertamente un lugar sombrío, y los hombres se desesperan por haber negado la visión del salvador y lo que ven es la muerte. Su salvador se encuentra ahí, desconocidamente y desconocido, y los contempla con los ojos cerrados. Y ellos no podrán ver hasta que él los contemple con ojos videntes y les ofrezca el perdón que se ofrece a sí mismo. ¿Podrías tú a quien Dios exhorta: "¡Libera a mi Hijo!" caer en la tentación de no escuchar, una vez que te has dado cuenta de que es tu propia liberación la que Él pide? ¿Y qué otra cosa sino ésta pretende enseñar este curso? ¿Y qué otra cosa sino ésta tienes que aprender?
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miércoles, 27 de agosto de 2014

CARTA ABIERTA A EL SER UNO… Hola Ser Uno, una pregunta, siento que he despertado a la luz de la sabiduría, unidad y amor, pero luego de un periodo volví a la densidad del mundo ilusorio ¿Por qué pasa esto? ¿Hay un retroceso? ¿Qué significado tiene? ¿Todos pasan por esto?... Edu.
RESPUESTA: Estimado Edu….Despertaste a la luz de la sabiduría, unida y amor... Es maravilloso… pero no puedes quedarte suspendido en esa realidad contemplativa, hermosa y elevada ya que tu alma se encuentra encarnada en esta realidad densa e ilusoria. Lo ideal es que transformes con la sabiduría de tu LUZ y AMOR la densidad del mundo ilusorio, trabajando en tratar de convertir este mundo de ilusión, en una realidad verdadera de UNIDAD, ARMONÍA, PAZ Y AMOR. Este es el trabajo de todos nosotros, hacer que esta realidad SUBCONSCIENTE, oscura, sin luz y amor, se convierta en una realidad CONSCIENTE de elevado Conocimiento, Entendimiento y Amor.
Al creer estar elevado y lleno de LUZ y AMOR te sentiste protegido y construiste una auto-defensa, colocándote dentro de una burbuja que te aisló de un mundo cruel, violento, oscuro, sin luz y sobre todo sin amor. Dentro de esa burbuja pudiste contemplar el mundo como un espectador y mientras que estuviste allí, nada ni nadie podía hacerte daño. Estabas inmerso en sentimientos de Paz, Armonía y belleza. Llegó un día que la vida material te volvió a llamar… compromisos, pagos, proyectos, trabajo, estudios, familia etc. debiste salir de tu burbuja y regresar a una realidad densa, la cual siempre has rechazado desde el fondo de tu corazón. NO podemos huir, ni mantenernos eternamente suspendidos en una nube de algodón. El dolor y sufrimiento es parte de la materia y como tal, nuestra alma debe aprender a lidiar con todo lo que pertenece a su realidad-emocional, para poder transformarla en sentimiento de LUZ y AMOR.
Generalmente todos nosotros por enseñanzas recibidas y equivocadas, hemos creído que somos: “Humanos viviendo una experiencia Espiritual” y no es así, es lo contrario, somos: “Espíritus viviendo una experiencia Humana”… al cambiar este concepto, entenderemos lo que realmente hemos venido hacer en este planeta. Hacer nuestro trabajo no solo es realizarlo en nosotros mismos o mejorar, elevar, trascender y más… es también con todo lo que nos rodea y también con el planeta, el cual es nuestro único hogar. Al ser Espíritus viviendo una experiencia humana, es nuestro deber y obligación en cada encarnación, ir mejorando día a día el lugar que el creador nos otorgó y el habitad donde nos desarrollamos. Esta es la forma y la estela de LUZ y AMOR que dejaremos en cada vida que nos tocó vivir, y sobre todo, dar nuestro granito de arena e ir transformando y sanando positivamente a nosotros mismos, nuestra familia y al planeta que tanto lo necesita… ¡¡EL UNIVERSO NECESITA TRABAJADORES Y GUERREROS DE LA LUZ!!... Camino del Ser.
El reconocimiento del espíritu

Vídeo del capítulo 31. VI. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 31

El reconocimiento del espíritu

O bien ves la carne o bien reconoces el espíritu. En esto no hay términos medios. Si uno de ellos es real, el otro no puede sino ser falso, pues lo que es real niega a su opuesto. La visión no ofrece otra opción que ésta. Lo que decides al respecto determina todo lo que ves y crees real, así como todo lo que consideras que es verdad. De esta elección depende todo tu mundo, pues mediante ella estableces en tu propio sistema de creencias lo que eres: carne o espíritu. Si eliges ser carne jamás podrás escaparte del cuerpo al verlo como tu realidad, pues tu decisión reflejará que eso es lo que quieres. Pero si eliges el espíritu, el Cielo mismo se inclinará para tocar tus ojos y bendecir tu santa visión a fin de que no veas más el mundo de la carne, salvo para sanar, consolar y bendecir.
La salvación es un deshacer. Si eliges ver el cuerpo, ves un mundo de separación, de cosas inconexas y de sucesos que no tienen ningún sentido. Alguien aparece y luego desaparece al morir; otro es condenado al sufrimiento y a la pérdida. Y nadie es exactamente como era un instante antes ni será el mismo un instante después. ¿Qué confianza se puede tener ahí donde se percibe tanto cambio? ¿Y qué valía puede tener quien no es más que polvo? La salvación es el proceso que deshace todo esto. Pues la constancia es lo que ven aquellos cuyos ojos la salvación ha liberado de tener que contemplar el costo que supone conservar la culpabilidad, ya que en lugar de ello eligieron abandonarla.
La salvación no te pide que contemples el espíritu y no percibas el cuerpo. Simplemente te pide que ésa sea tu elección. Pues puedes ver el cuerpo sin ayuda, pero no sabes cómo contemplar otro mundo aparte de él. Tu mundo es lo que la salvación habrá de deshacer, permitiéndote así ver otro que tus ojos jamás habrían podido encontrar. Cómo va a lograrse esto no es algo que deba preocuparte. No comprendes cómo apareció ante ti lo que ves, pues si lo comprendieses, desaparecería. El velo de la ignorancia está corrido igualmente sobre lo bueno que sobre lo malo, y se tiene que traspasar para que ambas cosas puedan desaparecer a fin de que la percepción no encuentre ningún lugar donde ocultarse. ¿Cómo se puede hacer esto? No se puede hacer en absoluto. Pues ¿qué podría aún quedar por hacer en el universo que Dios creó?
Sólo la arrogancia podría hacerte pensar que tienes que allanar el camino que conduce al Cielo. Se te han proporcionado los medios para que puedas ver el mundo que reemplazará al que tú inventaste. ¡Hágase tu voluntad! Esto es verdad para siempre tanto en el Cielo como en la tierra, independientemente de dónde creas estar o de lo que creas que la verdad acerca de ti mismo debe realmente ser. Independientemente también de lo que contemples, y de lo que elijas sentir, pensar o desear. Pues Dios Mismo ha dicho: "Hágase tu voluntad". Y, consecuentemente, se hace.
Tú que crees que puedes ver al Hijo de Dios como quisieras que fuese, no olvides que ningún concepto que abrigues de ti mismo puede oponerse a la verdad de lo que eres. Erradicar la verdad es imposible. Pero cambiar de conceptos no es difícil. Una sola visión que se vea claramente y que no se ajuste a la imagen que antes se percibía, hará que el mundo sea diferente para aquellos ojos que hayan aprendido a ver porque el concepto del yo habrá cambiado.
¿Eres invulnerable? Entonces el mundo te parece un lugar inofensivo. ¿Perdonas? Entonces el mundo es misericordioso, pues le has perdonado sus ofensas, de modo que te contempla tal como tú lo contemplas a él. ¿Eres un cuerpo? Entonces ves en cada hermano un traidor, listo para matar. ¿Eres espíritu, inmortal y sin la más mínima posibilidad de corrupción ni mancha alguna de pecado sobre ti? Entonces ves estabilidad en el mundo, pues ahora es absolutamente digno de toda tu confianza: un lugar feliz en donde descansar por un tiempo, en donde no hay nada que temer, sino sólo amar. ¿Le negarían los puros de corazón la bienvenida a alguien? ¿Y qué podría herir a los que son verdaderamente inocentes?
¡Hágase tu voluntad, santa criatura de Dios! No importa si crees estar en el Cielo o en la tierra. Lo que la Voluntad de tu Padre ha dispuesto para ti jamás ha de cambiar. La verdad en ti permanece tan radiante como una estrella, tan pura como la luz, tan inocente como el amor mismo. Y tú eres digno de que se haga tu voluntad.
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¿Qué es el ego?


El ego no es otra cosa que idolatría; el símbolo de un yo limitado y separado, nacido en un cuerpo, condenado a sufrir y a que su vida acabe en la muerte. Es la "voluntad" que ve a la Voluntad de Dios como su enemigo, y que adopta una forma en que Esta es negada. El ego es la "prueba" de que la fuerza es débil y el amor temible, la vida en realidad es la muerte y sólo lo que se opone a Dios es verdad.
El ego es demente. Lleno de miedo, cree alzarse más allá de lo Omnipresente, aparte de la Totalidad y separado de lo Infinito. En su demencia cree también haber vencido a Dios Mismo. Y desde su terrible autonomía "ve" que la Voluntad de Dios ha sido destruida. Sueña con el castigo y tiembla ante las figuras de sus sueños: sus enemigos, que andan tras él queriendo asesinarle antes de que él pueda proteger su seguridad atacándolos primero.
El Hijo de Dios no tiene ego ¿Qué puede saber él de la locura o de la muerte de Dios, cuando mora en Él? ¿Que puede saber de penas o de sufrimientos, cuando vive en una dicha eterna? ¿Que puede saber del miedo o del castigo, del pecado o de la culpabilidad, del odio o del ataque, cuando lo único que le rodea es paz eterna, por siempre imperturbable y libre de todo conflicto, en la tranquilidad y silencio más profundos?
Conocer la realidad significa no ver al ego ni a sus pensamientos, sus obras o actos, sus leyes o creencias, sus sueños o esperanzas, así como tampoco los planes que tiene para su propia salvación y el precio que hay que pagar por creer en él. Desde el punto de vista del sufrimiento, el precio que hay que pagar por tener fe en él es tan inmenso que la ofrenda que se hace a diario en su tenebroso santuario es la crucifixión del Hijo de Dios, y la sangre no puede sino correr ante el altar donde sus enfermizos seguidores se preparan para morir.
Una sola azucena de perdón, no obstante, puede transformar la obscuridad en luz y el altar a las ilusiones en el templo a la Vida Misma. y la paz se les restituirá para siempre a las santas mentes que Dios creó como Su Hijo, Su morada, Su dicha y Su amor, completamente Suyas, y completamente unidas a Él.
UCDM libro de ejercicios http://acimi.com

martes, 26 de agosto de 2014

El concepto del yo frente al verdadero Ser

Vídeo del capítulo 31. V. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 31

El concepto del yo frente al verdadero Ser

Las enseñanzas del mundo se basan en un concepto del yo que se ajusta a la realidad mundana. Y como tal, se adapta muy bien a ella. Pues es una imagen que encaja perfectamente en un mundo de sombras e ilusiones. En él se encuentra como en su propia casa, y todo lo que ve es uno con ella. El propósito de las enseñanzas del mundo es que cada individuo forje un concepto de sí mismo. Éste es su propósito: que vengas sin un yo, y que fabriques uno a medida que creces. Y cuando hayas alcanzado la "madurez", lo habrás perfeccionado, para así poderte enfrentar al mundo en igualdad de condiciones y perfectamente adaptado a sus exigencias.
Tú forjas un concepto de ti mismo, el cual no guarda semejanza alguna contigo. Es un ídolo, concebido con el propósito de que ocupe el lugar de tu realidad como Hijo de Dios. El concepto de ti mismo que el mundo te enseña no es lo que aparenta ser, pues se concibió para que tuviera dos propósitos, de los cuales la mente sólo puede reconocer uno. El primero presenta la cara de inocencia, el aspecto con el que se actúa. Ésta es la cara que sonríe y es amable, e incluso parece amar. Busca compañeros, contempla a veces con piedad a los que sufren, y de vez en cuando ofrece consuelo. Cree ser buena dentro de un mundo perverso.
Este aspecto puede disgustarse, pues el mundo es perverso e incapaz de proveer el amor y el amparo que la inocencia se merece. Por esa razón, es posible hallar este rostro con frecuencia arrasado de lágrimas ante las injusticias que el mundo comete contra los que quieren ser buenos y generosos. Este aspecto nunca lanza el primer ataque. Pero cada día, cientos de incidentes sin importancia socavan poco a poco su inocencia, provocando su irritación, e induciéndole finalmente a insultar y a abusar descontroladamente.
La cara de inocencia que el concepto de uno mismo tan orgullosamente lleva puesta, condona el ataque que se lleva a cabo en defensa propia, pues, ¿no es acaso un hecho harto conocido que el mundo trata ásperamente a la inocencia indefensa? Nadie que forja una imagen de sí mismo omite esta cara, pues tiene necesidad de ella. Mas no quiere ver el otro lado. Sin embargo, es ahí donde el aprendizaje del mundo tiene puestas sus miras, pues ahí es donde se establece la "realidad" del mundo, para perpetuar la continuidad del ídolo.
Detrás de la cara de inocencia se encuentra una lección, para enseñar la cual se concibió el concepto del yo. Es una lección acerca de un terrible desplazamiento y de un miedo tan devastador que la cara sonriente que se encuentra encima tiene que mirar para siempre en otra dirección, no sea que perciba la traición que oculta. Esto es lo que la lección enseña: "Yo soy la cosa que tú has hecho de mi, y al contemplarme, quedas condenado por causa de lo que soy". El mundo sonríe con aprobación ante este concepto de ti mismo, pues garantiza que los senderos del mundo se mantengan a salvo y que los que caminan por ellos no puedan escapar.
Ésta es la lección básica que garantiza que tu hermano estará condenado eternamente, pues lo que tú eres se ha vuelto ahora su pecado. Y para esto no hay perdón. No importa ya lo que él haga, pues tu dedo acusador apunta hacia él sin vacilación y con mortal puntería. Apunta también hacia ti, pero este hecho se mantiene aún más oculto entre las brumas que se encuentran tras la cara de inocencia. Y en esas bóvedas ocultas se conservan todos sus pecados así como los tuyos, y se mantienen en la obscuridad, donde no se pueden percibir como errores, lo cual la luz indudablemente mostraría. No se te puede culpar por lo que eres, ni tampoco puedes cambiar lo que ello te obliga a hacer. Tu hermano es para ti, pues, el símbolo de tus propios pecados, y lo condenas silenciosamente, aunque con tenaz insistencia, por esa cosa odiosa que eres.
Los conceptos se aprenden. No son naturales, ni existen aparte del aprendizaje. No son algo que se te haya dado, de modo que tienen que haberse forjado. Ninguno de ellos es verdad, y muchos son el producto de imaginaciones febriles, que arden llenas de odio y de distorsiones nacidas del miedo. ¿Qué es un concepto, pues, sino un pensamiento al que su hacedor le otorga un significado especial? Los conceptos mantienen vigente el mundo. Mas no se pueden usar para demostrar que el mundo es real. Pues todos ellos se conciben dentro del mundo, nacen a su sombra, crecen amoldándose a sus costumbres y, finalmente, alcanzan la "madurez" de acuerdo con el pensar de éste. Son ideas de ídolos, coloreadas con los pinceles del mundo, los cuales no pueden pintar ni una sola imagen que represente la verdad.
La idea de un concepto del yo no tiene sentido, pues nadie aquí sabe cuál es el propósito de tal concepto, y, por lo tanto, no puede ni imaginarse lo que es. Todo aprendizaje que el mundo dirige, no obstante, comienza y finaliza con el solo propósito de que aprendas este concepto de ti mismo, de forma que elijas acatar las leyes de este mundo y nunca te aventures más allá de sus sendas ni te des cuenta de cómo te consideras a ti mismo. Ahora el Espíritu Santo tiene que encontrar un modo de ayudarte a comprender que el concepto de ti mismo que has forjado tiene que ser des-hecho si es que has de gozar de paz interior. Y no se puede desaprender, excepto por medio de lecciones cuyo objetivo sea enseñarte que tú eres otra cosa. Pues de lo contrario, se te estaría pidiendo que intercambiases lo que ahora crees por la pérdida total de tu ser, lo cual te infundiría aún mayor terror.
Por tal razón, las lecciones del Espíritu Santo están diseñadas de manera que cada paso sea fácil, y aunque a veces puede producirse cierta incomodidad y angustia, ello no afecta lo que se ha aprendido, sino que constituye una re-interpretación de lo que parecen ser las pruebas a su favor. Consideremos, pues, qué prueba hay de que tú seas lo que tu hermano hizo de ti. Pues si bien aún no te das cuenta de que eso es lo que piensas, es indudable que a estas alturas ya eres consciente de que te comportas como si eso fuese lo que piensas. ¿Reacciona él por ti? ¿Y sabe él acaso lo que va a ocurrir exactamente? ¿Puede ver tu futuro y determinar por adelantado lo que debes hacer en toda circunstancia? Él tendría que haberte creado tanto a ti como al mundo para poder tener tal presciencia de lo que ha de suceder.
Que tú seas lo que tu hermano ha hecho de ti es bastante improbable. Incluso si ello fuese cierto, ¿quién te dio la cara de inocencia? ¿Podría ser ésta tu propia aportación? ¿Quién es, entonces, el "tú" que la concibió? ¿Y quién es el que se engaña con toda tu bondad, y la ataca? Olvidémonos de la ridiculez de este concepto y pensemos simplemente en esto: lo que crees ser consta de dos partes. Si una de ellas fue generada por tu hermano, ¿quién estaba allí para inventar la otra? ¿Y de quién hay que mantener algo oculto? Aun si el mundo fuese perverso no habría necesidad de ocultar aquello de lo que estás hecho. ¿Quién lo podría ver? ¿Y qué podría necesitar defensa sino lo que se ataca?
Tal vez la razón de que este concepto tenga que mantenerse oculto es que, de ser expuesto a la luz, el que pensaría que no es verdad eres tú. ¿Y qué le ocurriría al mundo que ves si todos sus pilares se eliminasen? Tu concepto del mundo depende del concepto que tienes de ti mismo. Y ambos desaparecerían si cualquiera de ellos se pusiese en duda. El Espíritu Santo no quiere precipitarte al pánico. Por lo tanto, lo único que te pide es que por lo menos estés dispuesto a plantearte una simple pregunta.
Hay alternativas con respecto a eso que crees ser. Podrías, por ejemplo, ser lo que has elegido que tu hermano sea. Esto ubica al concepto del yo más allá de una condición de ser algo completamente pasivo, y, por lo menos, allana el camino para que se pueda tomar una decisión consciente, y para reconocer - aunque sea parcialmente - que tuvo que haber tenido lugar alguna interacción. Se entiende en parte que tú elegiste por los dos, y que lo que él representa tiene el significado que tú le diste. Ello muestra también algunos atisbos de visión con respecto a la ley de la percepción según la cual lo que se ve refleja el estado mental del perceptor. Mas ¿quién eligió primero? Si tú eres aquello que elegiste que tu hermano fuese, tuvo que haber alternativas entre las que elegir, y alguien tuvo que haber decidido primero cuál de ellas elegir y cuál rechazar.
Si bien este paso representa un avance, no se aproxima aún a la cuestión básica. Algo tuvo que haber tenido lugar antes de que surgieran estos conceptos de uno mismo. Y algo tuvo que haber aprendido las enseñanzas que los originó. Esto no lo puede explicar ninguno de los dos puntos de vista en cuestión. La ventaja principal de haber pasado del primer punto de vista al segundo es que de alguna manera se ve que tú participaste en la elección por decisión propia. Mas por esta ganancia sufres una pérdida casi idéntica, pues ahora tú eres culpable por lo que tu hermano es. Y no puedes sino compartir su culpabilidad, ya que la elegiste para él a imagen y semejanza de la tuya propia. Mientras que antes sólo él era el traidor, ahora tú tienes que ser condenado junto con él.
El concepto del yo ha sido siempre la gran preocupación del mundo. Y cada individuo cree que tiene que encontrar la solución al enigma de lo que él es. La salvación se puede considerar como el escape de todos los conceptos. No se ocupa en absoluto del contenido de la mente, sino del simple hecho de que ésta piensa. Y aquello que puede pensar tiene alternativas entre las que elegir, y se le puede mostrar los pensamientos que conllevan diferentes consecuencias. Así puede aprender que todo lo que piensa refleja la profunda confusión que siente con respecto a cómo fue concebida y a lo que es. Y el concepto del yo vagamente parece contestar lo que no sabe.
No busques tu Ser en símbolos. No hay concepto que pueda representar lo que eres. ¿Qué importa qué concepto aceptes mientras percibas un yo que se relaciona con el mal y que reacciona ante cosas perversas? Pues en tal caso, tu concepto de ti mismo seguirá desprovisto de significado. Y no te percatarás de que sólo te relacionas contigo mismo. Ser testigo de un mundo culpable indica que el mundo ha guiado tu aprendizaje y que lo consideras tal como te consideras a ti mismo. El concepto del yo abarca todo lo que contemplas, y nada está excluido de esa percepción. Si algo te puede herir, lo que estás viendo es una representación de tus deseos secretos. Eso es todo. Y lo que ves en cualquier clase de sufrimiento que padezcas es tu propio deseo oculto de matar.
Son muchos los conceptos de ti mismo que forjarás según progreses en tu aprendizaje. Cada uno producirá cambios que se verán reflejados en tus relaciones, conforme la percepción que tienes de ti mismo vaya cambiando. Y cada vez que tenga lugar un cambio se producirá en ti cierta confusión, mas siéntete agradecido de que el aprendizaje del mundo vaya soltando la presa que había hecho en tu mente. Descansa seguro y contento en la confianza de que finalmente desaparecerá por completo y dejará a tu mente en paz. El papel de acusador se presentará en muchos sitios y de muchas maneras. Y en cada caso parecerá acusarte. Mas no temas que no vaya a ser erradicado.
El mundo no puede hacer que aprendas estas imágenes de ti mismo a no ser que tú desees aprenderlas. Llegará un momento en que todas desaparecerán, y te darás cuenta de que no sabes lo que eres. A esta mente abierta y receptiva es a la que la verdad retorna, sin impedimentos ni limitaciones. Allí donde todos los conceptos del yo han sido abandonados, la verdad se revela tal como es. Cuando todo concepto haya sido cuestionado y puesto en tela de juicio, y se haya reconocido que está basado en suposiciones que se desvanecerían ante la luz, la verdad quedará entonces libre para entrar a su santuario, limpio y despejado ahora de toda culpa. No hay afirmación que el mundo tema oír mas que ésta:
  • No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, 
    ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.
  • Sin embargo, con esta lección nace la salvación. Y lo que tú eres te hablará de Sí Mismo.
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    lunes, 25 de agosto de 2014

    Un Curso De Milagros

    Capítulo 31

    La verdadera alternativa

    Existe una marcada tendencia a pensar que el mundo puede ofrecer consuelo y escape de los mismos problemas que tiene como propósito perpetuar. ¿A qué se debe esto? Se debe a que este es un lugar en el que elegir entre ilusiones parece ser la única opción, y a que tú crees tener control de los resultados de tu elección. Piensas, por lo tanto, que en el breve lapso que se extiende desde tu nacimiento hasta tu muerte se te ha concedido un poco de tiempo para tu uso exclusivo: un intervalo de tiempo en el quetodo el mundo está en conflicto contigo, si bien puedes elegir el camino que te librará del conflicto y te conducirá más allá de las dificultades que no son de tu incumbencia. Pero  que te incumben. ¿Cómo ibas a poder, entonces, escaparte de ellas dejándolas atrás? Lo que tiene que ir contigo te acompañará, sea cual sea el camino que elijas recorrer.
    La verdadera elección no es algo ilusorio. Mas el mundo no te la puede ofrecer. Todos sus caminos no hacen sino conducir a la desilusión, a la nada y a la muerte. Sus alternativas no constituyen una verdadera elección. No intentes escaparte de tus problemas aquí, pues el mundo fue concebido precisamente para que no se pudiese escapar de ellos. No te dejes engañar por los diferentes nombres que se le han dado a sus caminos. Todos tienen la misma finalidad. Y cada uno de ellos es tan sólo un medio para alcanzar esa finalidad, pues es ahí adonde todos ellos conducen, por muy diferentes que parezcan ser sus orígenes y por muy diferentes que parezcan ser sus trayectorias. Su final es inescapable, pues no hay elección posible entre ellos. Todos te conducen a la muerte. Recorrerás algunos de ellos felizmente por algún tiempo, antes de que comience la amargura. Mas por otros, las espinas se dejarán sentir de inmediato. La elección no es cuál ha de ser el final, sino cuándo va a llegar.
    No hay elección posible allí donde el final es indudable. Tal vez prefieras probarlos todos, antes de que te des cuenta de que todos son lo mismo. Los caminos que el mundo ofrece parecen ser muchos, pero llegará un momento en que todo el mundo comenzará a darse cuenta de cuán parecidos son los unos a los otros. Hay quienes han muerto al darse cuenta de esto porque no vieron otros caminos que los que ofrecía el mundo. Y al darse cuenta de que no conducían a ninguna parte, perdieron toda esperanza. Sin embargo, ése fue el momento en que pudieron haber aprendido la lección más importante de todas. Todo el mundo tiene que llegar a este punto e ir más allá de él. Ciertamente es verdad que el mundo no te ofrece elección alguna. Mas ésta no es la lección. La lección tiene un propósito, y con esto llegas a entender para qué es.
    ¿Por qué querrías probar otro camino, otra persona u otro lugar, cuando ya te has dado cuenta de cómo comienza la lección, aunque todavía no percibas para qué es? Su propósito es la respuesta a la búsqueda que tienen que emprender los que todavía creen que se puede encontrar otra respuesta. Aprende ahora, sin dejarte abatir por ello, que no hay ninguna esperanza de encontrar respuesta alguna en el mundo. Mas no juzgues la lección que apenas acaba de comenzar con esto, ni busques ninguna otra señal en el mundo que te haga pensar que tal vez haya otro camino. No sigas tratando de encontrar esperanzas donde no las hay. Acelera tu aprendizaje ahora, y comprende que desperdicias el tiempo si no vas más allá de lo que ya has aprendido hacia lo que aún te queda por aprender. Pues desde este punto - el más bajo - el aprendizaje te llevará a cumbres de felicidad en las que verás el propósito de la lección refulgiendo claramente, y perfectamente al alcance de tu comprensión.
    ¿Quién estaría dispuesto a darle la espalda a todos los caminos del mundo, a menos que se diese cuenta de su auténtica futilidad? ¿No es menester acaso que éste sea su punto de partida, en vez de buscar otro camino? Pues mientras vea alternativas donde no las hay, ¿qué poder de decisión podría ejercer? Sólo cuando se aprende dónde tiene realmente utilidad ese poder puede éste ejercerse plenamente. ¿Y qué poder puede tener cualquier decisión si se aplica a situaciones en las que no hay elección posible?
    Aprender que el mundo sólo ofrece una alternativa, sea cual sea la forma en que ésta se manifieste, es el comienzo de la aceptación de que sí hay otra alternativa que es real. Oponerte a este paso es impedir el logro del propósito para el que viniste aquí, pues no viniste a aprender cómo encontrar un camino que el mundo no ofrece. La búsqueda de diferentes caminos en el mundo no es más que la búsqueda de diferentes formas de verdad. Y esto es lo que hace que la verdad no se pueda alcanzar.
    No pienses que puedes encontrar la felicidad siguiendo un camino que te aleja de ella. Eso ni tiene sentido ni puede ser la manera de alcanzarla. Tú que piensas que este curso es demasiado difícil de aprender, déjame repetirte que para alcanzar una meta tienes que proceder en dirección a ella, no en dirección contraria. Y todo camino que vaya en dirección contraria te impedirá avanzar hacia la meta que te has propuesto alcanzar. Si esto fuese difícil de entender, entonces sería imposible aprender este curso. Mas sólo en ese caso. Pues, de lo contrario, este curso es la simple enseñanza de lo obvio.
    Hay una elección que tienes el poder de hacer una vez que hayas visto las verdaderas alternativas. Hasta que no llegues a este punto no tendrás nada entre qué elegir, y lo único que podrás hacer es decidir cuál es la mejor forma de engañarte a ti mismo otra vez. Este curso sólo intenta enseñarte que el poder de decisión no radica en elegir entre diferentes formas de lo que aún sigue siendo la misma ilusión y el mismo error. Todas las alternativas que el mundo ofrece se basan en esto: que eliges entre tu hermano y tú; que tú ganas en la misma medida en que él pierde; y que lo que tú pierdes es lo que se le da a él. ¡Cuán rotundamente opuesto a la verdad es esto, toda vez que el único propósito de la lección es enseñarte que lo que tu hermano pierde, tú lo pierdes también, y que lo que él gana es lo que se te da ati!
    Él no ha abandonado Sus Pensamientos! Pero tú olvidaste Su Presencia y no recordaste Su Amor. No hay senda en el mundo que te pueda conducir a Él, ni objetivo mundano que pueda ser uno con el Suyo. ¿Qué camino puede haber en todo el mundo - excepto si la jornada no es más que un errantevagar - que te pueda llevar hasta tu interior cuando todos fueron concebidos para separar a la jornada del propósito que debe tener? Todos los caminos que te alejan de lo que eres te conducen a la confusión y a la desesperanza. Sin embargo, Él nunca dejó Sus Pensamientos a merced de la muerte sin que su Fuente estuviese eternamente en ellos.
    ¡Él no ha abandonado Sus Pensamientos! Y así como Él no podría separarse de ellos, ellos no pueden excluirlo a Él de sí mismos. Moran unidos a Él, y en su unicidad* ambos se conservan intactos. No hay camino que pueda alejarte de Él, ni jornada que pueda llevarte más allá de ti mismo. ¡Qué absurdo y descabellado es pensar que puede haber un camino con semejante objetivo! ¿Adónde podría conducir? ¿Y cómo se te podría obligar a recorrerlo sin que tu propia realidad te acompañase?
    Perdónate a ti mismo tu locura, y olvídate de todas las jornadas fútiles y de todas las metas sin objetivo. No significan nada. No puedes dejar de ser lo que eres. Pues Dios es misericordioso, y no permitió que Su Hijo lo abandonara. Siéntete agradecido por lo que Él es, pues en ello reside tu escapatoria de la locura y de la muerte. No puedes estar en ningún lugar, excepto donde Él está. Y nohay camino que no conduzca a Él.
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    domingo, 24 de agosto de 2014

    Es tu elección !! Despiertas o te quedas a vivir en el drama (Trascender...

    LA COEXISTENCIA DE EXTRATERRESTRES Y LA NO INTERVENCION EN LA EVOLUCION DEL SER HUMANO.


    El hombre a través de la vida tiene la misión de unificar los tiempos, pero lo hará si es consciente del espacio que ocupa y sólo en esos"momentos" tendría la posibilidad de "ver" más allá de la aparente e ilusoria realidad en la que nos encontramos. Esta misión del hombre de unificar el tiempo y el espacio, lo debe hacer de forma individual y a su vez colectiva, como humanidad, como especie.

    Es por eso también que los "Extraterrestres" benevolentes y espiritualmente más evolucionados nunca nos salvarían. Porque así es el juego de la vida y ellos saben que no tienen que entrometerse con el libre albedrío. Los extraterrestres y alienígenas positivos respetan el libre albedrío. Ellos entienden que esto es parte de la evolución y las lecciones que contiene.

    ¿Tratarías de salvar al ratón del águila? Sería contrario a la "ley de la naturaleza", ¿no? Sin embargo, el ratón puede elegir ser más consciente de su depredador, y al tomar conciencia puede protegerse del águila. De esta manera el ratón aprende y evoluciona en consecuencia.

    La doctora Karla Turner tampoco descarta que existan seres benevolentes:
    "Yo acepto que hay fuerzas inteligentes que puedan contactarnos e informarnos - tal vez para ayudarnos a que nosotros nos ayudemos a nosotros mismos".
    Hay información y ayudas brindadas por "fuentes superiores" declarando que depende de nosotros distinguir las verdades de las mentiras. Todo es parte de la creación. Nada es mejor o peor. La evolución es un proceso de aprendizaje, despertar y ser consciente, ganando conocimiento y, de esta manera, sabiduría y amor. Cuanto más puedas ver el mundo tal cual es, objetivamente, como el universo se ve a sí mismo, mayor es el grado de conciencia y estado de Existencia.


    Los seres extraterrestres positivos altamente evolucionados pueden asistirnos y guiarnos de formas más sutiles si somos capaces de VER las señales y sabemos cómo ESCUCHAR, pero el trabajo yace en nosotros. Nadie lo hará por nosotros. Como dice el viejo refrán: "El maestro aparece cuando el estudiante está listo".

    Ellos no interfieren con las lecciones que necesitamos aprender por el bien de nuestra propia evolución, personal y colectiva.
    "Las fuerzas positivas, los seres SAO (Servicio a Otros) de los niveles superiores están trabajando activamente para apoyar los campos Creativos con miras a alcanzar el propósito positivo Lógico que es la realización de la Conciencia Absoluta bajo todas las condiciones y formas. La diversidad es promovida y celebrada.

    Sin embargo, la jerarquía negativa es orientada a consumir la energía de luz radiante en un único sentido: para 'Volverse Uno'. El poder progresivo que se transfiere de la 'captura' e incorporación de las fuentes de luz radiante sirve para alimentar y perfeccionar una exclusiva subjetividad de conciencia, puesto que el esfuerzo es hacia la subordinación de todas las cosas al narcisismo

    magnificado perteneciente a la devota conciencia del ego". -

    Laura Knight-Jadczyk

    Noticias del Mundo

    El hundimiento del sistema monetario fiduciario occidental podría haber comenzado. China, Rusia y la aparición de las monedas respaldadas e...