La esencia misma de la meditación consiste en caminar por el filo de la navaja del ahora, estar tan plenamente, tan completamente en el presente que ningún problema o sufrimiento, nada que no sea quien eres en esencia, pueda sobrevivir en ti.
Aceptar cualquier cosa que contenga el momento presente como si la hubieras elegido. Trabajar siempre a favor del momento presente, no contra él. Hacer del presente tu amigo y aliado, no tu enemigo. Esto transforma milagrosamente la vida.
Transitando entre las llamas, el fuego del sufrimiento se convierte en la luz de la conciencia. A la larga el sufrimiento destruye el ego…, pero no hasta que suframos conscientemente. Cuando se acepta el sufrimiento, hay una aceleración del proceso, provocada por el hecho de que se sufre conscientemente. En medio del sufrimiento consciente está ya la transmutación. Se necesita decir si, aceptar el sufrimiento para poder trascenderlo. La verdadera libertad y el final del sufrimiento estriban en vivir como si hubieras elegido deliberadamente cualquier cosa que sientas o experimentes en este momento.
Este alineamiento interno con el Ahora es el final del sufrimiento
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