miércoles, 18 de septiembre de 2013

El Poder de las Palabras

Las palabras se someten a cada instante al filtro de nuestros pensamientos, pensamos, identificamos e intuimos y buscamos racionalmente darle forma a nuestras ideas a través de la palabra.

Se habla permanentemente de todo tipo de poderes: del poder de la política, de la tecnología, del armamento militar de tal o cual país. Incluso, se habla del poder de la prensa, a la que el estadista inglés Edmund Burke definió, justamente, como el “cuarto poder”, detrás de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de las democracias occidentales. Y todavía se pude hablar de más poderes: el poder de la espiritualidad, el poder de la imaginación humana –que no tiene límites- y hasta el poder de la naturaleza.

Sin embargo, hay un poder que sobrepasa a todos estos: el poder de la palabra. Todas las acciones humanas, desde la articulación del pensamiento, su cultura, sus quehaceres diarios, etc., están entrelazados y sustentados en solo 28 signos que representan un alfabeto que, a su vez, es capaz de representar en sonidos, absolutamente, toda la realidad humana, todo lo que le rodea, todo lo que lo hace ser un ser pensante; el único ser que se da cuenta de que se da cuenta.

Lo primero que hacemos frente a la realidad desconocida es nombrarla, bautizarla, lo que ignoramos no lo podemos nombrar. Aun así parafraseamos y asignamos palabras a lo nuevo y desconocido. Códigos y jergas se inmiscuyen en nuestro lenguaje.
Todo aprendizaje comienza como enseñanza de los verdaderos nombres de las cosas-o así lo hemos creído- y termina con la revelación de la palabra, piedra angular donde se soporta todo el saber, y desnuda nuestra ignorancia. Aún el silencio dice algo, pues trae consigo signos que revelan y expresan. Es de esta forma que nos damos cuenta que no podemos huir del lenguaje, siempre comunicamos, incluso en estados de inconciencia, estamos atrapados por el poder del lenguaje. Por el poder de las palabras que son la cristalización de los pensamientos.

Las palabras para el hombre oral eran poderosas, estas podían herir como flecha o lanza, se pensaba en ellas como eventos, como en algo verídico que sucedía, se creía en dicho poder, simplemente porque las palabras venían de hombres libres e impredecibles y tenían impreso ese potencial impredecible. Para muchos después de Gutenberg las palabras reposaban pasivamente sobre hojas y páginas, esperando a que alguien les diera vida y realidad.

Ese código compartido por cada humanidad lingüística es la que posibilita la comunicación. Las palabras no viven fuera de nosotros, nosotros somos su mundo y ellas el nuestro.


El drama sirio se acerca a su fin?
Fiódor Lukiánov, para Rusia Hoy
En la epopeya siria ha tenido lugar un giro inesperado: Rusia le ha ofrecido a Damasco que ponga bajo control internacional su armamento químico y el gobierno sirio ha aplaudido la idea. La argumentación estadounidense para el ataque se centraba precisamente en las sustancias tóxicas, en castigar a El Asad por las armas de destrucción masiva.


La opción del control internacional es muy acertada. En primer lugar saca el debate de la estéril discusión sobre quién utilizó armas químicas, cuando se defienden puntos de vista opuestos uno no se cree los argumentos de su oponente. En segundo lugar da respuesta a las recriminaciones que ha recibido Moscú, de entorpecer cualquier paso de Occidente sin proponer nada a cambio. En tercer lugar ofrece una solución contra la que nadie tiene nada en contra. Siria es uno de los pocos países que no ha firmado la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, y en caso de que se llevara a cabo este plan, se apartaría de la circulación un peligroso arsenal hasta de su hipotética utilización. En cuarto lugar esta oferta solo se puede llevar a cabo con el trabajo conjunto y coordinado de Rusia, EE UU y la ONU, con la mediación de un país respetado por su neutralidad (por ejemplo Suiza o Suecia) y el gobierno sirio. Finalmente es una oportunidad para Moscú y Washington de romper la densa telaraña de mutuo alejamiento que enturbia las relaciones de los dos estados.

Rusia y Estados Unidos tienen una buena historia de colaboración en el bloqueo de programas en terceros países en el ámbito de las armas de destrucción masiva. Ya en los años de la guerra fría el espionaje soviético, a pesar del enfrentamiento, informó a sus colegas estadounidenses del programa nuclear de Sudáfrica, posteriormente Occidente y la URSS presionaron de forma conjunta hasta obligar a Pretoria a detener sus investigaciones. Después de la caída de la Unión Soviética, Rusia, al principio de forma diplomática y política y posteriormente tecnológicamente, organizó con la colaboración de los EEUU, el traslado de los arsenales nucleares de Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán hasta territorio ruso. En 2002 especialistas rusos y estadounidenses, como escribió el Washington Post, "dentro del desarrollo de lo que parecía una brillante operación militar", transportaron a Rusia plutonio para armamento desde Yugoslavia, donde se encontraba desde que Josif Tito intentara obtener armamento atómico. Si ahora se consiguiera un acuerdo de acciones conjuntas para la neutralización del potencial químico sirio, sería una seria confirmación de que Moscú y Washington siguen siendo líderes responsables en lo tocante a las armas de destrucción masiva.

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Algún día el mundo sera así ♥ (Reflexión) 2012

      ¿Por qué aceptamos la autoridad?


En un mundo democrático evitamos a cualquier dictador político. Pero religiosamente, todos ellos son dictadores. ¿Por qué los aceptamos?  ¿Por qué aceptamos a un intermediario de algo que él dice que conoce? Eso demuestra, señor, que dejamos de razonar. Políticamente razonamos, vemos lo importante que es ser libres, para poder hablar libremente, ser libres en todo tanto como sea posible. Pero espiritualmente jamás sentimos la necesidad de ser libres. En consecuencia, aceptamos la autoridad de cualquier fulano, zutano o mengano. He visto a intelectuales, profesores, científicos cautivados por todo este disparate. Porque ellos han razonado en un mundo científico y están cansados de razonar. Entonces piensan: “Al menos puedo sentarme y no razonar sino escuchar lo que él me dice, ser consolado, sentirme feliz; el hará todo el trabajo por mí, no tengo que hacer nada, él se encargara de conducirme por el rio”.
Esto trae a colación una pregunta muy importante: ¿Puede haber una educación en la que no haya ningún género de autoridad?

J. Krishnamurti

“Una Manera Completamente distinta de Vivir”

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