martes, 28 de enero de 2014

El destino que anhelamos y el destino que tememos, están ambos dentro nuestro, listos para ser activados. Y nuestro próximo paso empezará a marcar el rumbo hacia el cual nos encaminamos.

Hoy nos interesan dos cosas: una es que nos demos cuenta de que hemos elegido dónde queremos estar, porque es algo que podemos descubrir en nuestra propia vida. La otra es comprometernos a orientar nuestras velas para dirigirnos conscientemente a donde queremos llegar.

Hoy marcamos la dirección del lugar en el que estaremos mañana. Por lo tanto, no hagas hoy lo que no quieres hacer mañana. No seas una advertencia si puedes ser un ejemplo. No conduzcas hacia el Sur si lo que quieres es llegar al Norte.

Las condiciones externas del ambiente social, político y económico existen. Pero nosotros podemos llegar al destino que queremos, así como existen el mar y el viento para el barco que navega en el océano, pero el buen capitán llega a donde quiere orientando las velas de su nave. Es decir, no se trata de cambiar todo el mundo, toda la gente y las leyes de la naturaleza. No necesitamos controlar cosas tan grandes como la fuerza del mar y la del viento; basta con decidir sobre nuestras velas y nuestro timón. Sobre nuestros pensamientos, palabras y acciones.

No comas de más si lo que quieres es perder peso. No gastes más de lo que ingresas si deseas tener finanzas saludables. No ataques a las personas si anhelas tener buenas relaciones. No continúes la inercia de tu vida si no te gusta lo que vives. Cambia lo que no te gusta, para que te demuestres que has aprendido la lección y que eres el dueño de tu vida.

Mira un poco hacia tu interior si quieres conocerte. Cuida el cuerpo en el que vives para que puedas expresarte y disfrutar durante muchos años. Dale amor a tus seres cercanos para que se sepan queridos. Da, para que te den. Siéntete cómodo con el dinero si quieres recibirlo; úsalo bien si no quieres que se aleje. Usa el fuego que hay en tu interior para encender la hoguera que quieres ver arder en tu sociedad: tus dones, tu entusiasmo, tu inteligencia y tu pasión pueden crear el mundo que deseas. Son los colores que ya posees para pintar el cuadro de la vida que quieres ver. Es tu lienzo y son tus colores: verás lo que pintes en él.

Hoy seamos conscientes de que no necesitamos hacer nada nuevo. Sólo necesitamos hacer lo que siempre hemos hecho, pero en una nueva dirección: la dirección que deseamos. Elegir conscientemente, a través de nuestros actos, el destino que deseamos.

Hoy podemos crear una nueva vida. No como quien cierra los ojos y espera que el mundo desaparezca.

Hoy podemos crear una nueva vida. Como quien sabe que tendrá un árbol de manzanas porque hoy sembró la semilla apropiada. Con absoluta certeza, porque sabemos que siempre ha sido así.

Deseamos de corazón que podamos ser quienes queremos ser, para que tengamos la vida que deseamos tener.

El Loco
Proximamente Conferencia en Marzo, DF y Guadalajara
www.tuluzinterior.com

¿Las emociones son energías-pensamientos que se albergan en nuestro cerebro o son creaciones nuestras?

Las emociones son impulsos que inducen a la reacción. Es el pensamiento que no razona: simplemente actúa. Por lo tanto, son energías-pensamientos que procrean, no crean, y lo hacen por presión, incentivo y estímulo. Este tipo de energía-pensamiento es emanada del cerebro por reacciones de conducta o por la apreciación individual de cada uno. Las energías-pensamientos emocionales afloran del cerebro por los acontecimientos primordiales del sujeto y no por el entendimiento del mismo.

Las emociones son emanaciones del cerebro que toman forma en algún momento de su vida. La emoción es el lenguaje primitivo que aún prevalece en el hombre y cuyas raíces continúan haciendo tanto mal. La interacción entre los hombres se basa totalmente en las emociones, por este motivo las energías-pensamientos no llegan a complementarse, unirse o acoplarse.


Los pensamientos divagan, fluctúan sin correlación ni semejanza, perdiéndose en el sincronismo del olvido y degenerando aun más las emociones a través de la emotividad, que ataca al sistema nervioso y lo degrada produciendo reacciones excesivas delante de algún acontecimiento, pensamiento o sensación, acaban en perturbaciones de mayor o menor alcance y en desequilibrio energético, y causan las enfermedades físicas o psicológicas que ustedes no saben explicar.

EL SER UNO III Los Seramitas el camino de regreso

LOS ANNUNAKIS Y LA CONEXIÓN CON PERÚ



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Las dos emociones

Vídeo del capítulo 13. V. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 13

Las dos emociones

Dije anteriormente que sólo puedes experimentar dos emociones: amor y miedo. Una de ellas es inmutable aunque se intercambia continuamente, al ser ofrecida por lo eterno a lo eterno. Por medio de este intercambio es como se extiende, pues aumenta al darse. La otra adopta muchas formas, ya que el contenido de las fantasías individuales difiere enormemente. Mas todas ellas tienen algo en común: son todas dementes. Están compuestas de imágenes que no se pueden ver y de sonidos que no se pueden oír. Constituyen un mundo privado que no se puede compartir. Pues únicamente tienen sentido para su hacedor, y, por consiguiente, no tienen sentido en absoluto. En este mundo su hacedor ronda solo, ya que únicamente él las percibe.
Cada cual puebla su mundo de figuras procedentes de su pasado individual, y ésa es la razón de que los mundos privados difieran tanto entre sí. No obstante las imágenes que cada cual ve jamás han sido reales, pues están compuestas únicamente de sus reacciones hacia sus hermanos, y no incluyen las reacciones de éstos hacia él. No se da cuenta, por lo tanto, de que él mismo las forjó y de que están incompletas. Pues dichas figuras no tienen testigos, al ser percibidas únicamente por una mente separada.
A través de estas extrañas y sombrías figuras es como los que no están cuerdos se relacionan con su mundo demente. Pues sólo ven a aquellos que les recuerdan esas imágenes, y es con ellas con las que se relacionan. Por lo tanto, se comunican con los que no están ahí, y son éstos quienes les contestan. Mas nadie oye su respuesta, excepto aquel que los invocó, y sólo él cree que le contestaron. La proyección da lugar a la percepción, y no puedes ver más allá de ella. Has atacado a tu hermano una y otra vez porque viste en él una sombría figura de tu mundo privado. Y así, no puedes sino atacarte a ti mismo primero, pues lo que atacas no está en los demás. La única realidad de lo que atacas se encuentra en tu propia mente, y al atacar a otros estás literalmente atacando algo que no está ahí.
Los que viven engañados pueden ser muy destructivos, pues no se dan cuenta de que se han condenado a sí mismos. No desean morir, sin embargo, no dejan de condenar. De esta manera, cada uno se aisla en su propio mundo, en el que reina el desorden y en el que lo que está adentro aparenta estar afuera. Mas no ven lo que está adentro, pues no pueden reconocer la realidad de sus hermanos.
Sólo puedes experimentar dos emociones, pero en tu mundo privado reaccionas ante cada una de ellas como si se tratase de la otra. El amor no puede residir en un mundo aparte, donde no se le reconoce cuando hace acto de presencia. Si lo que ves en tu hermano es tu propio odio, no estás viéndolo a él Todo el mundo se acerca a lo que ama, y se aleja de lo que teme. Y tú reaccionas con miedo ante el amor y te alejas de él. Sin embargo, el miedo te atrae, y tomándolo por amor, lo invitas a que venga a ti. Tu mundo privado está lleno de figuras tétricas que tú mismo has invitado, y, por lo tanto, no puedes ver todo el amor que tus hermanos te ofrecen.
Al contemplar con claridad el mundo que te rodea, no puedes sino darte cuenta de que estás sumergido en la demencia. Ves lo que no está ahí, y oyes lo que no emite sonido. Las emociones que expresas reflejan lo opuesto de lo que sientes. No te comunicas con nadie, y te encuentras tan aislado de la realidad como si tú fueses lo único que existe en todo el universo. En tu demencia pasas por alto la realidad completamente, y donde quiera que tu mirada se posa no ves más que tu mente dividida. Dios te llama, mas tú no le oyes, pues estás embebido en tu propia voz. Y no puedes ver la visión de Cristo, pues sólo te ves a ti mismo.
Criatura de Dios, ¿es eso lo que le quieres ofrecer a tu Padre? Pues si te lo ofreces a ti mismo, se loofreces a Él. Mas Él no te lo devolverá, pues no es digno de ti porque no es digno de Él. Aun así, Él quiere librarte de ello y ponerte en libertad. Su Respuesta cuerda te dice que lo que te has ofrecido a ti mismo no es verdad, pero que el ofrecimiento que Él te hizo sigue en pie. Tú que no sabes lo que haces puedes aprender lo que es la demencia y mirar más allá de ella. Se te ha concedido poder aprender a negarla y a escapar de tu mundo privado en paz. Verás todo lo que negaste en tus hermanos al haberlo negado en ti mismo. Pues los amarás y, al acercarte a ellos, los atraerás a ti al percibirlos como los testigos de la realidad que compartes con Dios. Yo estoy con ellos tal como estoy contigo, y juntos los extraeremos de sus mundos privados, pues tal como nosotros estamos unidos, así nos uniremos a ellos. El Padre nos da la bienvenida a todos con alegría, y alegría es lo que le debemos ofrecer. Pues se te ha encomendado cada Hijo de Dios a quien Dios se dio a sí mismo. Y es Dios lo que les debes ofrecer, para que puedas reconocer el regalo que Él te hizo.
La visión depende de la luz. En la obscuridad no puedes ver. Mas en la obscuridad - el mundo privado que habitas cuando duermes - ves en sueños a pesar de que tus ojos están cerrados. Ahí es donde lo que ves es obra tuya. Con todo, si abandonas la obscuridad dejarás de ver todo lo que hiciste, pues verlo depende de negar la visión. Sin embargo, negar la visión no quiere decir que no puedas ver. Mas eso es lo que hace la negación, pues mediante ella aceptas la demencia, al creer que puedes construir un mundo privado y gobernar tu propia percepción. Mas para esto, la luz tiene que ser excluida. Cuando ésta llega, no obstante, los sueños se desvanecen y entonces puedes ver.
No intentes alcanzar la visión valiéndote de los ojos, pues tú mismo inventaste tu manera de ver para así poder ver en la obscuridad, y en eso te engañas. Más allá de esta obscuridad, pero todavía dentro de ti, se encuentra la visión de Cristo, Quien contempla todo en la luz. Tu "visión" emana del miedo, tal como la Suya emana del amor. El ve por ti, al ser tu testigo del mundo real. El es la manifestación del Espíritu Santo, y lo único que hace es contemplar el mundo real, invocar a sus testigos y acercártelos. Cristo ama lo que ve en ti, y Su deseo es extenderlo. Y no retornará al Padre hasta que haya extendido tu percepción de forma que incluya al Padre. Y allí acaba la percepción, pues Él te habrá llevado consigo de vuelta al Padre.
Sólo puedes experimentar dos emociones. Una la inventaste tú y la otra se te dio. Cada una de ellas representa una manera diferente de ver las cosas, y de sus correspondientes perspectivas emanan dos mundos distintos. Ve a través de la visión que se te ha dado, pues a través de la visión de Cristo Él se contempla a sí mismo. Y al ver lo que Él es, conoce a Su Padre. Más allá de tus sueños más tenebrosos Él ve en ti al inocente Hijo de Dios, resplandeciendo con un fulgor perfecto que tus sueños no pueden atenuar. Y esto es lo que verás a medida que veas todo a través de Su visión, pues Su visión es el regalo de amor que Él te hace, y que el Padre le dio para ti.
El Espíritu Santo es la luz en la que Cristo se alza revelado. Y todos los que desean contemplarlo lo pueden ver, pues han pedido luz. No lo verán a Él solo, pues tal como ellos no están solos, Él tampoco lo está. Al ver al Hijo, ascendieron con Él hasta el Padre. Y todo esto lo entenderán porque miraron en su interior, más allá de la obscuridad, y al ver el Cristo en ellos lo reconocieron. En la cordura de Su visión se contemplaron a sí mismos con amor, y se vieron tal como el Espíritu Santo los ve. Y con esta visión de la verdad que mora en ellos, toda la belleza del mundo vino a resplandecer sobre ellos.
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