jueves, 17 de julio de 2014

Espiritualidad Mestiza
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Lo único que puede ayudarnos como humanidad es una integración verdadera. Un esfuerzo a mirar la cara del otro, su dignidad y su camino recorrido.  Y honrarlo a pesar también de sus torpezas.
por Gabriel Ojeda M 

Algunos “blancos” de América que se creen blancos por vivir al modo occidental o por tener ojos verdes y pelo medianamente rubio, a pesar de claros símbolos de raza indígena en su sangre buscan o más bien anhelan sus orígenes “nobles” en Europa, como quien espera volver a la pureza. Así mismo algunos indígenas mestizos, niegan su sangre procedente de Europa instalándose dentro de lo indígena con fuerza, negando a su vez su aspecto de origen occidental.
En este proceso motivado por el miedo se está cerrando la puerta a que surja algo nuevo, un nuevo germen, nunca antes visto, que reposa en nuestra herencia genética, genealógica y cultural y que yo llamo espiritualidad mestiza y que podría ser el origen del fin de la estupidez de nuestro tiempo.
Una mezcla de chamanismo indio y chamanismo europeo, atravesado por la presencia de chamanismo africano muy presente en toda América. Chamanismo entendido como amor por la sabiduría instintiva, primordial y esencial del ser humano que es la que nos puede acercar al verdadero entendimiento de la vida y la felicidad ya que la razón no lo logró y si casi nos lleva al desastre total.
Tengo la convicción de que lo único que puede ayudarnos como humanidad es una integración verdadera. Un esfuerzo a mirar la cara del otro, su dignidad y su camino recorrido.  Honrarlo a pesar también de sus torpezas y validarlo. Tratar de comprender su modo y en ese proceso que pide mucho del individuo, construir la espiritualidad, la economía, la religión, la educación que queremos para el mañana.
Creo que una cultura nueva sin religiones procedentes de occidente y sin relecturas de las viejas civilizaciones indígenas de América es posible si nos embarcamos hacia lo desconocido, cuyo primer tramo del viaje comienza por reconocer el rostro ajeno. No quiere decir que no podamos tomar los orígenes como referente pero siempre mirando al frente creando un espacio nuevo, que es donde puede surgir lo bueno, lo desconocido.
De la mano de la sabiduría pereene, no solamente hacia una aceptación de las diferencias sino también contribuyendo a sanar las heridas que aún no se han curado y que nos mantiene disociados como cultura y sociedad en el ámbito del conocimiento y del acceso a él. Parece que aún no hemos entendido que ninguna cultura tiene acceso al conocimiento absoluto. En mi experiencia personal he visto como algunos psicólogos le restan valor a la medicina tradicional indígena y así mismo he visto chamanes incapaces de tratar ciertos males de sus pacientes por desconocer aspectos que la metagenealogía ya tiene resueltos.
Más allá de toda la barbarie que haya podido ocurrir que nos obligó a unos y a otros a refugiarnos en nosotros mismos y en lo conocido, ocurrió un importantísimo encuentro de culturas y sabidurías “se unió el mundo conocido y si no superamos ese narcisismo cultural nos estamos perdiendo de algo tan valioso como podría ser una medicina que si cure.

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