domingo, 24 de septiembre de 2023

 La importancia de los pequeños retos en nuestro devenir

 Una de las mejores formas de mantenerse  motivado la mayor parte del tiempo está en la sana costumbre de imponerse pequeños retos, que tengan que ver con un objetivo más grande a largo plazo. Se ha llegado a establecer la importancia de esto como una herramienta que nos da la posibilidad de ir alcanzando y conquistando de a poco aquellos espacios en nuestras vidas que vistos desde una óptica general parecían imposibles de alcanzar.

Henry Ford decía que ninguna tarea es imposible si se la divide en partes más pequeñas, y seguro que sabía de lo que hablaba dado su experticia. Pero también tiene su complejidad a nivel neuronal porque el logro de pequeñas metas nos proporcionara gran dosis de serotonina que nos mantendrá con un permanente estado de ánimo.




 Los pequeños retos ayudan a:

  1. Seguir enfocados: visualizar metas pequeñas y continuas, pero que impliquen retos, nos mantendrá concentrados en el rumbo que debemos seguir para alcanzarlos y alejados de las distracciones.
     
  2. Priorizar: fijar algunas prioridades nos permitirá dejar de lado aspectos que nos hagan perder el tiempo o los esfuerzos. Los pequeños objetivos importan porque son evidencias de que estamos recorriendo un camino, paso a paso. Priorizar ayuda a no retroceder en el proceso o a que, si retrocedemos, volvamos a avanzar.
     
  3. Tener una guía: los retos y pequeñas metas nos aportan claridad a la hora de realizar nuestras actividades, por lo cual nos facilitan cierto orden en nuestras decisiones, pensamientos y acciones cotidianas. 
     
  4. Apasionarnos: el cumplimiento de pequeños objetivos renueva las esperanzas en nosotros mismos y en el camino que recorremos, nos permite disfrutar del camino y de todo lo que en él se aprende y, sobre todo, comprender que el momento de plenitud no se da al alcanzar una meta, sino al perseguirla. Las metas permitieron recorrer el camino que enriqueció nuestra vida, pero la satisfacción al cumplirlas es siempre momentánea y efímera, mientras que el aprendizaje para lograrla fue continuo y duradero y se queda en nosotros permanentemente.
     
  5. Trazarnos nuevas metas: cuando sabemos que podemos avanzar paso a paso, seguramente querremos seguir avanzando y explorando nuevas posibilidades. Ahí también radica la importancia de los pequeños logros, en que nos capacita para afrontar los nuevos por venir.

 

domingo, 17 de septiembre de 2023

 Crear nuevos hábitos

Crear nuevos hábitos y programarlos en nuestro cerebro puede ser un proceso desafiante, pero con las técnicas adecuadas, podemos hacer que se convierta en una parte natural de nuestra vida diaria.

Aquí señalaremos algunas sugerencias:

Establecer objetivos claros.- Antes de comenzar a trabajar en la creación de un nuevo habito, es importante tener un objetivo claro en mente, esto ayudará a mantener el enfoque  y motivación a medida que se avanza.

Es aconsejable iniciar con cambios pequeño.- La tarea se facilita si al iniciar se opta por pequeños  y manejables cambios que no alteren de forma abrupta la rutina, a fin de que no se presente resistencia al llevarlos a cabo. Por ejemplo si se desea comenzar a leer y no se tiene la costumbre de hacerlo, es altamente deseable iniciar por 20 minutos al día y escoger un tema que sea de importancia  o relevante, esto para ayudar a mantener el entusiasmo por hacerlo.

Crear una rutina.- Es importante enfocarse en crear la rutina con el fin de que nuestro cerebro vaya aceptando de manera gradual la nueva información, y por ende la nueva conexión neuronal vaya fortaleciéndose. Es imprescindible realizarlo diariamente y de preferencia a la misma hora.

Ser consistente.- La consistencia es clave en este punto, incluso si no se tiene los 20 minutos, es importante que se realice por el tiempo que se tenga disponible, de allí que en el caso que usamos como ejemplo “la lectura”, es medular lo que se escoja para leer ya que debe estar alineado con algún objetivo practico. Esto para evitar que en esos procesos de auto sabotaje, se termine perdiendo el interés por carecer de practicidad aquello que se lee.

Celebrar los pequeños éxitos.- Cada vez que se logre cumplir con un objetivo, es bueno celebrar los  pequeños éxitos. Reconocer los progresos que se van alcanzando sirve como motivación para seguir adelante, a la vez que relaja el cerebro y produce “Dopamina” que es la hormona de la satisfacción y la recompensa. 

En cuanto a la programación de hábitos en nuestro cerebro, se ha demostrado que la neuroplasticidad del de este,  permite que las conexiones neuronales cambien y se adapten en función de nuestras experiencias y comportamientos. Al crear nuevos hábitos estamos fortaleciendo estas conexiones neuronales y haciendo que el nuevo comportamiento se convierta en una parte natural de nuestro cerebro,  ergo, nuestras rutinas cambian y con ellas nuestros resultados.


domingo, 10 de septiembre de 2023

 ¿Por qué nos negamos a aprender cosas nuevas?

 Aunque nos cueste trabajo creerlo, los seres humanos tenemos resistencias a aprender sobre todo cuando tenemos mayor edad o cuando contamos en nuestro haber cognitivo un gran bagaje de conocimiento, que nos ubica en un buen posicionamiento social e intelectual.

¿Cuáles son estos enemigos del aprendizaje?

 

 1. Incapacidad de declarar ignorancia

Nos da vergüenza decir “no sé”. ¿Qué pensarán de mí?  Nos cuesta reconocer que hay cosas que no sabemos creyendo que deberíamos saber.

Para poder aprender hace falta una declaración de ignorancia. La ignorancia no es lo opuesto al aprendizaje, es el "umbral del aprendizaje"

2. Querer tener todo claro, todo el tiempo

Cualquier momento de confusión o incertidumbre es evitado a toda costa.

No estar abierto a admitir que para llegar a saber pasamos por el no saber y que para llegar a la luz hay trechos de oscuridad.

 3. El fenómeno de la ceguera cognitiva

Cuando no sabemos que no sabemos.

No reconocer lo nuevo como nuevo.

Esto es más de lo que yo ya se… Es lo mismo a… 

 4. Vivir juzgando todo, todo el tiempo

El hábito de la crítica constante.  Una predisposición constante a ver lo negativo.

 5. No considerar las emociones en el aprendizaje

Algunas emociones nos predisponen a aprender (asombro, alegría, aceptación) y otras nos cierran (arrogancia, enojo, vergüenza)

El aprendizaje ocurre a partir de la apertura emocional.

 6. No incluir el cuerpo en el aprendizaje

Creer que aprender es un proceso puramente mental, se menosprecia lo corporal.

Vergüenza corporal.

Lo que el cuerpo graba, la mente no olvida.

 7. La gravedad

Creer que el aprendizaje debe ser muy serio, que lo simple no sirve, olvidarse de jugar. Tomarse los errores a la tremenda.

Incorporar la liviandad y la alegría en el aprender, la diversión y el permiso de equivocarse.

Es parte del proceso.

 8. La trivialidad

No se toma nada en serio, se escapa con las bromas.

 9. Adicción a las respuestas

Nos hicimos adictos a tener la “respuesta  correcta”.

Se quieren formulas y respuestas cerradas.

 10. No asignarle prioridad al aprendizaje (No tengo tiempo)

Soy víctima de la vorágine cotidiana y el mundo no me deja aprender. No me muestro responsable frente al aprendizaje.

Adquirir maestría lleva tiempo (10 mil hs. de práctica)

 11. No dar autoridad a nadie para que me enseñe

A partir de nuestra declaración de ignorancia el segundo paso implica encontrar un maestro. Cuando declaramos a alguien como nuestro maestro, le otorgamos confianza y autoridad  reconociendo su mayor capacidad de acción. A veces nos posicionamos en lugares donde nadie alcanza para enseñarnos.

12. No puedo aprender dado quien soy… ¡Soy Así!

Nos consideramos demasiado grandes o demasiado chicos. O pensamos que determinado aprendizaje no es para nosotros dado  la persona que somos. Esto es muy complicado para mí. Yo no puedo, etc. Estas son algunas de las declaraciones que nos impiden abrirnos al aprendizaje de lo nuevo.

13. Confundir aprender con tener información

Si la información no se traduce en capacidad de acción el proceso ocurre solo en el cerebro y no se puede reflejar en resultados.

Sabe de tenis, pero no sabe jugar al tenis. Sabe de compasión pero no es compasivo.


Este y otros temas puedes encontrar en mi libro "Mientras Esperas" de venta en Amazon.com 

 

 

lunes, 4 de septiembre de 2023

 AUTOACEPTACION

 


No es posible la obtención del éxito ni de la felicidad genuina sin que la persona desarrolle en sí misma cierto grado de autoaceptación. Los sujetos más desgraciados y que más se torturan en todo el mundo son los que se están quejando en forma continua, para convencerse a sí mismos y a los demás de que ellos son básicamente distintos a como se manifiestan. No hay nada que alivie y satisfaga tanto como cuando el sujeto se desprende, finalmente, de todas sus pretensiones y se dispone a ser él mismo. El éxito que procede de las meras palabras de uno, elude con frecuencia a los individuos que se preocupan demasiado de la lucha por ser alguien, produciéndose en cambio, casi siempre, cuando la persona cesa de preocuparse y se halla dispuesta a descansar y “a ser ella misma”.

El camino de la autoimagen no tiene que ver nada con la transformación del ser individual o con el mejoramiento del mismo sino que, al cambiar éste su propia imagen mental, transforma también su propia estimación, la concepción y las creencias de ese ser suyo. Los asombrosos resultados que siguen al desarrollo de una “autoimagen” realista y adecuada, se producen no como resultado de la autotransformación sino por la autoconfianza y la autorrevelación. Su ser interno, ahora mismo, es lo que siempre ha sido y todo lo podrá ser siempre. Usted no lo ha creado, tampoco lo podrá cambiar.

Usted puede, sin embargo, reconocerle su propia naturaleza y hacer lo que más pueda respecto a lo que ya es, mediante la obtención de un grabado mental de su ser auténtico.

Luego no tiene por qué tentarse con ser alguien, usted es como es ahora; es alguien no a causa de que haya ganado un millón de dólares o conduzca el automóvil más grande de toda su calle o porque gane el bridge, sino porque Dios le creó a su propia imagen y semejanza.

La mayoría de nosotros somos mejores, más sabios, fuertes y competentes ahora de lo que creemos. La creación de una autoimagen mejor no tiene que ver nada con que nos creemos nuevas capacidades, talentos o fuerzas, sino en desempeñar y en emplear adecuadamente las que poseemos.

 Podemos transformar la personalidad, pero no el ser básico. La personalidad es como una herramienta, un utensilio, un punto focal del ser que empleamos en nuestros tratos con el mundo; constituye la suma total de nuestros hábitos y actitudes y las habilidades aprendidas que empleamos como método de expresión de nosotros mismos.

 


Psicocibernetica 

Maxwell Maltz


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