miércoles, 16 de abril de 2014

Promiscuidad religiosa
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Ningún credo tiene aquello que podríamos llamar “la verdad”. Hay que dejarse acariciar por todos los textos sagrados y tomar lo mejor de cada religión.

Por Nicolas Tamayo

Las religiones son solo sistemas de creencias, sin embargo son muy útiles. Contienen, perpetúan y propagan una sabiduría que de otro modo se perdería. Claro que hay que saber buscar para encontrar lo verdaderamente valioso entre tanto dogma.
Dedicarse al estudio y práctica de una religión exclusiva es como vivir en una gran biblioteca y solo leer un libro. Debemos ser religiosamente promiscuos, tomar lo mejor de todas sin fanatizarse con ninguna.
Ningún credo tiene aquello que podríamos llamar “la verdad”. Del mismo modo, ninguno de nosotros sabe que es verdaderamente cierto, sino que solo podemos acceder parcialmente a algunas partes de un todo que quizás sea infinito. Por esto es que debemos experimentarlas todas, así encontraremos que cada creencia tiene algo que enseñarnos. Hay que dejarse acariciar por todos los textos sagrados.
Comprender esta promiscuidad religiosa como algo útil y sagrado podría ser la base de una consolidada tolerancia entre credos. Mi sistema de creencias es válido, útil y bello, igual que el tuyo.
Que nuestra religión sean todas las religiones, seamos infieles a los dogmas y conoceremos el éxtasis que produce una buena dosis de lujuria religiosa.
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La infancia encadenada... Día Mundial contra la Esclavitud Infantil.

El 16 de abril es el "Día Internacional contra la Esclavitud Infantil", un día duro, triste, oscuro, demoledor. Como lo son las cifras de diferentes organismos internacionales, que nos hablan de más de millones de vidas robadas a niños que son convertidos en mercancía y mano de obra barata, un mapa de esclavitud que mancha nuestro mundo de un confín a otro, y no solo no deja de ser actualidad, sino que continua una linea ascendente.
Y el gran problema es que en muchos países es un uso consentido, sino tolerado, y en otros en los que ponemos el grito en el cielo cuando escuchamos testimonios e historias sobre el tema, parece que nos hemos acostumbrado al sufrimiento, a la existencia de este tipo de aberraciones. No parece nuestro problema, no es algo que nos afecte. ¡Y que equivocados estamos!, si tan solo hace poco más de un siglo que en España eran noticia, titulares como el que os traigo:
"Los niños no trabajarán más de ocho horas"
"13 de marzo de 1900. Las cortes han aprobado una ley, remitida por el ministerio de Gobernación, por la que se prohíbe trabajar a los
menores de ambos sexos que no hayan cumplido los diez años. Serán admitidos al trabajo los mayores de diez y menores de catorce, por tiempos que no excederán de seis horas diarias en las industrias, ni de ocho en los comercios; en ambos casos, los descansos no serán inferiores a una hora", Noticia recogida en Crónica del siglo XX de Plaza Janes.
¡Qué benévolos eramos no!, ocho horas como jornada laboral para un niño de diez años, bueno si era en una fábrica seis, y siendo justos con un descanso de una hora. ¿Quién no tiene hijos o sobrinos de esa edad?, ¿los imagináis trabajando en una fábrica? Seguro que no, y eso que este es uno de los testimonios más suaves que podemos encontrar; lo que nuestros ojos se niegan a ver porque es demasiado doloroso para hacerse participe de ello es lo que os dejo a continuación.
Son historias como las de...
Mohammad Faisal, con tan solo 12 años tiene dos trabajos para dar de comer a su familia en Bangladesh. Primero reparte periódicos y después conduce un minibús.
Bala, como toda su familia, trabaja en una fábrica. Con ocho años pasa el día entero haciendo ladrillos para poder comer, pese a que apenas logran juntar cuatro euros al día entre todos.
Farras Khan Shinwari, también trabaja en una fábrica de ladrillos, en Pakistán. Aunque él es de Afganistán, país que tuvo que abandonar como refugiado. Su jornada de 12 horas diarias es recompensada con menos de un euro, y además junto a él trabajan sus hermanitos de 2 y 3 años, por su poco peso son los encargados de dar la vuelta a los ladrillos en el secadero, para que estos no se deformen.
Ajad y Marukh no recuerdan lo que es jugar, porque aunque ahora tienen ya 10 años, llevan trabajando en la industria de la seda desde los 5 en Ramanagaram, en la India.
Lintang, un genio de las matemáticas, hijo de un pescador, que recorría casi cien kilómetros al día en su bicicleta para poder asistir al escuela. Se levantaba a las cuatro de la mañana para poder llegar a tiempo, y a menudo se veía obligado a atravesar zonas pantanosas infectadas de cocodrilos. Con la muerte de su padre tuvo que abandonar la escuela para hacerse cargo de toda su familia, siendo solo un niño.
"Hemos de tener grandes sueños, grandes sueños, Boi, y es en la escuela donde iniciamos ese camino. No abandones, Boi. No abandones jamás... Tenemos que continuar con nuestra educación para que nuestros hijos no tengan que ir a una escuela como esta, para que no seamos tratados de un modo injusto" Lintang.
Esclavitud Infantil
Pomabhai es un chico de 12 años, que trabaja con su hermana en la industria de la seda; no puede asistir a la escuela como sus dos hermanos menores, ya que el sueldo de camarero de su padre no les da para comer.
El último testimonio que he elegido es el un niño muy especial, Iqbal Masih, que fue entregado por sus padres cuando tenía cuatro años para saldar una deuda familiar, unas 600 rupias (12 dólares), que además se iban incrementando por los intereses, de forma que casi era imposible de amortizar. Hablamos de la práctica del "plaishgee", según la cual las familias entregaban a sus hijos para que saldasen las deudas contraídas, a cambio de su trabajo, por el que percibían un misero salario, lo que les ataba a su patrón hasta que se hubiesen restituido la cantidad adeudada.
El pequeño heroe, Iqbal Masih.
Son las cuatro de la mañana y como cada día Iqbal se levanta para acudir al taller, allí pasará 15 horas encadenado a un telar tejiendo alfombras. Y aún tiene que estar contento, porque su patrón actual al menos no le maltrata y le da palizas. El dolor de sus piernas es insorpotable, tanto que le impide dormir, tiene 10 años y por estatura aparenta ser un niño de 6. Algún día será libre y podrá acudir a la escuela y empezar Primaria, ese es su sueño.
Esclavitud Infantil
Mientras él trabaja, nada sabe de que la Corte Suprema acaba de prohibir el "plaishgee", y de que el Bhatta Mazdoor Mahaz (BMM) lucha por defender los derechos de los trabajadores, casi esclavos de los patronos de las fábricas. Pero el destino si quiere saber de él, y así será como al BMM, fundado por Ehsan Khan en 1967, que acabará convirtiéndose en el Frente de liberación del trabajo forzado (BLLF), en un mitín de esa organización. Esta organización acabará consiguiendo saldar la deuda de la familia y enviar a Iqbal a la escuela.
Un mundo nuevo que se abre ante él que devora con entusiasmo, determinación y una convicción fuera de lo normal. Porque lejos de olvidar lo vivido y enterrarlo bajo mil llaves en su corazón, este pequeño héroe se acabará convirtiendo en un líder infantil que denuncia las condiciones laborales y abusos que padecen miles de niños. Convirtió su sufrimiento y dolor en una lección de vida, en un testimonio de denuncia.
Fue uno de los protagonistas del documental que da nombre al post de hoy, "La infancia encadenada", donde daba testimonios tan valientes como cuando dijo...
“Ahora no tengo miedo, es mi patrón quien me tiene miedo” Iqbal Masih.
Traspasó fronteras, viajó a Suecia, a Boston donde recibió el galardón "Reebok de los Derechos Humanos" y adquirió una notoriedad que le puso en el punto de mira de aquellos que veían peligrar su rentable forma de vida a costa de la esclavitud de sus trabajadores. Y si recordáis a nuestra valiente Malala Yousafzai, la candidata más joven al Premio Nobel de la Paz, que enmudeció a la ONU defendiendo el derecho que cualquier niño a recibir una educación tras sufrir un intentó de asesinato a manos de los talibanes (ver su historia). Podéis imaginar el final que le esperaba a nuestro valiente Iqbal, fue asesinado por múltiples disparos un 16 de abril de 1995 cuando apenas contaba con 12 años, y desde entonces se recuerda en este día, la lucha contra la esclavitud infantil que tan valientemente defendió nuestro pequeño héroe.
“Hoy, ustedes son libres y yo también” Iqbal Masih.
Dijo Roland Angener que nueve años de estudios pueden dar a una persona herramientas para transformar su vida e incluso sacarla de la pobreza, y sin embargo a niño como Iqbal, Lintang, Bala, Mohammad, Pomabhai, Ajad, Marurkh o Farras, se les encadena a jornadas interminables de trabajo en condiciones de absoluta esclavitud, negándoles cualquier oportunidad de futuro.
Tenemos que devolver lo que nunca fue nuestro, ni lo será jamás, porque...
"Un niño no es una propiedad, no solo forma parte como ser individual de nuestra sociedad, sino que representa su futuro. Dí ‪#‎noalaesclavitud‬"
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¿Por qué Rusia vendió Alaska a los Estados Unidos?

5 de abril de 2014 Gueorgui Manáiev, RBTH
En 1867 Rusia vendió el territorio de Alaska a los Estados Unidos por 7,2 millones de dólares. Sólo en los primeros cincuenta años de propiedad, los norteamericanos obtuvieron ganancias cien veces superiores al valor de la compra. ¿Cómo dejaron perder las autoridades zaristas un bocado tan apetitoso? RBTH examina la enmarañada historia de la venta de Alaska.
¿Por qué Rusia vendió Alaska a los Estados Unidos?
En 1867 los norteamericanos pagaron 7, 2 millones de dólares por un enorme territorio lleno de hielo y morsas. Fuente: Alamy / Legion Media
La petición de adhesión de Alaska a Rusia, publicada en el sitio web de la Casa Blanca, ha recogido ya más de 35.000 firmas. Son muchos los que todavía creen que los norteamericanos robaron Alaska a Rusia, que la alquilaron y no la devolvieron a sus dueños, pero, contrariamente a los mitos populares, la transacción fue justa y ambas partes tenían razones de peso para llevarla a cabo.
En el siglo XIX la Alaska rusa era un centro de comercio internacional. En su capital, Novoarjánguelsk (actual Sitka), se vendían telas chinas, té e incluso el hielo que se utilizaba en los EE UU antes de que se inventaran los frigoríficos. Se construyeron barcos y fábricas, se extraía carbón. Ya entonces se tenía conocimiento de los numerosos yacimientos locales de oro. Vender algo así parecía una locura.
A los comerciantes rusos les atraía de Alaska el marfil de morsa, cuyo precio no era inferior al de elefante, y las preciosas pieles de nutria de mar que obtenían gracias al trueque con los aborígenes. Estas actividades estaban concentradas en manos de la Compañía Ruso-Americana (conocida por sus siglas en ruso, RAK). La dirigían personas valientes, empresarios rusos del siglo XVIII, viajeros atrevidos y estraperlistas. Todos los yacimientos de Alaska pertenecían a la compañía, que podía alcanzar de manera independiente contratos comerciales con otros países, contaba con bandera y moneda propia, los 'marcos de cuero'. Los privilegios se los concedió a la compañía el gobierno zarista que no sólo cobraba unos altísimos impuestos sino que entre los accionistas de la RAK también figuraban zares y miembros de su familia. 
El Pizarro ruso
El 'gobernador principal' de los asentamientos rusos fue un comerciante de gran talento llamado Alexander Baránov. Construyó escuelas y fábricas y enseñó a los aborígenes a plantar nabos y patatas. 
 Alexander Baránov.  Fuente:GettyImages/Fotobank
Construyó una fortaleza y un astillero y extendió la práctica de la pesca de las nutrias de mar. Baránov se hacía llamar el 'Pizarro ruso' y se encariñó de Alaska no sólo por razones económicas sino de corazón: su mujer era la hija de un caudillo aleutiano.
Con Baránov la Compañía Ruso-Americana gozaba de unos ingresos cuantiosos: ¡más del 1000% de beneficios! Pero cuando, ya anciano, se apartó del negocio, su puesto fue ocupado por el teniente comandante Gagermeister, que trajo un nuevo equipo de empleados y accionistas procedentes de círculos militares. Desde entonces, según un decreto oficial, la compañía sólo podían dirigirla oficiales de la Marina. Los siloviks, antiguos miembros de los servicios de seguridad, se hicieron con el poder de una empresa ventajosa, pero sus acciones llevaron la compañía a la quiebra. 
Vil metal
Los nuevos propietarios se asignaron salarios astronómicos: oficiales subalternos percibían 1.500 rublos al año (un sueldo comparable a los de los ministros y senadores) y el jefe de la compañía, 150.000 rublos. Por otro lado, los precios de las pieles compradas por la población local se redujeron a la mitad. Como resultado, durante las dos décadas siguientes los esquimales y aleutianos exterminaron a casi todas las nutrias, privando a Alaska de su recurso más lucrativo. Los aborígenes cayeron en la miseria y empezaron a sublevarse, levantamientos que los rusos sofocaban abriendo fuego contra las aldeas ribereñas con sus buques de guerra.
Los oficiales trataron de encontrar otras fuentes de ingresos. Fue entonces cuando empezaron a comerciar con hielo y té, alternativas que los empresarios no consiguieron organizar de manera sensata, pero los directivos ni siquiera pensaron en ponerse salarios más bajos. Finalmente a la Compañía Ruso-Americana le acabaron asignando una dotación gubernamental de 200.000 rublos al año. Pero esto tampoco la salvó.
En ese mismo periodo estalló la guerra de Crimea, en la que Rusia combatió contra Inglaterra, Francia y Turquía. Luego quedó claro que el país no sería capaz de abastecer y proteger a Alaska: las vías marítimas estaban controladas por los barcos de los aliados. Incluso la perspectiva de la extracción del oro empezó a no verse clara.
 
El cheque de 7,2 millones de dólares con el que los estadounidenses realizaron la compra de Alaska. Fuente: Getty Images / Fotobank
Temían que una Inglaterra hostil pudiera bloquear Alaska y entonces Rusia se quedase sin nada.
A pesar de la creciente tensión entre Moscú y Londres, las relaciones con las autoridades norteamericanas eran cordiales, y la idea de vender Alaska surgió casi de forma simultánea por parte de ambos lados. El barón Eduard de Stoeckl, enviado por Rusia a Washington, entabló las negociaciones en nombre del zar junto con el secretario de Estado norteamericano William Seward.  
La bandera rusa no quería bajarse
Mientras las autoridades se ponían de acuerdo, la opinión pública de ambos países se oponía a la transacción.
“¿Cómo vamos a entregarles tierras en cuyo desarrollo hemos invertido tanto tiempo y esfuerzo, donde se abrieron minas de oro y líneas telegráficas?”, escribían los periódicos rusos. “¿Para qué necesita América ese cofre de hielo y 50.000 esquimales salvajes que beben aceite de pescado para desayunar?”, se  escandalizaba la prensa norteamericana con el apoyo del senado y el congreso.
Pero, con todo, el 30 de marzo de 1867, se firmó en Washington el contrato de venta de 1,5 millones de hectáreas de posesiones rusas a Estados Unidos por 7.200.000 dólares, una suma de dinero puramente simbólica. No se vende tan barato ni siquiera las tierras yermas de Siberia. Pero la situación era crítica: incluso podían quedarse sin percibir esa cantidad.
La transferencia oficial de las tierras se celebró en Novoarjánguelsk. Tropas estadounidenses y rusas se apostaron junto a un mástil del que empezaron a arriar la bandera de Rusia después de una salva de cañones. Pero la bandera se enredó en la parte superior del mástil. Un marinero que se encaramó a la bandera la arrojó y por casualidad cayó directamente sobre las bayonetas rusas. ¡Una mala señal! Después de esto los norteamericanos empezaron a requisar los edificios de la ciudad, que fue rebautizada con el nombre de Sitka. Varios centenares de rusos, decididos a no aceptar la ciudadanía norteamericana, fueron obligados a evacuar a bordo de barcos mercantes y no pudieron volver a sus casas hasta pasado un año.
No tardó mucho en llegar la fiebre del oro de Klondike al 'cofre de hielo': este frenesí de inmigración en pos de prospecciones auríferas aportó a Estados Unidos cientos de millones de dólares. Una lástima, por supuesto. Pero quién sabe cómo serían las relaciones entre las principales potencias del mundo si Rusia no se hubiera librado en su momento de una región problemática y deficitaria, de la cual sólo podían obtener ingresos comerciantes talentosos y audaces, pero de ningún modo oficiales de la Marina.
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LA PAZ INTERIOR

Uno de los objetivos más elevados en el viaje de la Página de la Vida es conseguir transmitir las herramientas para alcanzar la paz; la paz interior, “la paz que supera toda comprensión”.

Pero uno de nuestros primeros descubrimientos cuando emprendemos el camino de la superación es la guerra que mantenemos con nosotros mismos. Nos enfadamos por nuestros errores; estamos resentidos por nuestras debilidades; nos resistimos a hacer realidad nuestras aspiraciones más elevadas. Queremos progresar en todas las áreas de la vida, pero no nos gusta su precio.
La resolución de estos conflictos estriba en el discernimiento de “lo que es” y ello nos lleva ineludiblemente a la Paz Interior.
La Paz Interior. Vivir conociendo esta cualidad profunda, aunque sutil, es estar tan bien sintonizado con el poder espiritual de la compasión y del amor que seamos contados entre los más próximos a vivir la plenitud de sus posibilidades Divinas. Pero ¿qué es esta paz personal e interior? Y ¿cómo podemos encontrarla?

La paz personal es ese sentido interior, etéreo, de bienestar emocional y espiritual, esa tranquilidad profunda que nos llega cuando somos capaces de desconectarnos de los pensamientos inquietantes, inútiles o amenazantes, y alcanzar a comprender la realidad de “lo que es”.

La paz personal subjetiva, pero muy real, es el sentimiento bien fundado y de unión que tenemos cuando nos liberamos de las preocupaciones, el sufrimiento, el dolor, el estrés y el miedo y somos conscientes de las incontables maravillas que nos ofrece la vida.
La paz interior es el conocimiento de que todo está bien, la compresión de que el Ser Universal lo tiene todo bajo control, aun cuando nuestro mundo parezca a punto de explotar. Nos llega cuando nos apartamos mental, emocional y espiritualmente, y a veces físicamente, de los embrollos mundanos, de los conflictos o de nuestras responsabilidades mal comprendidas.

La paz interior se convierte en una realidad cuando trasladamos nuestro centro desde los problemas que no podemos resolver hasta una visión más elevada de compresión del porque. Trascendemos. En este traslado, dejamos caer la tristeza y las preocupaciones. La dicha que queda es la paz.

Si queremos recorrer con éxito el camino que nos lleva a la paz interior, tendremos que desmontar algunos de los obstáculos personales que nos atenazan; el miedo al futuro y las lamentaciones por el pasado no son más que los primarios. El viaje completo a la paz interior significa que también tenemos que superar los baches de la envidia, los desvíos de la impaciencia, las calles sin salida de la terquedad y los puentes helados de la rigidez. Pero debemos viajar. El viaje hacia la paz personal no se realiza en un coche aparcado.

¿El camino de la paz? Pasa por la meditación trascendental o la oración en meditación, que es una disciplina olvidada y mal comprendida. La meditación en oración es una manera excelente de desarrollar la conciencia aumentada en todas las áreas de la vida. Pero es fundamental para alcanzar la paz interior y para conservarla.
Cuando nos atrapan las preocupaciones, o las actitudes de ataque o defensa, estamos desertando, en la práctica, de nuestras posibilidades de alcanzar ese bienestar. La persona que está bien no está en casa. Por ejemplo, podemos estar conduciendo, rabiosos por el tráfico, y perdernos por completo la hermosa puesta de sol. En lugar de verla, nos centramos en escenas interiores de preocupación y de miedo.

La meditación y la meditación en oración nos ayudan a trasladar nuestra atención al momento presente y al control de nuestra mente y de nuestro espíritu. Nos vuelve a traer a casa. Podemos soltar nuestras preocupaciones y estar abiertos y conscientes de la presencia divina. No conocemos otro medio más eficaz para conseguir la paz interior. Destinar un rato cada día a esta actividad será el mejor de los remedios para todos los males que acechan al hombre actual.

Los avatares de la vida cotidiana consumen un esfuerzo enorme. Los conflictos interiores agotan nuestros recursos. Se pierde la paz. Nos quedamos tan inmersos en la resolución de esta guerra interior que nos queda poca energía para hacer en el mundo algo más que ir tirando. Y existen momentos en los que incluso ir tirando es difícil.
El problema no es que falte energía, aunque nos sintamos cansados y fatigados. Tenemos la energía. El problema es que ésta está fragmentada. Necesitamos claramente encontrar una base firme para nuestro bienestar interior. La Paz Personal es esa base.
De modo que declaramos una tregua interior. Nos permitimos momentáneamente retirarnos de la batalla encarnizada. Nos tomamos un tiempo de sosiego. Somos conscientes de nuestras batallas y de nuestro agotamiento
Esta conciencia nos sitúa en una encrucijada decisiva. Uno de los caminos conduce de nuevo a la batalla. El otro conduce al distanciamiento, a la liberación y a la paz interior.
El camino de la reflexión y la meditación nos lleva a una nueva perspectiva. Nos damos cuenta de que nuestros conflictos interiores no son eternos. Pero no debemos mantenernos distanciados de nuestro deber de obrar. La energía que alimentó antes nuestra encarnizada batalla interna puede ser utilizada ahora para vivir creativamente. Con la práctica, nos volvemos centrados y serenos. Nuestra energía emocional y espiritual se dispara entonces hasta las nubes. Y estamos preparados, recargados, renovados para prestar servicio a nuestro mundo.
La paz personal engendra energía. Nuestro incremento eficaz de energía física y espiritual es consecuencia de nuestro descubrimiento de la paz interior. Y su empleo más efectivo significa que tenemos menores probabilidades de derrochar sus preciosos recursos en preocupaciones, lamentaciones, culpabilidades e indecisiones. Éste es un paso de gigante hacia la paz interior al nivel espiritual más elevado.

Cuando avanzamos por el camino de la paz interior ésta nos ayuda a convertirnos en verdaderos pacificadores; pero no en el sentido habitual de resolver las contiendas de otras personas o de otros pueblos. Por el contrario, nos convertimos en pacificadores cuando producimos la serenidad en nuestras almas. Entonces nos llenamos de un poder positivo, de un espíritu que nos carga de energía. Y cuando esa energía se utiliza para el bien, aumenta. Satisfará todas nuestras necesidades, y fluirá para ayudar a otros.

Creemos que la paz interior, que la paz personal es la energía vibrante que puede curar al mundo, que puede producir la paz entre las naciones. Creemos que la paz interior, la paz personal, puede traer al mundo una armonía duradera.

En realidad, los actos sencillos son las cosas que cambian nuestras vidas y nuestro mundo. La búsqueda consciente de la paz es uno de ellos. Si nos tomamos en serio la búsqueda de la paz interior nos convertiremos en libertadores.
Liberemos, renovemos.

http://www.proyectopv.org

Él deseo de deshacerte de la paz

Vídeo del cap. 19. IV. A. Un Curso de Milagros


Un Curso De Milagros

Capítulo 19

A. El primer obstáculo:
Él deseo de deshacerte de la paz

El primer obstáculo que la paz debe salvar es tu deseo de deshacerte de ella. Pues no puede extenderse a menos que la conserves. Tú eres el centro desde donde ella irradia hacia afuera, para invitar a otros a entrar. Tú eres su hogar: su tranquila morada desde donde se extiende serenamente hacia el exterior, aunque sin abandonarte jamás. Si la dejases sin hogar, ¿cómo podría entonces morar dentro del Hijo de Dios? Si la paz se ha de diseminar por toda la creación, tiene que empezar contigo, y desde ti extenderse a cada hermano que llame, y llevarle descanso por haberse unido a ti.
¿Por qué querrías dejar a la paz sin hogar? ¿Qué es lo que crees que tendría que desalojar para poder morar contigo? ¿Cuál parece ser el costo que tanto te resistes a pagar? La pequeña barrera de arena todavía se interpone entre tu hermano y tú. ¿La reforzarías ahora? No se te pide que la abandones sólo para ti. Cristo te lo pide para Sí Mismo. Él quiere llevar paz a todo el mundo, mas ¿cómo lo podría hacer, sino a través de ti? ¿Dejarías que un pequeño banco de arena, un muro de polvo, una aparente y diminuta barrera se interpusiese entre tus hermanos y la salvación? Sin embargo, este diminuto residuo de ataque que todavía tienes en tanta estima para poder usarlo contra tu hermano, es el primer obstáculo con el que la paz que mora en ti se topa en su expansión. Este pequeño muro de odio todavía quiere oponerse a la Voluntad de Dios, y mantenerla limitada.
El propósito del Espíritu Santo se encuentra en paz dentro de ti. Mas aún no estás dispuesto a dejar que se una a ti completamente. Todavía te opones un poco a la Voluntad de Dios. Y esa pequeña oposición es un límite que quieres imponerle a toda ella. La Voluntad de Dios es una sola, no muchas. No tiene opuestos, pues aparte de ella no hay ninguna otra. Lo que todavía quieres conservar detrás de tu pequeña barrera y mantener separado de tu hermano parece ser más poderoso que el universo, pues da la impresión de restringir a éste y a su Creador. Y lo que este pequeño muro pretende es nublar el propósito del Cielo y mantenerlo oculto de él.
¿Rechazarías la salvación que te ofrece el dador de la salvación? Pues en eso es en lo que te has convertido. De la misma manera en que la paz no podría alejarse de Dios, tampoco podría alejarse de ti. No tengas miedo de este pequeño obstáculo, pues no puede frenar la Voluntad de Dios. La paz fluirá a través de él, y se unirá a ti sin impedimentos. No se te puede negar la salvación. Es tu meta. Aparte de eso no hay nada más que elegir. No tienes ninguna meta aparte de la de unirte a tu hermano, ni ninguna aparte de aquella que le pediste al Espíritu Santo que compartiese contigo. El pequeño muro se derrumbará silenciosamente bajo las alas de la paz. Pues la paz enviará a sus mensajeros desde ti a todo el mundo, y las barreras se derrumbarán ante su llegada con la misma facilidad con la que superará aquellas que tú interpongas.
Vencer al mundo no es más difícil que superar tu pequeño muro. Pues en el milagro de tu relación santa - una vez libre de esa barrera - se encuentran todos los milagros. No hay grados de dificultad en los milagros, pues todos ellos son lo mismo. Cada uno supone una dulce victoria de la atracción del amor sobre la atracción de la culpabilidad. ¿Cómo no iba a poder lograrse esto dondequiera que se emprendiese? La culpabilidad no puede levantar barreras reales contra ello. Y todo lo que parece interponerse entre tu hermano y tú tiene que desaparecer por razón de la llamada que contestaste. Desde ti que respondiste, Aquel que te contestó quisiera llamar a otros. Su hogar reside en tu relación santa. No trates de interponerte entre Él y Su santo propósito, pues es también el tuyo. Permítele, en cambio, que extienda dulcemente el milagro de vuestra relación a todos los que están incluidos en dicho milagro tal como fue concedido.
Reina un silencio en el Cielo, una feliz expectativa, un pequeño respiro lleno de júbilo en reconocimiento del final de la jornada. Pues el Cielo te conoce bien, tal como tú lo conoces a él. Ninguna ilusión se interpone entre tu hermano y tú ahora. No pongas tu atención en el pequeño muro de sombras. El sol se ha elevado por encima de él. ¿Cómo iba a poder una sombra impedir que vieses el sol? De igual modo, las sombras tampoco pueden ocultar de ti la luz en la que a las ilusiones les llega su fin. Todo milagro no es más que el final de una ilusión. Tal fue la jornada; tal su final. Y en la meta de verdad que aceptaste, a todas las ilusiones les llegará su fin.
El insignificante y demente deseo de deshacerte de Aquel que invitaste y expulsarlo, no puede sinogenerar conflicto. A medida que contemplas el mundo, ese insignificante deseo, desarraigado y flotando a la deriva, puede posarse brevemente sobre cualquier cosa, pues ahora no tiene ningún propósito. Antes de que el Espíritu Santo entrase a morar contigo parecía tener un magno propósito: la dedicación fija e inalterable al pecado y a sus resultados. Ahora deambula sin rumbo, vagando a la deriva, causando tan sólo mínimas interrupciones en la llamada del amor.
Este minúsculo deseo, esta diminuta ilusión, este residuo microscópico de la creencia en el pecado, es todo lo que queda de lo que en un tiempo pareció ser el mundo. Ya no es una inexorable barrera a la paz. Su vano deambular hace que sus resultados parezcan ser más erráticos e impredecibles que antes. Sin embargo, ¿qué podría ser más inestable que un sistema ilusorio rígidamente organizado? Su aparente estabilidad no es otra cosa que la debilidad que lo envuelve, la cual lo abarca todo. La variabilidad que el pequeño residuo produce indica simplemente cuán limitados son sus resultados.
¿Cuán poderosa puede ser una diminuta pluma ante las inmensas alas de la verdad? ¿Podría acaso oponerse al vuelo de un águila o impedir el avance del verano? ¿Podría interferir en los efectos que el sol veraniego produciría sobre un jardín cubierto de nieve? Ve con cuánta facilidad se puede levantar y transportar este pequeño vestigio para no volver jamás. Despídete de él con alegría, no con pesar, pues de por sí no es nada ni significaba nada cuando la fe que tenías en su protección era mayor. ¿No preferirías darle la bienvenida al cálido sol veraniego en lugar de poner tu atención en un copo de nieve que está derritiéndose, y tiritar pensando en el frío invernal?
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El hundimiento del sistema monetario fiduciario occidental podría haber comenzado. China, Rusia y la aparición de las monedas respaldadas e...