Ahora vamos a hablar de lo que hace el Sol y que no se ve, o no se entiende, en nuestra comunidad científica. Primero, el Sol es un ser consciente, como lo es la Tierra, o lo son cualquiera de los planetas del sistema solar. Alberga vida, pero vida de niveles evolutivos que no somos capaces ni de imaginar. El Sol para este tipo de seres no es el Sol que nosotros vemos y, por lo tanto, hay un cierto tipo de vida consciente que no tiene ningún problema en usar estrellas, como la nuestra, como “campo base” para su evolución y aprendizaje, como nosotros usamos la Tierra para la nuestra.
Esta vida consciente, trabaja mucho más en consonancia y en colaboración con la entidad-consciencia solar (yo suelo llamarle el logos solar, cuestión de terminología), para el mantenimiento del resto de la vida, a todos los niveles, en el sistema que rige.
El Sol es, además, un gran acumulador energético de información. Prácticamente todo lo que nos llega en forma de energía consciente desde el centro de la galaxia o desde cualquier otra zona de la misma, suele ser acumulado y retenido por el Sol, y luego reenviado a los diferentes cuerpos planetarios en la forma que ya conocemos, de luz y erupciones solares, que no son otra cosa que la manifestación física que nosotros vemos de un “envío de información urgente”, saliendo disparado de la oficina de correos (el Sol) hacia sus destinatarios (los diferentes cuerpos del sistema solar).
Esta vida consciente, trabaja mucho más en consonancia y en colaboración con la entidad-consciencia solar (yo suelo llamarle el logos solar, cuestión de terminología), para el mantenimiento del resto de la vida, a todos los niveles, en el sistema que rige.
El Sol es, además, un gran acumulador energético de información. Prácticamente todo lo que nos llega en forma de energía consciente desde el centro de la galaxia o desde cualquier otra zona de la misma, suele ser acumulado y retenido por el Sol, y luego reenviado a los diferentes cuerpos planetarios en la forma que ya conocemos, de luz y erupciones solares, que no son otra cosa que la manifestación física que nosotros vemos de un “envío de información urgente”, saliendo disparado de la oficina de correos (el Sol) hacia sus destinatarios (los diferentes cuerpos del sistema solar).
Es en estas llamaradas o erupciones solares, donde todos aquellos seres que “viven” en él (a falta de mejor término), programan, preparan y codifican los diferentes paquetes de información que son luego transmitidos hacia el interior del sistema solar. El hecho de que nosotros solo veamos el estallido electromagnético de plasma saliendo de la fotosfera, la capa más superficial de la atmósfera solar, por no estar en el nivel evolutivo y frecuencial donde podríamos percibir lo que realmente va en esas llamaradas, nos impide ver la codificación energética y la información que es enviada hacia las diferentes conciencias planetarias, y niveles de vida en su interior, en cada una de las erupciones
Por David Topi.
Pilar Zubillaga
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