LECCIÓN 338 - 4 de diciembre
Sólo mis propios pensamientos pueden afectarme.
1. Con este pensamiento basta para dejar que la salvación arribe a todo el mundo. 2 Pues es el pensamiento mediante el cual todo el mundo por fin se libera del miedo. 3 Ahora cada uno ha aprendido que nadie puede atemorizarlo, y que nada puede amenazar su seguridad. 4 No tiene enemigos, y está a salvo de todas las cosas externas. 5 Sus pensamientos pueden asustarlo, pero, puesto que son sus propios pensamientos, él tiene el poder de cambiarlos sustituyendo cada pensamiento de miedo por un pensamiento feliz de amor. 6 Se crucificó a sí mismo. 7 Sin embargo, Dios planeó que Su Hijo bienamado fuese redimido.
2. Padre mío, sólo Tu plan es infalible. 2 Todos los demás fracasarán. 3 Y tendré pensamientos que me asustarán hasta que aprenda que Tú ya me has dado el único Pensamiento que me conduce a la salvación. Sólo mis propios pensamientos fracasarán, y no me llevarán a ninguna parte. 5 Mas el Pensamiento que Tú me diste promete conducirme a mi hogar, porque en él reside la promesa que Tú le hiciste a Tu Hijo.
Sólo mis propios pensamientos pueden afectarme.
1. Con este pensamiento basta para dejar que la salvación arribe a todo el mundo. 2 Pues es el pensamiento mediante el cual todo el mundo por fin se libera del miedo. 3 Ahora cada uno ha aprendido que nadie puede atemorizarlo, y que nada puede amenazar su seguridad. 4 No tiene enemigos, y está a salvo de todas las cosas externas. 5 Sus pensamientos pueden asustarlo, pero, puesto que son sus propios pensamientos, él tiene el poder de cambiarlos sustituyendo cada pensamiento de miedo por un pensamiento feliz de amor. 6 Se crucificó a sí mismo. 7 Sin embargo, Dios planeó que Su Hijo bienamado fuese redimido.
2. Padre mío, sólo Tu plan es infalible. 2 Todos los demás fracasarán. 3 Y tendré pensamientos que me asustarán hasta que aprenda que Tú ya me has dado el único Pensamiento que me conduce a la salvación. Sólo mis propios pensamientos fracasarán, y no me llevarán a ninguna parte. 5 Mas el Pensamiento que Tú me diste promete conducirme a mi hogar, porque en él reside la promesa que Tú le hiciste a Tu Hijo.
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