Cuando se activa la respuesta de estrés por una amenaza real o evocada, el organismo se inunda de una cascada de sustancias químicas paradarnos un montón de energía, «despertando» momentáneamente el cuerpo y ciertas regiones del cerebro para que nos centremos en los Tres Grandes. Es una experiencia muy adictiva porque es como tomarse un expreso triple: durante unos momentos nos sentimos muy «excitados».
Con el tiempo, sin darnos cuenta nos volvemos adictos a nuestros problemas, circunstancias adversas o relaciones poco sanas de nuestra vida. Mantenemos estas situaciones para alimentar nuestra adicción
a las emociones de supervivencia y poder así recordar ese alguien que creemos ser. Nos encanta sentir el torrente de energía generado por nuestros problemas. Además, asociamos este subidón emocional con cada persona, cosa, lugar y experiencia del mundo exterior que nos resulta conocido y familiar.
"deja de ser tú" Dr. Joe Dispenza
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