Cuando voluntariamente o no, comenzamos a percatarnos de que existe toda la información que necesitamos pero que está oculta detrás de situaciones, objetos, sueños y personas, es que vamos empezando a vislumbrar todo un universo conectado entre sí
por Claudia Chirino
No acostumbramos a vivir desde lo intuitivo, solo seguimos la linealidad de los sentidos concretos y tangibles que nos llevan a consecuencias lógicas para nuestra mente.
Cuando voluntariamente o no, comenzamos a percatarnos de que existe toda la información que necesitamos pero que está oculta detrás de situaciones, objetos, sueños y personas, es que vamos empezando a vislumbrar todo un universo conectado entre sí, trama de la cual nosotros también formamos parte del decorado.
Los sueños forman parte de nuestro gran mundo inconsciente y ellos comparten la información del colectivo también, es decir, que son nuestros y a la vez de todos. Eso nos hace pensar que cuando les desoímos o les restamos importancia estamos a la vez recortando y censurando los grandes mensajes que provienen de ese tu mundo en sombras.
Si seguimos las pistas y quitamos espacio a lo que la mente nos dicta es posible que el sonido de un pájaro te lleve a la placita de tu barrio de la infancia, a ese sueño que acariciabas a los 15 y que regresa ahora aunque nunca se fue.
Te sugiero que abras las puertas y las ventanas a lo que se siente desde lo intuitivo, ese canal que tenemos disponible y que nos enseñaron a ignorar por no seguir la linealidad de lo coherente y previsible.
Sigue las pistas y yo sigo las mías, en cada calle, en cada pequeño accidente, en cada susurro del viento.
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