lunes, 21 de octubre de 2013

Vídeo del capítulo 4. VII. Un Curso de Milagros: Creación y comunicación.


Un Curso De Milagros


Capítulo 4

Creación y comunicación

Está claro que si bien el contenido de cualquier ilusión particular del ego es irrelevante, su corrección es más útil dentro de un contexto específico. Las ilusiones del ego son muy concretas aunque la mente es naturalmente abstracta. Parte de la mente, no obstante, se vuelve concreta al dividirse. La parte concreta cree en el ego porque el ego depende de lo concreto. El ego es aquella parte de la mente que cree que lo que define tu existencia es la separación.
Lo único que el ego percibe es un todo separado, desprovisto de las relaciones que presupone el estado de ser. El ego, por lo tanto, está en contra de la comunicación, excepto cuando se utiliza para establecer separación en vez de para abolirla. El sistema de comunicación del ego se basa en su propio sistema de pensamiento, al igual que todo lo demás que él impone. Su comunicación está controlada por la necesidad que tiene de protegerse, e interrumpirá la comunicación siempre que se sienta amenazado. Esta interrupción es una reacción hacia una o varias personas determinadas. El carácter específico de la manera de pensar del ego da lugar, entonces, a generalizaciones falsas que no son realmente abstractas en absoluto. El ego simplemente responde, de ciertas formas especificas, a todo lo que percibe como relacionado.
El espíritu, en cambio, reacciona de la misma manera a todo lo que sabe que es verdadero, y no responde en absoluto a nada más. Tampoco hace ningún esfuerzo por establecer lo que es verdad. El sabe que lo único que es verdad es lo que Dios creó. El espíritu está en completa y directa comunicación con todos los aspectos de la creación, debido a que está en completa y directa comunicación con su Creador. Esta comunicación es la Voluntad de Dios. Creación y comunicación son sinónimos. Dios creó a cada mente comunicándole Su Mente, y estableciéndola así para siempre como un canal para Su Mente y Su Voluntad. Puesto que sólo los seres que pertenecen a un mismo orden pueden realmente comunicarse, Sus creaciones se comunican naturalmente con Él y como Él. Esta comunicación es perfectamente abstracta, ya que su aplicación es de una calidad universal y no está sujeta a ningún juicio, excepción o alteración. Dios te creó mediante esta comunicación y para ella. La mente puede distorsionar su propia función, pero no puede atribuirse a sí misma funciones que no le fueron dadas. Por eso es por lo que la mente no puede perder del todo la capacidad de comunicarse, aun cuando puede negarse a utilizarla en favor del estado de ser.
Tanto la existencia como el estado de ser se basan en la comunicación. La existencia, sin embargo, es específica en cuanto a qué, cómo y con quién vale la pena entablar comunicación. El estado de ser carece por completo de estas distinciones. Es un estado en el que la mente está en comunicación con todo lo que es real. En la medida en que permitas que ese estado se vea coartado, en esa misma medida estarás limitando la idea que tienes acerca de tu propia realidad, la cual se vuelve total únicamente cuando reconoces a toda la realidad en el glorioso contexto de la verdadera relación que tiene contigo. Ésa es tu realidad. No la profanes ni la rechaces. Es tu verdadero hogar, tu verdadero templo y tu verdadero Ser.
Dios, que abarca todo lo que existe, creó seres que lo tienen todo individualmente, pero que quieren compartirlo para así incrementar su gozo. Nada real puede incrementarse excepto compartiéndolo. Por eso es por lo que Dios te creó a ti. La Abstracción Divina se deleita compartiendo. Eso es lo que significa la creación. Las preguntas "¿qué?", "¿cómo?" y "¿con quién?" son irrelevantes toda vez que la verdadera creación lo da todo, ya que sólo puede crear a semejanza propia. Recuerda que la diferencia que hay entre tener y ser en la existencia, en el Reino no existe. En el estado de ser la mente siempre lo da todo.
La Biblia afirma repetidamente que debes alabar a Dios. Esto no quiere decir que debas decirle cuán maravilloso es. Dios no tiene un ego con el que aceptar tal alabanza, ni percepción con qué juzgarla. Pero a menos que desempeñes el papel que te corresponde en la creación, Su gozo no será total porque el tuyo no lo es. Y Él ciertamente sabe esto. Lo sabe en Su Propio Ser y en la experiencia que Su Ser tiene de la experiencia del Hijo. El constante fluir de Su Amor se obstruye cuando Sus canales están cerrados, y se siente solo cuando las mentes que Él creó no se comunican plenamente con Él.
Dios ha salvaguardado tu reino, pero no puede compartir Su gozo contigo hasta que no conozcas el reino con toda tu mente. La revelación no es suficiente porque es una comunicación de Dios hacia ti solamente. Dios no tiene necesidad de que se le devuelva la revelación, lo cual sería claramente imposible, pero si desea que se transmita a otros. Esto no se puede hacer con la revelación en sí, pues su contenido no puede ser expresado debido a que es algo sumamente personal para la mente que lo recibe. No obstante, dicha mente la puede extender a otras mentes, mediante las actitudes generadas por la sabiduría que se deriva de la revelación.
Dios es alabado cada vez que una mente aprende a ser completamente servicial. Esto, sin embargo, es imposible, a menos que también aprenda a ser completamente inofensiva, pues ambas creencias tienen que coexistir. Los que son verdaderamente serviciales son a su vez invulnerables porque no protegen a sus egos, y, por lo tanto, nada puede hacerles daño. Su espíritu servicial es la manera en que alaban a Dios, y Él les devolverá las alabanzas que le hagan porque ellos son como Él, y pueden regocijarse juntos. Dios se extiende hasta ellos y a través de ellos, y cunde una gran alegría por todo el Reino. Cada mente que ha sido transformada contribuye a aumentar esta alegría al estar individualmente dispuesta a compartirla. Los verdaderamente serviciales son los obradores de milagros de Dios, a quienes yo dirijo hasta que estemos todos unidos en el júbilo del Reino. Yo te dirigiré allí donde puedas ser verdaderamente servicial, y a quien pueda seguir mi dirección a través de ti.

El ‘excepcionalismo’ en política exterior: entre la ideología y la diferencia cultural

Mientras el excepcionalismo estadounidense tiene cada vez más dificultad para adaptarse a la globalización, el nuevo mundo multipolar requiere una reconsideración de los antiguos planteamientos que dé lugar a nuevos enfoques.
El ‘excepcionalismo’ en política exterior: entre la ideología y la diferencia cultural
El excepcionalismo, como uno de los pilares básicos de la ideología estadounidense y una de las tradiciones fundamentales de su política exterior, está fuertemente ligado a la unipolaridad. Se podría decir incluso que el excepcionalismo es la principal razón de que a Estados Unidos le cueste tanto aceptar la realidad de un mundo multipolar y renunciar a su afán por el liderazgo como paradigma de su política exterior, como filosofía de las relaciones internacionales estadounidenses en su conjunto.
El excepcionalismo sostiene que en Estados Unidos se ha formado el sistema socio-político más avanzado, el más progresista, el más compatible con el ser humano y, en definitiva, el mejor. Un sistema de gobierno superior, orientado a la defensa de las libertades del hombre y del ciudadano. Un sistema en cuyo centro se sitúa el individuo, su libertad, sus derechos y sus intereses.
Originariamente, bajo las condiciones imperantes en el siglo XVIII y principios del XIX, así era. De este modo, el excepcionalismo se convirtió en el fundamento ideológico de la política aislacionista de EE UU, la cual rigió el país hasta mediados del siglo XX. En un mundo dominado por imperios ideológicos europeos contrarios a los EE UU, no existía una mejor forma de conservar el excepcionalismo del sistema norteamericano, su estilo de vida.

Excepcionalismo americano un término polisémico e ideológico

Otro sentido que se le da al excepcionalismo americano en política exterior es el que hace referencia a la creencia de que EE UU es indispensable para el resto. Se trata, como han desvelado algunos especialistas (como Stephen M. Walt) de un mito, cultivado por EE UU. Este sentido se da desde que Madeleine Albrigth, exsecretaria de Estado estadounidense declaró en 1998 que su país era indispensable para el mundo.
Otro sentido que se le da al excepcionalismo americano en política exterior es el que hace referencia a la creencia de que EE UU es indispensable para el resto. Se trata, como han desvelado algunos especialistas (como Stephen M. Walt) de un mito, cultivado por EE UU. Este sentido se da desde que Madeleine Albrigth, exsecretaria de Estado estadounidense declaró en 1998 que su país era indispensable para el mundo.
Más adelante, cuando Estados Unidos pasó a aplicar una política exterior internacionalista, el excepcionalismo se convirtió en la base ideológica de su apego al liderazgo. No es casualidad que este país carezca históricamente de experiencia en la participación igualitaria del orden mundial, como uno más de los centros de poder que conforman el mundo multipolar. Estados Unidos pasó de no intervenir en un orden mundial ‘ajeno’ (en el siglo XVIII, XIX y la primera mitad del XX) a instaurar uno propio en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI.
La razón de este cambio vuelve a ser el excepcionalismo. Este impide el diálogo de igual a igual e imposibilita que los Estados Unidos se conviertan en un centro de poder más; no admite su participación igualitaria en el sistema internacional de toma de decisiones, en la determinación del orden del día; y dificulta su participación en la creación y gestión de un orden mundial multipolar (en lugar de estadounidense). Y es que, quién mejor para sostener el liderazgo que el país con el mejor sistema del mundo y el estilo de vida más avanzado, quién mejor que el pionero en la propagación de los valores universales.
El excepcionalismo es la razón por la que Estados Unidos solo puede liderar un proceso internacional o no participar en él en absoluto. La tercera vía —la participación en igualdad de derechos— es impensable.
Asimismo, en las condiciones actuales, el excepcionalismo está empujando a los Estados Unidos a aplicar una política exterior ideológica orientada a la propagación de la democracia y la división del mundo en países democráticos y no democráticos. El papel de estos últimos y el lugar que ocupan en la política exterior de EE UU es, tradicionalmente, inferior.
Sin embargo, el problema reside en que ni su afán de liderazgo ni una política exterior ideologizada encajan con la multipolaridad. Tanto el liderazgo, entendido como única forma admisible de intervención en la política exterior y única alternativa al aislacionismo, como el mesianismo ideológico se vuelven contraproducentes en un momento en que Estados Unidos no está en condiciones de lograr sus principales intereses de forma efectiva sin la ayuda de Rusia, China o la India (entre otros) y, lo que es peor, en contra de los criterios de estos países.
Estas son las causas principales de los problemas que afectan a las relaciones de EE UU con los centros de poder no occidentales, como Rusia y China, así como el origen de la profunda crisis que afronta el pensamiento político internacional de esta potencia. De nuevo, es el excepcionalismo el principal culpable. Mientras esta siga siendo la filosofía fundamental de la política exterior norteamericana, persistirán los problemas en sus relaciones con otros centros de poder, que no reconocen el liderazgo de los EE UU ni la universalidad de sus valores.
Sin embargo, el hecho de que EE UU, al menos de momento, no esté en condiciones de renunciar al concepto de excepcionalismo origina un dilema en este sentido. Este concepto ocupa un lugar tan céntrico en la identidad de Norteamérica y de los norteamericanos, en su código de identificación cultural, que renunciando a él Estados Unidos se perdería a sí mismo.
Es difícil predecir de momento cuál será la salida de esta situación. Aparentemente, tarde o temprano, Estados Unidos tendrá que encontrar un punto intermedio entre el liderazgo, el aislacionismo y la interacción en igualdad de condiciones, lo que le permitirá seguir considerándose una nación excepcional. Pero esta transformación llevará tiempo y no será sencilla.
En cuanto al excepcionalismo de los demás países, este se diferencia esencialmente del norteamericano, el cual incluye un marcado carácter ideológico y, una vez más, centrado en la ideología norteamericana. Para Rusia, China, Japón y la India, el excepcionalismo reside en su singularidad cultural, en el hecho de que son diferentes, y no en el de ser los mejores o los más avanzados.
Si el excepcionalismo obliga a los demás países a desechar la idea de imponer sus modelos de desarrollo y resalta sus singularidades, para Estados Unidos, por el contrario, el excepcionalismo es inherente a otro de los pilares de su ideología: el universalismo, el cual sostiene que los Estados Unidos no solo difunden sus propios valores, sino también los valores universales. Al mismo tiempo, Estados Unidos basa su excepcionalismo en el carácter precursor que implica la creación del ya mencionado mejor y más válido de los sistemas.
En este sentido, los excepcionalismos de los demás centros de poder son perfectamente compatibles entre sí y con la multipolaridad. Ninguno de ellos, excepto el norteamericano, pretende ser el mejor ni el más avanzado. 
Artículo publicado originalmente en inglés en Russia Direct. 

No te rindas


No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti

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