lunes, 1 de diciembre de 2014

Coloquio de Miguel Valls y Miguel Celades (las letras mayusculas y el do...

Las trampas del ego

Estar alertas al sentimiento de superioridad frente a los demás. Es la mayor pista de que nos encontramos  ante una trampa del ego.

Si piensas que es más “espiritual” ir en bici al trabajo o usar transporte público, pero luego te descubres juzgando a cualquiera que maneje un auto, estás en una trampa del ego.
Si piensas que es más “espiritual” dejar de ver televisión porque te pudre el cerebro, pero luego te descubres juzgando a quienes todavía la ven, estás en una trampa del ego.
Si piensas que es más “espiritual” evitar lecturas de chismes, periódicos o noticieros, pero luego te descubres juzgando a quienes leen esos contenidos, estás en una trampa del ego.
Si piensas que es más “espiritual” escuchar música clásica o disfrutar los sonidos de la naturaleza, pero luego te descubres juzgando a quienes escuchan música pop, corridos, reggaetón, metal y rancheras, estás en una trampa del ego.
Si piensas que es más “espiritual” hacer yoga, volverte vegano, comprar orgánico, comprar cristales sanadores, practicar reiki, meditar, vestir ropa hippi y natural y ecológica, visitar ashrams y leer libros de iluminación espiritual, asistir a mil y un cursos de terapias y sanaciones y amor y hablas de guerreros de luz y de amor, pero luego juzgas a cualquiera que no haga o crea en esas cosas, estás en una trampa del ego.
Estemos siempre alertas del sentimiento de superioridad. La superioridad santurrona y creída es la mayor pista de que estamos en una trampa del ego. El ego ama escabullirse por la puerta trasera. Tomará una idea noble, como empezar yoga y luego torcerla para sus propios fines al hacernos sentir superiores a otros; empezaremos a mirar a aquellos que no siguen nuestros “correctos” caminos espirituales. La superioridad, el juicio y la condena, eso es la trampa del ego.
Por Aquino Eloah
LA ALIMENTACIÓN… “El cuerpo-hombre-planeta-Tierra no necesita de tanto alimento: Con poco y bien balanceado puede vivir perfectamente. El hombre debe alimentarse equilibradamente. Cuando la forma-hombre fue creada en el laboratorio, la formaron con una energía más liviana y la programaron para alimentarse exclusivamente del reino vegetal. Los planetas de la realidad inferior cumplieron con esa programación, pero algunos no lo hicieron, como el planeta Tierra: experimentaron alimentos procedentes del reino animal. Esa alimentación equivocada lo llevó a la distorsión energética y a infinitas consecuencias de las que hasta hoy no puede liberarse. Muchas de las enfermedades, desgastes, deficiencias y genes mal formados derivan de esta mala alimentación. Lo peor de todo es que la energía-materia ya se acostumbró y, con ello, deformó su secuencia genética y matemática. Si todo se hubiera desarrollado dentro de los cánones universales, el hombre-planeta Tierra habría debido tener las siguientes características: sería más alto, de contextura más delgada y no tendría uñas, pelos, dientes ni intestinos; solo boca, esófago y estómago, y la eliminación se produciría por la orina.
Hasta hoy, la forma-hombre del planeta Tierra lucha para salir de la densidad y rectificar su energía. Aquellos que continúan despiertos ya están regresando a sus orígenes, alimentando adecuadamente su materia y su mente; están transformando sus cristales, devolviéndoles sutileza, claridad y perfección. La energía-forma-hombre nunca fue creada a imagen y semejanza de los animales; siempre fue especial. Cuando se alimentó inadecuadamente y empezó a imitar a los animales, se convirtió en uno de ellos y su figura se animalizó: le crecieron dientes, uñas y pelos, sus sentidos se atrofiaron, su piel se oscureció, su sangre se espesó y su masa encefálica se volvió lenta. Al comer animales, se estaba alimentando de una energía densa y de una calidad inferior; esos elementos se mezclaron con la energía-hombre, y este descendió al reino animal. EL hombre-bestia-materia prevalece aún en aquellos que viven según la zona 1 y 2. En estas dos zonas se encuentra la memoria genética de sus recuerdos: Un animal salvaje de instinto y sensación”… EL SER UNO I – Los Arcanos de Thoth.

Lección 61. Un Curso de Milagros: Yo soy la luz del mundo.

Un Curso De Milagros

Un Curso De Milagros

LECCIÓN 61

Yo soy la luz del mundo

¿Quién es la luz del mundo sino el Hijo de Dios? Por lo tanto, esto no es más que una afirmación de la verdad acerca de ti. Es lo opuesto a una afirmación de orgullo, de arrogancia o de autoengaño. No describe el concepto de ti mismo que tú has forjado. No se refiere a ninguna de las características con las que has dotado a tus ídolos. Se refiere a ti tal como fuiste creado por Dios. Expresa simplemente la verdad.
Para el ego la idea de hoy es el epítome de la auto-glorificación. Pero el ego no sabe lo que es la humildad y la confunde con la auto-degradación. La humildad consiste en aceptar el papel que te corresponde en la salvación y en no aceptar ningún otro. No es humildad insistir que no puedes ser la luz del mundo si esa es la función que Dios Mismo te asignó. Es sólo la arrogancia la que afirmaría que ésa no puede ser tu función, y la arrogancia es siempre cosa del ego.
La verdadera humildad requiere que aceptes la idea de hoy porque es la Voz de Dios la que te dice que es verdad. Éste es uno de los primeros pasos en el proceso de aceptar tu verdadera función en la tierra. Es un paso gigantesco que te conducirá al lugar que te corresponde ocupar en la salvación. Es una aseveración categórica de tu derecho a la salvación y un reconocimiento del poder que se te ha otorgado para salvar a otros.
Debes reflexionar hoy acerca de esta idea tan a menudo como puedas. Es la respuesta perfecta a todas las ilusiones y, por ende, a toda tentación. La idea de hoy lleva todas las imágenes que tú has forjado de ti mismo ante la verdad y te ayuda a seguir adelante en paz, sin agobios y seguro de tu propósito.
Hoy se deben llevar a cabo tantas sesiones de práctica como sea posible, aunque no es necesario que ninguna exceda uno o dos minutos de duración. Debes empezar cada sesión de práctica diciéndote a ti mismo:
Yo soy la luz del mundo. Ésa es mi única función.
por eso es por lo que estoy aquí.
Piensa entonces en estas afirmaciones por unos breves momentos, preferiblemente con los ojos cerrados si las circunstancias lo permiten. Deja que te vengan a la mente unos cuantos pensamientos afines y, si observas que tu mente se aparta del tema central, repite la idea de hoy para tus adentros.
Asegúrate de comenzar y finalizar el día con una sesión de práctica. De este modo, te despertarás reconociendo la verdad acerca de ti mismo, la reforzarás a lo largo del día y te irás a dormir re-afirmando tu función y el único propósito que tienes aquí. Estas dos sesiones de práctica pueden ser más largas que las demás si te resultan útiles y deseas extenderlas.
La idea de hoy va mucho más allá de la mezquina opinión que el ego tiene de ti y de tu propósito. Como portador de la salvación que eres, esto es obviamente necesario. Éste es el primero de una serie de pasos gigantescos que vamos a dar durante las próximas semanas. Trata de empezar hoy a sentar las bases para estos avances. Tú eres la luz del mundo. Dios ha edificado Su plan para la salvación de Su Hijo sobre ti.
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