Un Curso De Milagros
Capítulo 4
LAS ILUSIONES DEL EGO
Introducción
La Biblia dice que si un hermano te pide que camines con
él una milla, que le acompañes dos. Ciertamente no
sugiere que le retrases en su viaje. Tu dedicación a un
hermano no puede tampoco retrasarte a ti. Sólo puede conducir
a un progreso mutuo. El resultado de una dedicación genuina es
la inspiración, palabra que, si se entiende correctamente, es
lo opuesto a la fatiga. Estar fatigado es estar des-animado, mas
estar inspirado es estar en el espíritu. Ser egocéntrico
es estar des-animado, mas estar centrado en Sí Mismo, en el
buen sentido de la expresión, es estar inspirado o en el
espíritu. Los verdaderamente inspirados están
iluminados y no pueden morar en las tinieblas.
Puedes hablar desde el espíritu o desde el ego,
según elijas. Si hablas desde el espíritu es que has
decidido acatar las palabras "Detente y reconoce que yo soy
Dios". Éstas son palabras inspiradas porque reflejan
conocimiento. Si hablas desde el ego estás renegando del
conocimiento en vez de ratificándolo, y, por lo tanto, estás
desanimándote. No te embarques en viajes inútiles, pues
ciertamente no llevan a ninguna parte. Puede que el ego los desee,
pero el espíritu no puede emprenderlos porque nunca está
dispuesto a apartarse de sus Cimientos.
El viaje a la cruz debería ser el último
"viaje inútil". No sigas pensando en él, sino
dalo por terminado. Si puedes aceptarlo como tu último viaje
inútil, serás libre también de unirte a mi
resurrección. Hasta que no lo hagas, estarás
desperdiciando tu vida, ya que ésta simplemente seguirá
siendo una repetición de la separación, de la pérdida
de poder, de los esfuerzos fútiles que el ego lleva a cabo en
busca de compensación y, finalmente, de la crucifixión
del cuerpo o muerte. Estas repeticiones continuarán
indefinidamente hasta que voluntariamente se abandonen. No cometas el
patético error de "aferrarte a la vieja y rugosa cruz".
El único mensaje de la crucifixión es que puedes
superar la cruz. Hasta que no la superes eres libre de seguir
crucificándote tan a menudo como quieras. Éste no es el
Evangelio que quise ofrecerte. Tenemos otro viaje que emprender, y si
lees cuidadosamente las lecciones que aquí se ofrecen, éstas
te ayudarán a prepararte para emprenderlo.
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