domingo, 10 de septiembre de 2023

 ¿Por qué nos negamos a aprender cosas nuevas?

 Aunque nos cueste trabajo creerlo, los seres humanos tenemos resistencias a aprender sobre todo cuando tenemos mayor edad o cuando contamos en nuestro haber cognitivo un gran bagaje de conocimiento, que nos ubica en un buen posicionamiento social e intelectual.

¿Cuáles son estos enemigos del aprendizaje?

 

 1. Incapacidad de declarar ignorancia

Nos da vergüenza decir “no sé”. ¿Qué pensarán de mí?  Nos cuesta reconocer que hay cosas que no sabemos creyendo que deberíamos saber.

Para poder aprender hace falta una declaración de ignorancia. La ignorancia no es lo opuesto al aprendizaje, es el "umbral del aprendizaje"

2. Querer tener todo claro, todo el tiempo

Cualquier momento de confusión o incertidumbre es evitado a toda costa.

No estar abierto a admitir que para llegar a saber pasamos por el no saber y que para llegar a la luz hay trechos de oscuridad.

 3. El fenómeno de la ceguera cognitiva

Cuando no sabemos que no sabemos.

No reconocer lo nuevo como nuevo.

Esto es más de lo que yo ya se… Es lo mismo a… 

 4. Vivir juzgando todo, todo el tiempo

El hábito de la crítica constante.  Una predisposición constante a ver lo negativo.

 5. No considerar las emociones en el aprendizaje

Algunas emociones nos predisponen a aprender (asombro, alegría, aceptación) y otras nos cierran (arrogancia, enojo, vergüenza)

El aprendizaje ocurre a partir de la apertura emocional.

 6. No incluir el cuerpo en el aprendizaje

Creer que aprender es un proceso puramente mental, se menosprecia lo corporal.

Vergüenza corporal.

Lo que el cuerpo graba, la mente no olvida.

 7. La gravedad

Creer que el aprendizaje debe ser muy serio, que lo simple no sirve, olvidarse de jugar. Tomarse los errores a la tremenda.

Incorporar la liviandad y la alegría en el aprender, la diversión y el permiso de equivocarse.

Es parte del proceso.

 8. La trivialidad

No se toma nada en serio, se escapa con las bromas.

 9. Adicción a las respuestas

Nos hicimos adictos a tener la “respuesta  correcta”.

Se quieren formulas y respuestas cerradas.

 10. No asignarle prioridad al aprendizaje (No tengo tiempo)

Soy víctima de la vorágine cotidiana y el mundo no me deja aprender. No me muestro responsable frente al aprendizaje.

Adquirir maestría lleva tiempo (10 mil hs. de práctica)

 11. No dar autoridad a nadie para que me enseñe

A partir de nuestra declaración de ignorancia el segundo paso implica encontrar un maestro. Cuando declaramos a alguien como nuestro maestro, le otorgamos confianza y autoridad  reconociendo su mayor capacidad de acción. A veces nos posicionamos en lugares donde nadie alcanza para enseñarnos.

12. No puedo aprender dado quien soy… ¡Soy Así!

Nos consideramos demasiado grandes o demasiado chicos. O pensamos que determinado aprendizaje no es para nosotros dado  la persona que somos. Esto es muy complicado para mí. Yo no puedo, etc. Estas son algunas de las declaraciones que nos impiden abrirnos al aprendizaje de lo nuevo.

13. Confundir aprender con tener información

Si la información no se traduce en capacidad de acción el proceso ocurre solo en el cerebro y no se puede reflejar en resultados.

Sabe de tenis, pero no sabe jugar al tenis. Sabe de compasión pero no es compasivo.


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