lunes, 28 de diciembre de 2015


Querida familia de Facebook. Después de unos días, aquí estoy de nuevo con vosotros para seguir comentando los temas que tanto nos gustan ¡Ya os echaba de menos! Creo que entre todos formamos un grupo muy interesante, cada uno con sus matices, pero todos preocupados por la evolución y el conocimiento, que es lo que importa. Un abrazo y aquí os dejo la continuación de la ponencia de Barcelona que empecé con el post anterior:.
OVNIS Y RELIGIONES (II)
Entrando en el tema de los ovnis, dado que algunos acuden a oír una conferencia sobre este tema por primera vez, voy a dar unas cuantas ideas generales para centrar el nudo principal: A los más avanzados os ruego un poco de paciencia, pues pasados estos preliminares, vais a oír algunas reflexiones interesantes.
Hoy ya la mayoría del público despierto sabe que nuestro planeta es visitado por seres de otros mundos; y el que no lo sabe, o es un despistado o le falta algo a su inteligencia. Pero, por otro lado, ya va siendo hora de que dejemos de hablar de los ovnis como un fenómeno curioso, interesante y misterioso, que apenas tiene influencia en nuestras vidas. Este es un tremendo error. Y esta es la idea que tiene del fenómeno una buena parte de la sociedad, incluidos no pocos de los llamados “ufólogos”.
Para hablar de ovnis, lo primero que tenemos que hacer es cambiar radicalmente nuestra idea del universo. En nuestro planeta hay muchos países que, a pesar de estar separados por artificiales y débiles fronteras, difieren mucho entre sí en su tamaño, cultura, poder económico, lengua, raza, historia y nivel de vida de sus habitantes. En el universo pasa algo por el estilo, pero en lugar de ser naciones separadas por simples fronteras virtuales, son astros que distan entre sí cientos o miles de años luz. Y esta es la razón por la que la ciencia oficial afirma que es imposible que hayan podido llegar a nosotros. Pero en esto, la ciencia oficial se ha quedado atrasada y anda medio perdida entre los agujeros de gusano, los portales interdimensionales o la “non locality”.
Lo segundo que tenemos que hacer es borrar de nuestra mente la infantil idea –sostenida también por la megaciencia— de que el universo está muy despoblado y de que la Tierra es uno de los pocos astros habitados. El programa SETI, de búsqueda de vida inteligente en el cosmos, aparte de ser una completa estupidez, es un engaño perpetrado para tener confundidas a las masas, puesto que hace muchos años que las grandes autoridades no solo saben que los tenemos aquí entre nosotros, sino que ellas se han comunicado directamente con ellos. De alguno de estos encuentros, tenemos conocimiento de cómo, cuándo y dónde. Del tiempo de Eisenhower, por ejemplo, sabemos dónde él los vio, con quién estaba, y sabemos también, que se han hecho tratos que no han sido cumplidos ni por los “extraterrestres” ni por los humanos. Y lo malo es que estos tratos han sido hechos con los peores de nuestros visitantes.
La gran realidad es que el universo hierve de vida; de todas clases de vida. Los orbes que ahora aparecen en las fotografías, los rods, los ébanis, las apariciones y toda suerte de extrañas manifestaciones, son muestras de seres dotados de otro tipo de vida, totalmente diferente al nuestro. La piedra que nos parece muerta, también tiene su propio tipo de vida. Sus electrones se mueven incansables alrededor de su núcleo. ¿Quién les da cuerda? ¿Nunca se han preguntado ustedes por qué no se paran? Y por otro lado, nuestra vida celular no tiene necesariamente que ser única. Es muy pueblerino pensar que toda la vida que existe en el universo tiene que ser igual a la nuestra. ¡No seamos paletos! Muy probablemente, la vida que existe en otros astros supera nuestra capacidad de comprensión. Entre la vida de los millones de bacterias –que son seres vivos y viven dentro de mi cuerpo—, y mi propia vida, hay casi una distancia infinita. Y la diferencia entre nuestra vida y la de otros seres del universo es, probablemente, aún mayor. Pero, sobre todo, dejando a un lado el relativo concepto de vida, en el universo, en la infinidad de astros que lo componen, hay millones de seres inteligentes poblando millones de astros habitados. Recuerden que solo en nuestra galaxia hay más de cien mil millones de estrellas con sus planetas y satélites correspondientes; y que, según nos dice el telescopio estratosférico Hubble, hay cientos de miles de galaxias, con miles de millones de estrellas. Esto es vital tenerlo en cuenta cuando se habla de ovnis.
¡Qué pardillos somos cuando pensamos ser los únicos o de los pocos habitantes del universo! Las matemáticas con un simple cálculo de probabilidad, vienen en nuestra ayuda cuando nos prueban que en el cosmos en el que hay billones (con be) de astros, es imposible no solo que el nuestro sea el único poblado por seres inteligentes, sino que es igualmente imposible que solo haya unos pocos.
Para mí es incomprensíble que los astrónomos más serios del mundo sigan hablando todavía de búsqueda de vida o de seres inteligentes en otros astros, cuando desde hace siglos los tenemos entre nosotros. En el simposio de astrobiología que conjuntamente la NASA, el SETI y la Biblioteca del Parlamento, celebraron en septiembre de 2014, científicos de muy diferentes especialidades discutieron seriamente cómo podría ser el impacto que la cultura humana recibiría en caso de que llegásemos a descubrir que hay otros planetas habitados. Pero lo decían como si se tratase de una probabilidad lejana o remota. Parece que ni ellos ni los astrónomos se han enterado de que hay miles de seres humanos que han estado y están en contacto directo con seres no humanos inteligentes, que según ellos aseguran, vienen de otros astros. Y no solo eso, sino que muchos hombres y mujeres han sido llevados a los planetas lejanos de donde ellos proceden y a los lugares subterráneos donde habitan aquí en nuestro planeta. Para estos científicos, el fenómeno ovni sigue siendo una invención de unos cuantos chiflados ingenuos o ignorantes, cuando los ignorantes son ellos. Las opiniones de miles de personas en todo el mundo, tan inteligentes como ellos, son absolutamente despreciables. Esto podría ser un gran indicio y hasta una prueba del enorme control mental a que la raza humana está sujeta, cuando gente tan inteligente ha sido engañada por tanto tiempo.
Y volviendo a lo que anteriormente dijimos, si comparamos nuestras naciones terrenas con los pueblos que residen en diferentes astros, podemos ver que lo mismo que en nuestro mundo hay países e individuos de todo tipo –fuertes y débiles, inteligentes y torpes, buenos y malos—, es posible que entre los seres pensantes que habitan los millones de astros habitados, haya también toda suerte de tipos. Posiblemente hay astros cuyos habitantes han invadido otros planetas y los han saqueado o sojuzgado; y lo mismo que en la Tierra ha habido países invasores y guerras entre diferentes naciones, en el universo ha habido y sigue habiendo conflictos entre los habitantes de los diferentes mundos.
Estos seres inteligentes negativos, que podríamos denominar antisistema, son la causa primaria de todos los males de nuestro planeta. Esa es la conclusión final de mi libro “Teovnilogía”. La mera existencia de estos seres maléficos y negativos en nuestro mundo, es un gran misterio para la mente humana. Un misterio que está más allá de todo lo que la ciencia pueda investigar. Pero la incógnita y la inquietud se agigantan, si esas fuerzas negativas estuvieran también presentes y activas en todo el cosmos. Y como sospecho que es así, para mí esto es un formidable misterio. ¿Por qué existen? ¿Cómo se puede compaginar esto con la creencia en un Dios Padre y en un Creador inteligente?
Se suele decir que cuando se pelean dos elefantes, mueren muchas hormigas y las pobres no se enteran de lo que pasa. ¿No seremos también nosotros las hormigas de una formidable guerra que existe en todo el universo entre fuerzas opuestas? ¿No habrá algo de razón en las teorías gnósticas y maniqueas?
A los sapientísimos Hawking y Dawkins no les hace falta ningún Dios; por otro lado, Higgs descubre el bosón, ¡nada menos que la partícula de Dios!; para otros astrónomos Dios se llama Big Bang. A lo que parece, en el origen del asombroso e infinito universo, los pobres científicos están más despistados que una cucaracha en la pasarela Cibeles. Los creyentes de las religiones son los únicos que parecen tener las cosas claras, pero me temo que tienen una idea de Dios un poco simplista. (Coninúo en el siguiente post).

Foto: El presidente Eisenhower tuvo un encuentro con extraterrestres la noche del 20 al 21 de febrero de 1954 en la base Edwards de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos.
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