Y es que es así: supone un poco de esfuerzo pero en ese esfuerzo nunca estamos solos, Dios nos acompaña y muchas veces es Él quien carga la mayor parte (sin decírnoslo) y así nos deja creer que los "protagonistas" somos nosotros.
Y también pensé en las virtudes que son como el gimnasio de nuestra vida interior. Cuando las repetimos una y otra vez se convierten en hábitos buenos y es porque siempre tenemos a un entrenador tan bueno como Jesús echándonos porras.
Jorge Enrique Mújica, LC | www.google.com/ +JorgeEnriqueMújicaLC
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