viernes, 4 de diciembre de 2015

Salvador Freixedo
UN EJEMPLO MODERNO DE LA INGERENCIA DE LOS DIOSES
Hemos estado hablando de la manipulación mental a la cual la humanidad ha estado sometida a través de las religiones en tiempos pasados. Hoy mostraremos cómo en tiempos modernos este control continúa, no solo por los credos clásicos, sino por los que han seguido apareciendo, como es el caso de los mormones, cuyo nombre oficial es Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
En este caso no se trata de hechos difuminados por el paso de los siglos –tal como sucedía con los hebreos y aztecas—sino de un hecho casi contemporáneo nuestro y perfectamente documentado e incluso notarizado. De él podemos tener menos dudas que de otros muchos que son admitidos como históricos.
Joseph Smith era un pobre y humilde campesino, que allá por el año 1823 vivía en el estado de Nueva York, cerca de la actual ciudad de Elmira. Un día, cuando se hallaba dedicado a la oración, mientras hacía un alto en su labor de arada en la heredad paterna, vio cómo delante de él tomaba forma una figura luminosa que dijo ser el ángel Moroni. Este ser siguió apareciéndosele en días sucesivos y lo fue instruyendo acerca de lo que en el futuro debería hacer, sobre todo, en relación con sus ideas religiosas, que quería que fuese diseminando entre sus familiares y vecinos.
El ángel Moroni le dijo que le iba a entregar una especie de tablas de oro escritas en caracteres antiguos –que él le enseñaría a descifrar— en las que estaba escrita la historia antigua de los pueblos llegados de Europa y que habían habitado Norteamérica, y las creencias que tanto él como sus seguidores deberían adoptar en adelante.
El misterioso ser cumplió su palabra y un buen día le dijo que debajo de cierta piedra, en el campo, encontraría las tablas o láminas de oro; que podía llevárselas durante un tiempo para traducirlas y dárselas a investigar a peritos para que atestiguasen su existencia. Así lo hizo J. Smith, y no solo en una sino en dos ocasiones se levantó acta ante notario y más de diez testigos, de la existencia y pormenores de dichas tablas, describiéndolas en detalle en cuanto a peso, forma y número de ellas y su contenido.
En ambos testimonios escritos –que se guardan como algo sagrado en el templo central de la Iglesia mormona en UTA—, se hace constar que dichas tablas fueron examinadas por expertos y especialistas en metales y que todos estuvieron de cuerdo en que eran de oro puro, y que si se hubieran de cotizar según el precio corriente del metal, tendrían un gran valor.
Tal como le había dicho “el ángel”, y una vez traducidas, Joseph Smith las colocó en el sitio donde le había dicho su celestial confidente, y ya nunca más las volvió a ver. El contenido de dichas tablas es lo que constituye la mayor parte de las “sagradas escrituras” de la iglesia mormona, puestas por escrito en “El libro del mormón”, que puede ser adquirido en cualquier librería.
Asegurado el joven campesino en sus creencias con todas las apariciones, de las que no podía tener duda alguna, y auxiliado por todas las personas que fueron igualmente testigos de estos y otros hechos paranormales, comenzó extender su nueva religión.
Posteriormente veremos cómo en el movimiento religioso de Joseph Smith se cumple una de las leyes a las que los dioses se atienen cuando lanzan una nueva religión: en este caso particular, se la entroncó con el ya existente movimiento o pensamiento cristiano, aunque se le hizo tomar un nuevo rumbo “renovador”, desde el punto de vista de los mormones, pero “herético” desde la ortodoxia cristiana.
Sin embargo, lo que ahora nos interesa y el objeto principal de haber traído a colación el caso de los mormones, es la circunstancia de las pruebas completas y demostrables desde un punto de vista estrictamente histórico, del hecho de la aparición de un ser extrahumano a un mortal, al que adoctrina abundantemente acerca de creencias y ritos; creencias y ritos que, a pesar de las muchas dificultades que le pusieron a J. Smith los creyentes de otras religiones, él logró sacar adelante su iglesia mormona, en la actualidad firmemente establecida en el medio-oeste los EE.UU. y con una fuerza expansionista superior a la mayoría de las religiones tradicionales y clásicas. Sus misioneros pueden ser vistos en casi todas las grandes y medianas ciudades de todas las naciones del mundo.
Existe una gran semejanza entre lo que le sucedió a J. Smith y lo que les ha ocurrido a muchos otros seres humanos; no solo a famosos fundadores o reformadores de religiones, sino a simples mortales, cuyos casos nunca fueron reconocidos y ni siquiera conocidos. Por muchos años me resistí a admitir la realidad de muchas de esas apariciones, sobre todo, de aquellas que se daban fuera del seno del cristianismo, debido a la cerrada formación religiosa que había recibido en mi familia y, más tarde, dentro de la orden jesuítica. En la actualidad, estoy convencido de que muchas de las apariciones que la gente dice haber tenido, poseen algún grado de objetividad. No solo eso, sino que estoy convencido de que estas intromisiones directas y visibles de los dioses en las vidas de los humanos, se dan también fuera del contexto religioso, bajo otros nombres y en marcos que no tienen nada que ver con lo religioso: por ejemplo, bajo la forma de “espíritus guías”, “maestros ascendidos” o “seres desencarnados” que, por desgracia, encuentran a muchos ingenuos que están dispuestos a creerles todas las mentiras y mensajes que suelen contar.
Joseph Smith tiene también su leyenda negra: fue acusado de ser maestro masón, farsante, embaucador y pederasta. Pero aunque todo esto fuera cierto, no le restaría importancia o veracidad al hecho. Hace muchos años escribí esta frase, que anda regada por ahí: “Los contactos, cuanto más mienten, cuanto más disparatan, y cuanto más se contradicen, más pruebas dan de ser auténticos contactos”. Y lo sigo pensando cincuenta años después.
---
Pie de foto: Josph Smith recibiendo la visita del ángel Moroni.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Noticias del Mundo

El hundimiento del sistema monetario fiduciario occidental podría haber comenzado. China, Rusia y la aparición de las monedas respaldadas e...