lunes, 3 de febrero de 2014

Las enfermedades, los dolores, la pobreza, etc. Existen como indicaciones poderosas de que algo no está bien y debe ser transformado o abandonado. Algo debe ser corregido. Es decir, los dolores muy grandes no son sino agentes que buscan persuadirnos de que hay algo que soltar. Si te hiere o te profana, suéltalo. El mensaje es claro.

El objetivo de este texto es invitarte a que te desprendas de lo que te lastima.

Y a que no tengas miedo de hacerlo. Sabe que no necesariamentesufrirás. El sufrimiento será únicamente un indicador de cuán apegado estabas a lo que ultrajaba (casi todo aquello de lo que te tienes que desprender es interno, o tiene sus bases en un estado interior). Sabe que puedes liberarte de tu sufrimiento sólo con renunciar al apego que tienes por aquello que te lastima.

Con sólo renunciar a nuestro apego podríamos liberarnos de nuestro dolor y minimizar, o incluso anular, el dolor del desprendimiento.

Lo único que necesitamos es soltar. Elegiremos la forma, si podemos, o aceptaremos la más viable, si no; pero se mantendrá siendo verdad el hecho de que lo único que necesitamos para liberarnos del mal fue renunciar al apego que tenemos por lo que nos causa daño. Lo único que necesitamos es soltar.

Sufrimos porque abrazamos el sufrimiento. O porque abrazamos las causas del sufrimiento que, sintiéndose placenteras en el presente, nos atan irremisiblemente a una desdicha futura.

Decidiendo soltar el sufrimiento o sus causas, nos liberaremos de él.

Renunciemos al daño, dejando de abrazar a este indigno compañero de viaje. Y en su lugar estará listo el gozo, recibiéndonos con los brazos abiertos.

Sin apego por lo que no es bueno para nosotros. Sin miedo al desprendimiento.

Lo único que necesitamos para ser libres, es soltar.

El Loco
sacredmadness@hotmail.com
www.tuluzinterior.com

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