jueves, 17 de julio de 2014

El banco del BRICS prestará ayuda sin imponer condiciones políticas como el FMI

Tras más de seis décadas marcando el ritmo a los países en desarrollo, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial podrían perder su monopolio. Los países miembros de BRICS proponen una alternativa, su nuevo Banco de Desarrollo.
Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, cansadas de esperar una reforma del sistema de voto dentro del FMI, están avanzando hacia un verdadero contrapeso al organismo. La puesta en marcha del banco de los BRICS, que fue decidida por los jefes de Estado de los cinco países miembro en la cumbre del 2013, tendrá como objetivo movilizar recursos, fomentar la construcción de infraestructuras y el desarrollo sostenible en los países emergentes.  

"La diferencia es que el fondo es un organismo internacional con un reglamento y toda una normativa no solo para el otorgamiento de los créditos, sino de presión de la propia dirección del fondo, y esa dirección exige condiciones políticas y las condiciones políticas, por supuesto, antes y ahora, son las de los intereses de los capitales", sostiene el analista internacional, Judith Valencia.
Las inversiones [del BRICS] no van a tener la misma intención de expansión y de dominio militar y obediencia política  
Cuando un país solicita ayuda financiera del Banco Mundial o del FMI tiene que aceptar una serie de ajustes estructurales, lo que se traduce en recortes del gasto público, fin de subsidios o congelación de sueldos. Esas medidas conducen a una reducción de las industrias domésticas y favorecen a Occidente, algo que diferentes países de América Latina llaman neocolonialismo.

El economista Andrés Asiaín explica que muchos países que, por acceder a préstamos del FMI o de bancos norteamericanos o europeos, "sufrían condicionamientos que les alejaban políticamente de los países al estilo del BRICS, ahora podrían tener una alternativa de financiamiento que les dé mayor libertad política a la hora de determinar sus relaciones internacionales".
  
A diferencia de las instituciones occidentales, el Banco de desarrollo del BRICS ofrecerá préstamos que no supongan la necesidad de realizar ajustes estructurales. En otras palabras, el nuevo fondo propone una alternativa sin condiciones políticas. "Las inversiones que hagan en el mundo no van a tener la misma intención de expansión y de dominio militar y obediencia política, sino que va a haber un respeto cultural", asegura Judith Valencia. 

Este banco operará en las monedas nacionales, algo que confirma la opinión de los economistas que llaman la atención sobre cómo en los últimos años estamos viendo una desdolarización del comercio internacional. Incluso las sanciones que Occidente ha impuesto a Rusia por la crisis ucraniana han contribuido a esta tendencia. No en vano, Rusia ha respondido firmando un contrato histórico de suministro de gas a China de 400.000 millones de dólares a 30 años, cuyo pago podría producirse en yuanes y rublos.
  
Y mientras EE.UU. y Europa mantienen el mismo punto de vista en la mayoría de los asuntos internacionales, los BRICS tienen otra cosa en común: El deseo de un equilibrio diferente del orden económico mundial.   

El creciente peso de la economía y el poder de la unión de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica se refleja en el hecho de que juntos representan en conjunto el 26% de la superficie de la Tierra, una circunstancia que convierte al bloque en la reserva alimentaria del mundo.

La población conjunta de estas cinco naciones es de casi 3.000 millones de personas, es decir un 40% de la población mundial, mientras que en el marco económico suman más de 6 billones de dólares en el comercio internacional. Además, representan una quinta parte del Producto Interior Bruto mundial con más de 15,8 billones de dólares.


Texto completo en: http://actualidad.rt.com/
Espiritualidad Mestiza
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Lo único que puede ayudarnos como humanidad es una integración verdadera. Un esfuerzo a mirar la cara del otro, su dignidad y su camino recorrido.  Y honrarlo a pesar también de sus torpezas.
por Gabriel Ojeda M 

Algunos “blancos” de América que se creen blancos por vivir al modo occidental o por tener ojos verdes y pelo medianamente rubio, a pesar de claros símbolos de raza indígena en su sangre buscan o más bien anhelan sus orígenes “nobles” en Europa, como quien espera volver a la pureza. Así mismo algunos indígenas mestizos, niegan su sangre procedente de Europa instalándose dentro de lo indígena con fuerza, negando a su vez su aspecto de origen occidental.
En este proceso motivado por el miedo se está cerrando la puerta a que surja algo nuevo, un nuevo germen, nunca antes visto, que reposa en nuestra herencia genética, genealógica y cultural y que yo llamo espiritualidad mestiza y que podría ser el origen del fin de la estupidez de nuestro tiempo.
Una mezcla de chamanismo indio y chamanismo europeo, atravesado por la presencia de chamanismo africano muy presente en toda América. Chamanismo entendido como amor por la sabiduría instintiva, primordial y esencial del ser humano que es la que nos puede acercar al verdadero entendimiento de la vida y la felicidad ya que la razón no lo logró y si casi nos lleva al desastre total.
Tengo la convicción de que lo único que puede ayudarnos como humanidad es una integración verdadera. Un esfuerzo a mirar la cara del otro, su dignidad y su camino recorrido.  Honrarlo a pesar también de sus torpezas y validarlo. Tratar de comprender su modo y en ese proceso que pide mucho del individuo, construir la espiritualidad, la economía, la religión, la educación que queremos para el mañana.
Creo que una cultura nueva sin religiones procedentes de occidente y sin relecturas de las viejas civilizaciones indígenas de América es posible si nos embarcamos hacia lo desconocido, cuyo primer tramo del viaje comienza por reconocer el rostro ajeno. No quiere decir que no podamos tomar los orígenes como referente pero siempre mirando al frente creando un espacio nuevo, que es donde puede surgir lo bueno, lo desconocido.
De la mano de la sabiduría pereene, no solamente hacia una aceptación de las diferencias sino también contribuyendo a sanar las heridas que aún no se han curado y que nos mantiene disociados como cultura y sociedad en el ámbito del conocimiento y del acceso a él. Parece que aún no hemos entendido que ninguna cultura tiene acceso al conocimiento absoluto. En mi experiencia personal he visto como algunos psicólogos le restan valor a la medicina tradicional indígena y así mismo he visto chamanes incapaces de tratar ciertos males de sus pacientes por desconocer aspectos que la metagenealogía ya tiene resueltos.
Más allá de toda la barbarie que haya podido ocurrir que nos obligó a unos y a otros a refugiarnos en nosotros mismos y en lo conocido, ocurrió un importantísimo encuentro de culturas y sabidurías “se unió el mundo conocido y si no superamos ese narcisismo cultural nos estamos perdiendo de algo tan valioso como podría ser una medicina que si cure.
Los testigos del pecado

Vídeo del capítulo 27. VI. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 27

Los testigos del pecado

El dolor demuestra que el cuerpo no puede sino ser real. Es una voz estridente y ensordecedora, cuyos alaridos tratan de ahogar lo que el Espíritu Santo dice e impedir que Sus palabras lleguen hasta tu conciencia. El dolor exige atención, quitándosela así al Espíritu Santo y centrándola en sí mismo. Su propósito es el mismo que el del placer, pues ambos son medios de otorgar realidad al cuerpo. Lo que comparte un mismo propósito es lo mismo. Esto es lo que estipula la ley que rige todo propósito, el cual une dentro de sí a todos aquellos que lo comparten. El placer y el dolor son igualmente ilusorios, ya que su propósito es inalcanzable. Por lo tanto, son medios que no llevan ninguna parte, pues su objetivo no tiene sentido. Y comparten la falta de sentido de que adolece su propósito.
El pecado oscila entre el dolor y el placer, y de nuevo al dolor. Pues cualquiera de esos testigos es el mismo, y sólo tienen un mensaje: "Te encuentras dentro de este cuerpo, y se te puede hacer daño. También puedes tener placer, pero el costo de éste es el dolor". A estos testigos se unen muchos más. Cada uno de ellos parece diferente porque tiene un nombre distinto, y así, parece responder a un sonido diferente. A excepción de esto, los testigos del pecado son todos iguales. Llámale dolor al placer, y dolerá. Llámale placer al dolor, y no sentirás el dolor que se oculta tras el placer. Los testigos del pecado no hacen sino cambiar de un término a otro, según uno de ellos ocupa el primer plano y el otro retrocede al segundo. Es irrelevante, no obstante, cuál de ellos tenga primacía en cualquier momento dado. Los testigos del pecado sólo oyen la llamada de la muerte.
El cuerpo, que de por sí carece de propósito, contiene todas tus memorias y esperanzas. Te vales de sus ojos para ver y de sus oídos para oír, y dejas que te diga lo que siente. Mas él no lo sabe. Cuando invocas los testigos de su realidad, te repiten únicamente los términos que les proporcionaste para que él los usara. No puedes elegir cuál de entre ellos es real, pues cualquiera que elijas es igual que los demás. Lo único que puedes hacer es decidir llamarlo por un nombre o por otro, pero eso es todo. No puedes hacer que un testigo sea verdadero sólo porque lo llames con el nombre de la verdad. La verdad se encuentra en él si lo que representa es la verdad. De lo contrario, miente, aunque lo invoques con el santo Nombre de Dios Mismo.
El Testigo de Dios no ve testigos contra el cuerpo. Tampoco presta atención a los testigos que con otros nombres hablan de manera diferente en favor de la realidad del cuerpo. Él sabe que no es real. Pues nada podría contener lo que tú crees que el cuerpo contiene dentro de sí. El cuerpo no puede decirle a una parte de Dios cómo debe sentirse o cuál es su función. El Espíritu Santo, sin embargo, no puede sino amar aquello que tú tienes en gran estima. Y por cada testigo de la muerte del cuerpo, Él te envía un testigo de la vida que tienes en Aquel que no conoce la muerte. Cada milagro que Él trae es un testigo de la irrealidad del cuerpo. Él cura a éste de sus dolores y placeres por igual, pues todos los testigos del pecado son reemplazados por los Suyos.
El milagro no hace distinciones entre los nombres con los que se convocan a los testigos del pecado. Demuestra simplemente que lo que ellos representan no tiene efectos. Y puede demostrar esto porque sus propios efectos han venido a substituirlos. Sea cual sea el término que hayas utilizado para referirte a tu sufrimiento, éste ya no existe. Aquel que es portador del milagro percibe que todos ellos son uno y lo mismo, y los llama miedo. De la misma manera en que el miedo es el testigo de la muerte, el milagro es el testigo de la vida. Es un testigo que nadie puede refutar, pues los efectos que trae consigo son los de la vida. Gracias a él los moribundos se recuperan, los muertos resucitan y todo dolor desaparece. Un milagro, no obstante, no habla en nombre propio, sino sólo en nombre de lo que representa.
El amor, asimismo, tiene símbolos en el mundo del pecado. El milagro perdona porque representa lo que yace más allá del perdón, lo cual es verdad. ¡Cuán absurdo y demente es pensar que un milagro pueda estar limitado por las mismas leyes que vino exclusivamente a abolir! Las leyes del pecado tienen diferentes testigos, y cada uno de ellos tiene diferentes puntos fuertes. Y estos testigos dan testimonio de diferentes clases de sufrimiento. No obstante, para Aquel que envía los milagros a fin de bendecir el mundo, una leve punzada de dolor, un pequeño placer mundano o la agonía de la muerte, no son sino el mismo estribillo: una petición de curación, una llamada de socorro en un mundo de sufrimiento. De esa similitud es de lo que el milagro da testimonio. Esta similitud es lo que prueba. Las leyes que consideraban que todas esas cosas eran diferentes, son abolidas, lo cual demuestra su impotencia. El propósito del milagro es lograr esto. Y Dios Mismo ha garantizado el poder de los milagros por razón de lo que atestiguan.
Sé, pues, un testigo del milagro, y no de las leyes del pecado. No hay necesidad de que sigas sufriendo. Pero  de que sanes, ya que el sufrimiento y la angustia del mundo han hecho que éste sea sordo a su propia necesidad de salvación y liberación.
La resurrección del mundo aguarda hasta que sanes y seas feliz, para que puedas demostrar que el mundo ha sanado. El instante santo substituirá todo pecado sólo con que lleves sus efectos contigo. Y nadie elegirá sufrir más. ¿Qué mejor función que ésta podrías servir? Sana para que así puedas sanar, y evítate el sufrimiento que conllevan las leyes del pecado. Y la verdad te será revelada, por haber elegido que los símbolos del amor ocupen el lugar del pecado.
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